Los Museos del Banco Central, en los bajos de la Plaza de la Cultura, en San José, ofrecen una amplia exposición retrospectiva de la obra de Dinorah Bolandi (1923- 2004), considerada una de las artistas y educadoras más completas de la historia del arte en Costa Rica.
Dibujante, artista gráfica, pintora y fotógrafa, Bolandi dedicó su vida al arte, tanto con su obra como en el área docente.
Ahora, a tres años de su muerte, una selección de 107 de sus obras salen de las entidades a las que las donó (Banco Central y Museo de Arte Costarricense) para ser mostradas, junto con algunos objetos personales, en esa gran exposición monográfica .
Con una muy cuidada curaduría y desde una perspectiva didáctica, la exposición recorre las numerosas facetas artísticas de Bolandi y los temas que más le interesaron.
Así, da a conocer la obra de una importante artista que, por decisión propia, tan solo hizo cuatro muestras individuales en su vida. “A Dinorah Bolandi no le gustaba exponer, consideraba su producción como algo íntimo y enseguida sentía invadido su espacio”, explicó Ileana Alvarado, curadora de la muestra.
La extensa producción de Dinorah Bolandi, con dibujos, textiles, óleos y fotografías, sigue una congruencia temática y de estructura compositiva que se destaca en la muestra: el montaje permite que las obras guarden relaciones significativas entre sí.
Comparten espacio los temas dedicados a su entorno más cercano. Los retratos de su madre, Marina Jiménez, y su perra Linda, se salpican rítmicamente entre los paisajes de su tan querido Escazú, con el parque y el cementerio como importantes protagonistas.
Más minuciosamente, la muestra también permite relacionar “retratos y paisajes que tienen igual estructura compositiva y tipo de volumen”, explica Alvarado.
Pionera. Tras su estancia en Estados Unidos en los años 40 , la artista regresó a Costa Rica con muchas propuestas nuevas y un sólido conocimiento técnico que impactaron en el país.
Fue durante aquella estancia cuando Bolandi se formó académicamente y absorbió las tendencias artísticas que llegaban a los museos neoyorquinos de esa época.
La renovación artística que trajo se puede ver en alguna de sus obras expuestas, próximas al cubismo sintético de Emilio Pettoruti y que realizó en la década de los 50, cuando los artistas costarricenses estaban muy lejos de aquello.
Fue la primera fotógrafa profesional en Costa Rica, laboró en numerosos medios, como La Nación y The Tico Times , cuyos trabajos no se han podido recuperar para exponerlos.
Sí se muestran sus ilustraciones que, con un sutil juego entre imagen y texto, aparecen en los diarios más importantes del país.
Educadora. En homenaje a la vocación pedagógica de Bolandi, la exposición alberga cuatro núcleos educativos sobre las herramientas y técnicas que utilizó la artista. Además, los visitantes tienen la oportunidad de hacer sus propias creaciones en los caballetes con papel en blanco instalados en la sala.
También podrán acudir a clases de dibujo a partir del próximo lunes, cuando la facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional traslade sus aulas a este museo.
Esas clases serán impartidas por algunos de los discípulos de Dinorah Bolandi, como Miguel Hernández o Hérbert Bolaños.
“Dinorah creó toda una escuela de artistas que hoy son muy reconocidos en el país. A ellos les enseñó, sobre todo, la importancia de observar”, dice Ileana Alvarado.
“Fue una profesora muy querida, pero también muy exigente, incluso con ella misma. Destruyó muchas de sus obras por considerarlas no suficientemente buenas”, añadió.
En abril se publicará un libro monográfico sobre la artista.