Cassiopea es una hembra de tiburón martillo que mide 2,5 metros y está embarazada.
Así emprendió un viaje de 700 kilómetros durante 14 días, a un ritmo de 50 kilómetros por día para llegar desde la Isla Darwin, en las Galápagos, en Ecuador, hasta la Isla del Coco, en Costa Rica.
Esta travesía no es extraña ni ajena, es realizada cada año por varias hembras preñadas de la especie Sphyrna lewini. Ellas buscan llegar a bahías de manglares donde dan a luz a sus crías.
Sin embargo, esta es la primera vez que un equipo de científicos monitorea el paso de un embarazo en esta especie marina.
“Entender mejor las migraciones reproductivas que se dan cada año en los tiburones martillo es vital para informar de la urgente necesidad de conservación de esta especie, cuyas poblaciones se están declinando en el Trópico Pacífico Este”, indicó, en un comunicado, Pelayo Salinas de León, científico marino de la Fundación Charles Darwin.
El proceso
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Cassiopea fue “marcada” en febrero pasado en una expedición de dos semanas que científicos de la Fundación Charles Darwin hicieron a la Isla Darwin. Allí se le colocó un transmisor satelital para darle monitoreo a cada punto exacto en su ruta.
De esta forma, se determinó que Cassiopea primero nadó hacia el norte de la Isla Darwin por un lapso cercano a diez días, y luego se movió hacia el este para encontrarse con las aguas cercanas a la Isla del Coco.
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Sin embargo, el viaje aún no termina.
“De la Isla del Coco debe viajar otros 700 kilómetros aproximadamente hasta llegar a la costa donde dará a luz en bahías de manglar”, manifestó Salinas.
Para el científico, este viaje solo le produce admiración por la especie.
“Imaginen tener nueve meses de embarazo en los que estás gestando a unas 20 o 30 crías, tener que nadar más de 1.500 kilómetros y además esquivar carnadas y redes de pesca. ¡Y luego nadar de regreso!”, afirmó.
El equipo de Salinas indicó que para evitar mayores peligros de esta especie, que ya está bajo amenaza, es vital proteger este tracto para que puedan tener de forma segura a sus crías.
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Entre los dos puntos estudiados existe una ruta que comprende alrededor de 800 kilómetros entre la Isla del Coco y las Islas Galápagos, y que es un importante corredor marino para la conservación de especímenes altamente migratorios como tiburones, ballenas, rayas y tortugas marinas.
Lo anterior se determinó gracias a otro estudio del 2018, una investigación coordinada por la Fundación Pacífico con el objetivo de identificar las especies que transitan por ese trayecto, así como cuantificar su distribución y abundancia y conocer la diversidad de sus depredadores.