Tinka Plese trabaja con Fundación Aiunau , organización colombiana que se dedica a la rehabilitación de animales silvestres para su liberación en los bosques tropicales.
Desde 1996 hasta 2014, este centro de rescate atendió 970 animales entre perezosos, osos hormigueros y armadillos. A la fecha, se han liberado más de 300 ejemplares de distintas edades.
Para Plese, a los animales no se les olvida su instinto, tampoco el bosque. Por eso, aboga por una conservación con compasión, concepto que combina elementos de biología y bienestar animal.
“Hay que dejar que la fauna silvestre se exprese y su comportamiento dependerá de la actitud de uno”, comentó Plese, quien aclaró que las acciones por tomar dependerán de cada caso.
Gorda, así le llamó a una perezosa que, tras ocho años en cautiverio, logró rehabilitarse y liberarse tras seis meses de atención.
“Aunque llegó a esa casa aún siendo una bebé y viviendo en un rincón por ocho años como mascota, a la Gorda nunca se le olvidaron sus comportamientos naturales y tan pronto se le dio la oportunidad, se expresó”, expresó Plese, quien agregó: “Al momento de la liberación, esa perezosa –y a pesar de sus antecedentes– en ningún momento dudó. Salió derechito para arriba, a la copa del árbol”.
Sobre este caso y sobre el tema de la rehabilitación de fauna silvestre, la experta conversó con La Nación durante su visita al país.
Plese participó como expositora en el Primer Congreso de Rescate, Rehabilitación y Liberación de Fauna Silvestre, organizado por los centros de rescate Kids Saving the Rainforest y Proyecto Asís con el apoyo del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae), el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) y el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa).
Se tiene la idea de que cuantos más años esté un animal en cautiverio, menos apto para la liberación es. Sin embargo, el caso de la Gorda vino a contradecir esto.
La Gorda es solo un ejemplo, hay muchos más. Ella llegó en un estado de depresión y con una motriz tan baja que nos puso a pensar si lo iba a lograr o no, así que no se imagina nuestra felicidad cuando se escapó en dos ocasiones.
Entonces, ¿el tema de la liberación pasa por dejar de lado ese paternalismo humano de querer establecer una relación afectiva con el animal silvestre?
El paternalismo y eso de ser un sabelotodo. Como seres humanos, debemos pensar en el otro ser vivo y no propiciar sufrimiento, a partir de nuestras acciones.
”Llevar un perezoso a la plaza de un pueblo es hacerlo sufrir. Se dice, en Colombia, que es una cuestión cultural, ¿cuál cultura? La cultura está en constante evolución”.
¿Ese paternalismo podría estar propiciando colecciones?
Lo ha hecho y lo está haciendo. No sé si ha escuchado el cuento del perezoso pigmeo de tres dedos, pues el año pasado se dieron intentos de robarlo para llevarlo a una colección. Los pretextos, ni ellos mismos se los creían. Afortunadamente, fue la comunidad la que impidió su extracción.
”Ni siquiera hay 100 ejemplares en el mundo de este animal, porque es demasiado endémico.
”Sí creo que el ser humano debería revaluar ciertos principios hacia el medio ambiente y hacia otros seres vivientes, aunque supuestamente estén amansados. ¿Amansados por qué y por quién?
”En los centros de rescate o zoológicos ni siquiera nos planteamos el efecto digestivo de ciertos alimentos, los horarios de comidas o el hecho de estar viviendo dentro de un cubo que ni siquiera tiene lo que se necesita.
”Un caso que me cambió la vida fue el de 12 monos araña, una especie amenazada de extinción y común en Colombia, que estaban casi pudriéndose en un centro de atención y valoración.
”Pues logré sacarlos de ahí, a pesar de los veterinarios y los biólogos de la conservación que me decían que era inútil.
”Algunos monos tenían más de cinco años en cautiverio y, aun así, les dimos una oportunidad. Lo primero fue el espacio: el bosque se lleva en el código genético.
”Les hicimos un encierro dentro del bosque, uno que ellos pudieran abrir cuando estuvieran listos. Al quinto día, salieron y el macho alfa vino a nosotros con actitud de ‘váyanse’. Incluso, adoptaron a un bebé de otro decomiso.
”Les hicimos control y seguimiento por un año y después se escondieron en lo más profundo del bosque primario.
”Ahí es cuando uno ve que rehabilitar vida silvestre es un arte”.
Ahora que lo menciona, ¿es importante el control y seguimiento para asegurarse de que el animal pudo sobrevivir?
Es importantísimo. En el caso de los perezosos, el control y seguimiento es fácil en comparación a otras especies.
”Son capaces de quedarse días en el mismo árbol o en la misma área. Generalmente se ven en el primer mes de liberación y si no se ha muerto en este tiempo, muy posiblemente no se vaya a morir.
”Uno también puede hacer un control y seguimiento indirecto a través de los cadáveres de las presas o las heces”.
También se podrían apoyar en las comunidades que viven cerca.
Siempre. Es gente que donde usted ve solo verde, ellos observan las formas en medio de ese bosque porque esa es su cotidianidad.