Aunque mucho se ha dicho sobre los estragos que el tabaquismo causa a la salud humana, es poco lo que se ha hablado sobre el impacto que este vicio pueda tener sobre el medio ambiente. Y en realidad, el daño es muy elevado.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estudió el tema durante años y compiló sus resultados en el primer informe Tabaco y su Impacto Ambiental. En este análisis, se explora el impacto que tiene el tabaquismo desde el momento en el que se preparan los suelos para comenzar el cultivo de las hojas de tabaco, hasta que una persona bota la última colilla del cigarrillo.
También se revisaron las secuelas en salud y las muertes que este hábito provoca.
Este informe se lanzó con motivo del Día Mundial del No Fumado, que se celebra cada 31 de mayo.
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"El tabaco es una amenaza para todos", comentó, en un comunicado de prensa, Margaret Chan, directora general de la OMS.
"El tabaco exacerba la pobreza, reduce la productividad económica, contribuye que los cultivos de comida pierdan calidad y contamina el aire", añadió.
Douglas Bettcher, director del departamento de prevención de enfermedades crónicas de la OMS, agrega: "estudiar el impacto que tiene el fumado para el medio ambiente es vital, pues la afectación también daña la salud de nuestros alimentos, del agua y nuestra calidad de vida".
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Desde antes de la siembra
El impacto negativo del tabaquismo en el planeta comienza antes de su cultivo. Cada año, se siembran 7,5 millones de toneladas métricas de hojas de tabaco al año. Solo en China (país a la cabeza de los sembradíos) se producen 3,2 millones de toneladas métricas. Le siguen Brasil e India.
Estos sembradíos constituyen 4,3 millones de hectáreas en 124 países. Este proceso ha llevado a una de las grandes deforestaciones que la Tierra ha experimentado: desde 1970 se han perdido 1.500 millones de hectáreas de bosques, lo que ha elevado en un 20% los gases de efecto invernadero.
El uso de agua para los sembrados es otro tema que preocupa a las autoridades de la OMS, pues por año se utilizan unos 40 millones de galones para mantener los cultivos.
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A esto se le debe sumar las consecuencias de los pesticidas. Los fertilizantes de las siembras de tabaco absorben más nitrógeno, fósforo, potasio y otros nutrientes que los usados para otros cultivos, lo que deja la tierra muy debilitada y causa un mayor impacto sobre la salud del campesino, que además tiene malas condiciones salariales y de trabajo.
"La industria tabacalera daña el ambiente en formas que van mucho más allá del humo que los cigarrillos llevan al aire. Los suelos sufren mucho. Desde el inicio al final, el ciclo del tabaco enferma al planeta", destacó Oleg Chestnov, asistente de la dirección general de la OMS.
"El problema no es solo de quienes fuman o de quienes trabajan en ello. Es de toda la Tierra", añadió.
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Proceso contaminante
Una vez que las hojas de tabaco crecieron y se desarrollaron, pasan a un proceso de "curado", en el que se seca la hoja para poder elaborar los distintos productos (cigarrillos, tabaco para pipa, tabaco para mascar).
En muchos lugares esto se realiza a través del humo generado por grandes fogatas o chimeneas. Para ello se necesita gran cantidad de madera.
Cada año, el proceso de curación consume 11,4 millones de toneladas métricas de madera. Esto quiere decir que por cada 300 cigarrillos se necesita un árbol completo para la fase de curación.
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"Este es un proceso que no se conoce en muchas partes del mundo, pero cuyo impacto ambiental debe analizarse para tener una idea clara del estado de situación. La deforestación para permitir el curado impacta en la fertilidad del suelo, en las fuentes de aguas cercanas y en la cantidad de aire puro para respirar", aseveró en un comunicado de prensa Ahmad Muktar, economista de la OMS.
Al formar cada cigarrillo
En el mundo 560 fábricas producen 6,25 billones de cigarrillos y otros productos de tabaco al año.
Solo en esta fase, anualmente se generan 8,76 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono (CO2). Como comparación, las 13 fábricas más contaminantes del 2015 produjeron, entre todas, 10 millones de toneladas de CO2.
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Asimismo, las compañías son las causantes de 10 millones de toneladas de desechos.
A esto se le deben sumar dos millones de toneladas de papeles, cartones, aluminio, tintas y plástico que se desechan como "sobros" a la hora de empacar el producto.
Como si fuera poco, cada año se utilizan 6,4 billones de litros de agua en la producción de los diferentes productos del tabaco.
"Los daños no son del todo claros. Hay muchos países en donde el hermetismo de las tabacaleras impedía conseguir datos y había que buscar otros modos. Sin embargo, con los que tenemos podemos darnos una idea de un problema que va muchísimo más allá del cáncer de pulmón", manifestó Vera Luiza Da Costa, secretaria en jefe de la OMS.
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Traslado y consumo
Para que los cigarrillos lleguen al consumidor final se requiere de camiones, buses, aviones, barcos, etcétera y todo esto tiene un impacto para el ambiente. Aunque no hay datos completos en este rubro, se lograron comprobar 882.000 toneladas métricas de CO2, algo que según el informe se queda corto.
Probablemente los daños del fumado que más se han estudiado y difundido, son los que tienen que ver con la salud humana. Las cifras son conocidas: cada cigarrillo contiene más de 7.000 sustancias tóxicas, 50 de ellas cancerígenas; además el tabaquismo está ligado a un mayor riesgo de 13 tipos de cáncer y de infarto al miocardio.
El hábito, además, se relaciona con siete millones de muertes anuales en todo el mundo y el gasto de los estados en la atención médica para los fumadores superan los $2,4 billones al año (unos ¢1.267 millones).
El aire del planeta también entra en agonía. Así, el humo exhalado al fumar produce –anualmente– 2,8 millones de toneladas métricas de CO2, 47.000 toneladas métricas de nicotina y de 3.000 a 6.000 toneladas métricas de formaldehído (sustancia química utilizada en industrias y que está relacionada con alergias).
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Al llegar al basurero
La cadena de secuelas del tabaquismo no finaliza con el último "jalón" de un cigarro. La cantidad basura generada por las "chingas" y las cajetillas en donde se almacena el producto asciende a 680 millones de kilogramos.
"Ya vimos que no es solo un asunto de salud. Es un tema de impacto ambiental. Ahora toca a los gobiernos de cada país actuar. Informar de estos datos y buscar formas para que se reduzca el consumo (clínicas de cesación de fumado, advertencias gráficas en los paquetes de cigarrillos, subir los impuestos a los productos del tabaco)", concluyó el reporte.