Berlín. AFP. A pocos días del Mundial, la capital alemana de Berlín inauguró la más grande estación de trenes de Europa que despachó ayer su primera máquina.
Se trata de una impresionante catedral de cristal y acero, de cinco pisos, situada en la ribera del Spree, el río que atraviesa Berlín.
"¡Miren cómo entra la luz del sol por todos lados!", dijo el ingeniero jefe Hany Hazer.
Él mostró los paneles de cristal que constituyen lo esencial del techo y de los muros de la estación.
Las aberturas en los techos dejan pasar la luz natural iluminando todo el recinto.
En total, con las conexiones regionales, 1.100 trenes transitarán diariamente por la nueva estación, y 300.000 pasajeros circularán por sus 54 escaleras mecánicas y sus 34 ascensores, de los cuales seis son panorámicos.
Es la primera vez que Berlín, largo tiempo dividida, se dota de una estación central para los viajes de este a oeste y viceversa.
Luego de la reunificación alemana, Berlín decidió construir un gigantesco edificio.
La obra necesitó 11 años de trabajo. Dos torres de 46 metros de alto se concluirán el año próximo.
Gran fiesta. La inauguración de la estación contó con dos días de celebración (viernes y sábado).
Además de la ceremonia oficial, los alemanes disfrutaron de un espectáculo de luces.
Sin embargo, la desmesura tiene precio: la nueva estación es la más cara de la historia de la posguerra alemana con un costo calculado en 700 millones de euros.
La empresa de trenes alemana, Deutsche Bahn, indicó que hará las cuentas el año próximo, cuando todo quede terminado.
El lugar tiene también su sabor amargo. El arquitecto del proyecto, Meinhard von Gerkan, presentó una demanda judicial por la estructuración del techo del subsuelo que, señaló, "desnaturaliza" el proyecto inicial.
La actividad también tuvo su tragedia: un berlinés de 16 años agredió con un cuchillo a 35 personas, el viernes, luego del festejo.
Las autoridades investigan las circunstancias del hecho.