¿Por qué el tiburón tigre (Galeocerdo cuvier), un depredador por excelencia, ha perdido la timidez y ahora se acerca con mayor libertad a los buzos de la Isla del Coco? ¿Qué ha cambiado para los individuos de esta especie que en la actualidad se dejan ver más por los humanos y hasta interactúan con ellos?
Con esa y otras interrogantes, científicos del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar), de la Universidad de Costa Rica (UCR), se sumergieron en las aguas de ese parque nacional –maravilla natural del mundo–, para explicarse el comportamiento de estos animales.
El estudio lo detonó un episodio ocurrido en la isla el 1° de diciembre de 2017, en el que una turista norteamericana de apellido Bhandari, de 49 años, murió atacada por un tiburón tigre mientras buceaba en el sector conocido como Manuelita.
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“Los buceadores y touroperadores nos comentan que ahora es más común que el tiburón tigre empiece a curiosear con la gente, a nadar más cerca, a aproximarse un poco más. Entonces, puede ser que ya estén perdiendo ese miedo, porque a ellos les da miedo la gente”, aseguró Mario Espinoza, biólogo especializado en ecología y comportamiento de tiburones del Cimar.
Los porqués de la indagación
Según comentó Espinoza, son varias las motivaciones para querer comprender la forma de comportarse de estos depredadores acuáticos, cuyo nombre responde al patrón de rayas que adorna su piel.
Una de las razones del estudio está relacionada con el incidente de la extranjera, y es la necesidad de mejorar los protocolos de seguridad para los buzos que visitan la isla, ya sea por recreación, o porque son investigadores.
“Estamos tratando de generar datos que puedan dar un poco más de seguridad a los guardaparques y touroperadores de que hay zonas en la isla donde, tal vez, hay más tiburones tigre, u horas del día en que se reúnan en ciertos sitios. Si empezamos a saber ese tipo de información, podemos generar mejores recomendaciones acerca de dónde bucear y dónde no y en qué época es mejor mantenerse alejado”, continuó el científico.
Según comentó Espinoza, los accidentes de ese tipo en los que se ven involucrados buzos son poco comunes, puesto que estos animales muy rara vez atacan a las personas estando en las profundidades marinas.
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Lo usual es que lo hagan con bañistas o surfistas, pues los confunden con las tortugas marinas de las que se alimentan cuando las ven en la superficie.
Otro de los motivos de la investigación para conocer a esta especie, pero más enfocada en la ciencia, es saber datos básicos sobre ella. Por ejemplo, cuántos hay, de qué se alimentan, cuánto tiempo viven ahí, si visitan la isla solo por temporadas, qué tanto se desplazan, hacia dónde, entre otros aspectos.
Balance en el ecosistema
Lo cierto, enfatizó el especialista, es que quienes visitan la isla reportan cada vez más avistamientos de tiburones tigre, y esa frecuencia y nivel de interacción que están entablando con los humanos es digno de investigarse.
Lo es también la necesidad de conocer más y mejor a una especie cuyo rol es preponderante en el ecosistema.
“Son buenas noticias que haya tiburones tigre, son buenas noticias que la población esté aumentando. Es un depredador muy importante en la Isla del Coco. Posiblemente, de los pocos depredadores tope, es decir, los que tienen el papel de controlar la abundancia de otros tiburones y de otras especies grandes”, afirmó el biólogo.
¿De qué manera cumplen esa función de regular el hábitat? Al alimentarse de tiburones más pequeños que ellos, evitan el crecimiento desmedido de esas poblaciones y, con esto, garantizan la supervivencia de otros animales marinos más pequeños, los cuales, en otras circunstancias, terminarían devorados producto de la sobrepoblación de tiburones de todo tipo.
Minucioso estudio
Para empezar a medir las características de los tiburones tigre, el equipo de científicos estudia más de 100 fotografías, las cuales han recibido por parte de touroperadores, surfistas y fotógrafos quienes visitan la isla con regularidad.
Además, se apoyan con imágenes captadas por una serie de cámaras remotas, las cuales fueron colocadas a mediados del 2017 a lo largo del litoral Pacífico, con el fin de estudiar la salud de los ecosistemas locales.
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“Si tenemos una buena foto donde salga el costado del tiburón, con su patrón corporal de manchas, y tenemos la primera aleta dorsal, entonces metemos eso al programa y empezamos a ver la base de datos de imágenes, a ver qué corresponde con qué. Incluso, ya hemos podido identificar individuos únicos”, afirmó Mendoza.
Voraz depredador
El tiburón tigre es uno de los depredadores acuáticos más grandes del mundo; puede llegar a medir hasta siete metros de largo, mientras que los punta blanca, que son de los más pequeños, no sobrepasan los 1,5 metros.
Hay tiburones más grandes que el tigre. Por ejemplo, el blanco, que es de aguas frías. Se encuentra, sobre todo, en el hemisferio sur. Este puede llegar a medir hasta ocho metros.
El tiburón tigre es caracterizado por sus hábitos alimenticios. Además de otros tiburones y tortugas marinas, consume rayas y polluelos de aves migratorias. Sin embargo, durante sus primeros años de vida, su dieta se basa en peces.
Al ser un depredador tope, se encuentra en la cima de la cadena alimenticia y, por lo tanto, no es alimento para otras especies.
De ahí que se le apode “el basurero del mar”, porque en el estómago de algunos de estos individuos se han encontrado hasta llantas.
Se trata de una especie solitaria, independiente, a diferencia de otras como el tiburón martillo, que se desplaza en cardúmenes de cien especímenes.