Décadas de investigación científica en mejoramiento genético dieron con tres nuevas variedades de papaya que darán frutos de mayor calidad, más eficacia y reducción en los costos de producción. Este proyecto de mejoramiento genético es parte de una alianza entre la Universidad de Costa Rica (UCR) y el Instituto Nacional de Innovación y Transferencia en Tecnología Agropecuaria (INTA), que comenzó en 1999.
Una de estas variedades, llamada Suerre (cuyo nombre técnico es INTA-UCR 1785) está diseñada para el consumo unipersonal, pesa aproximadamente 500 gramos, y tiene buena firmeza, pulpa gruesa y color anaranjado intenso.
Las otras dos variedades están pensadas para un uso más industrial. Una es la llamada INTA-UCR 6514, la más grande de las tres, con un peso que va de 1,8 a 2 kilogramos. La fruta tiene un color naranja, pulpa firme y es más adecuada para procesos industriales y picadillos.
La otra papaya es la INTA-UCR-H39, que registra un peso promedio de 1,5 a 1,8 kilogramos. Es una fruta redondeada, muy firme y tiene más pulpa, de color naranja-rojo, lo cual la hace muy adecuada para procesamiento.
Estos productos buscan cumplir con dos estándares: calidad y buen sabor para el consumidor, pero, además, darle a los agricultores opciones que sean más eficaces en la siembra, de mayor calidad y que bajen los costos de producción.
“El costo de producir papaya es muy alto. Se siembran cuatro palitos en un punto de siembra. Son seis semanas para eliminar tres y dejar uno que es lo que uno necesita. Ojalá con mejores variedades, que ‘peguen’ más y haya que desechar menos, eso haría que no sea tan caro”, manifestó José Francisco Corrales Solano, productor de papaya de la Rita de Guápiles.
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¿Cómo se obtienen estas papayas?
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Las nuevas variedades se produjeron por medio de un proceso llamado mejoramiento genético convencional. Este consiste en cruzar diferentes variedades que se van probando hasta lograr las características deseadas y su estabilización.
Este es el caso de las variedades Suerre e INTA-UCR 6514, a las que ya se logró ese nivel deseado y ya es de polinización libre, es decir, su cultivo puede darse de forma libre.
Estos productos son hermafroditas en un 95%, lo cual quiere decir que no tendría que hacerse el sexado del cultivo (determinar si la plantas es hermafrodita o femenina). Las plantas hermafroditas producen frutos de mejor calidad que son comercialmente rentables, por eso son los más buscados por los agricultores. Esto garantiza un menor desperdicio de insumos, pues solo se utiliza una planta, de mejor calidad y baja en costos de producción.
La distribución de las semillas de estas variedades de polinización libre se hará en pequeñas cantidades, suficientes para que los agricultores puedan establecer una parcela productora de su propia semilla.
Esta semilla inicial se estará entregando a grupos organizados de productores de las diferentes regiones papayeras del país. El INTA y la UCR los acompañarán en el proceso de multiplicación y correcto manejo agronómico de estos nuevos materiales.
En el caso de la INTA-UCR-H39, es un producto híbrido de cultivo más controlado.
El trabajo conjunto del INTA y la UCR obtuvo su primer logro en el 2006, cuando se liberó oficialmente el híbrido Pococí, conocida comercialmente como la “papaya perfecta”.
“Después de muchos años de que una variedad ha estado en el mercado, el consumidor quiere cosas nuevas, por eso a través del proyecto tratamos de suplir esas nuevas características que hacen que el producto tenga mayor demanda, lo cual favorece al productor”, explicó Eric Mora, investigador de la UCR.