Explorar todo el Sistema Solar es un sueño que la humanidad ha tenido por muchos siglos, pero aún no se ha logrado inventar una nave con el combustible suficiente para que logre completar el recorrido de ida y vuelta.
Por eso, los científicos ahora están apostando por un nuevo mecanismo que parece sencillo y que, según la teoría, podría funcionar.
Se trata de lanzar al espacio un velero solar, es decir, una nave que pueda ser conducida con la ayuda de velas por el Universo.
Sin embargo, no se trata de un velero de viento (como el que vemos en los océanos) sino de un velero que empleará algo muy abundante en nuestro Sistema Solar: la luz y la radiación emitida por el astro mayor, es decir, el Sol.
La prueba de si esto es posible o no está muy cerca.
Científicos estadounidenses quienes intentarán lanzar hoy –desde la isla Omelek, en el océano Pacífico– una pequeña nave robótica con la vela NanoSail-D a bordo del cohete carguero Falcon I de la empresa SpaceX.
“La NanoSail-D será la primera vela solar que se despliegue en el espacio y también será la primera nave que use la presión solar como medio de control de altitud o de maniobras orbitales”, dijo Edward Montgomery, del Centro Marshall para Vuelos Espaciales, de NASA.
“Además, al igual que una vela marina, la vela solar podría traernos de regreso a casa. Se podría virar la vela solar, haciendo que la nave viaje en contra del viento, justo de regreso a la Tierra”, explicó NASA en un comunicado.
Tela de araña. Montgomery dijo que NanoSail-D es una estructura hecha de aluminio y plástico que pesa menos de cinco kilogramos.
Abierta completamente, la vela funcionará como una tela de araña pues desplegará cuatro triángulos o alas. Su superficie es de casi 9,2 metros cuadrados y con ella captará la luz solar.
El éxito de la misión sería grandioso para el futuro de la exploración espacial.
Como en el espacio no existe el fenómeno de la fricción, una vez que la vela solar comienza a moverse, puede hacerlo para siempre y cada vez más rápido.
Antecedentes. Utilizar una vela solar no es un concepto nuevo. En 1964 el escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke hizo esta sugerencia a través de un personaje llamado John Merton, que hablaba del Viento del Sol en su libro Sunjammer in Boys’ Life.
Enviar un aparato con esta tecnología tampoco es algo novedoso. Una primera iniciativa como esta fue la nave rusa Cosmos 1 , cuya pretensión era demostrar la viabilidad de las velas solares como técnica de exploración del Sistema Solar.
La Cosmos 1 despegó el 21 de junio del 2005 a bordo de un cohete Volna lanzado desde un submarino de la marina rusa sumergido en el mar de Barents. En ese entonces había muchas expectativas, pero tras el lanzamiento no se tuvo más noticias de la nave.
Luego se confirmó que esa nave no llegó a entrar en órbita. Por tanto, tampoco tuvo oportunidad de poner a prueba su revolucionaria tecnología.