Cuando el 2020 comenzó, pintaba ser uno de los años más exitosos para el turismo en Costa Rica. Vuelos, reservaciones y paquetes turísticos vendidos. Todo apuntaba a ganancias con creces.
“Teníamos años de no ver un arranque de año como el del 2020, era impresionante no solo lo que estaba llegando, también las reservaciones que se tenían a futuro”, recordó Tadeo Morales, presidente de la Cámara de Comercio y Turismo Arenal.
Y después llegó la pandemia y con ella, una declaratoria de emergencia, que ocasionó la cancelación de vuelos internacionales. Apostar al turismo local, en un inicio, tampoco era una opción, porque las restricciones para evitar la diseminación de la covid-19 impidieron esto durante meses.
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Mientras tanto, un otrora sector muy prolífico de la economía costarricense comenzó a ver sus negocios perderse. Hoteles, sitios recreativos, restaurantes y cafeterías tuvieron que cerrar un tiempo. Algunos pudieron volver a abrir, otros no.
“Reinvención completa es poco para describir. Desde el cierre comercial para el sector, pasamos de ver una altísima visitación a un cierre total. Fue como una onda de shock”, comentó Priscilla Mora, gerente general de Místico, un parque en La Fortuna de San Carlos que contiene puentes colgantes y ofrece cabalgatas.
La primera lucha fue para poder mantener las mismas planillas, pero esto se hizo imposible con el paso de los meses. El recurrir a despidos, reducciones de jornada y suspensiones de contrato fue inevitable para muchas empresas en la zona.
Mora añadió que antes de la pandemia eran más de 100 personas y el personal se redujo a menos de 30. Hoy, ya se han podido ir restableciendo y tienen 43 funcionarios. Esta empresa es un ejemplo de lo que describe Tadeo Morales como “una reactivación, pero lejos de una recuperación”.
“Esta recuperación no ha comenzado. La recuperación se dará cuando tengamos unos 160.000 turistas mensuales. Ahorita tenemos reactivación. Poco a poco las empresas han abierto puertas, pero a media máquina, con servicios reducidos, con menos habitaciones. El mantenimiento es sumamente caro y sin la cantidad de turistas necesarios es mejor reducir, vender activos, pero esto implica menos empleos”, precisó el representante de los empresarios.
La otra historia
Pero esa no es la suerte de todos los establecimientos. Elizabeth Madrigal por ejemplo, tuvo que cerrar una cafetería en la zona: “La abrí en 2019, entonces no tenía mucho tiempo de estar. Pero sí fueron los ahorros de cinco años que invertí y tengo que comenzar de cero. Estuve sin trabajo cerca de seis meses y ahora estoy cocinando en un restaurante”.
También hay otra situación, las empresas que ya quieren volver a contratar personal no lo encuentran con tanta facilidad, pues muchas personas se fueron a trabajar a otras regiones.
“El principal problema es la recuperación del empleo. El trabajo en turismo es muy especializado, hay guías que te manejan tres idiomas o más. Esto sufrió un éxodo y se fueron a otras zonas del país”, afirmó Morales.
A muchas personas les tocó improvisar para ganarse la vida. Arelys Gabriela Rojas es guía de turismo y maestra de inglés, y se quedó sin opciones en ambas ramas de trabajo.
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Comenzó haciendo figuras de macramé para mantenerse y luego encontró una oportunidad en un call center, un ambiente muy diferente al suyo, en donde no tenía la conexión con las personas, ni los paisajes naturales que la enamoraron del turismo, y en donde tampoco podía compartir sus ganas de enseñar a otras personas.
A finales de agosto se le presentó la oportunidad de regresar al turismo y ella siente que por fin volvió a su charco. No obstante, reconoce que el inglés sí le abrió puertas que otras personas no tenían la facilidad de abrir.
“Ya estar en lo mío es otra cosa: hablar con los turistas, interactuar con ellos, conversar, conocer de ellos. Todo eso me llena montones y es lo que más me gusta hacer”, aseveró la joven.
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Viajes en pandemia
Hacer viajes recreativos en época de pandemia no es lo mismo que hace un par de años. Las personas buscan sentirse seguras y en un ambiente donde se minimizan los contagios. Además, le garantizan a quienes los visitan que son atendidas por un personal que ya está vacunado contra la covid-19.
Priscilla Mora asegura que ellos tienen la ventaja de ofrecer aire libre, caminatas naturales y esto les da mayor seguridad a los visitantes. Además, apuestan por un turismo orientado a fortalecer la salud mental de las personas.
Tadeo Morales apunta hacia lo mismo: “Las personas que vienen aquí ya han tomado sus cuidados, vienen vacunados y esperan lo mismo de quien los atiende. Entonces por eso tenemos estrategias, una es la de la bandera sanitaria por la vida, donde las personas vean que ese hotel, restaurante o comercio al que entran tiene al menos al 80% de la gente vacunada, pero que también cuenten con facilidades para lavarse las manos y tener espacios con buen flujo de aire. A eso le apostamos”.
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