La estrella más masiva detectada en el Universo no tendría una masa tan importante como se creía hasta ahora, según nuevas observaciones que plantean un escenario semejante para este tipo de estrellas ultramasivas.
Situada en el corazón de la Nebulosa de la Tarántula, en un cúmulo de estrellas de la Gran Nube de Magallanes, R136a1 fue detectada en 1985.
Cercana a nuestra galaxia, en 2010, un equipo de astrónomos la catalogó como la más masiva observada hasta la fecha, con una masa de 320 veces la del Sol. Sin embargo, análisis posteriores rebajaron esta cifra a 250 masas solares.
Ahora, con la ayuda de los telescopios Gemini North y Gemini South (ubicados en Hawái y Chile, respectivamente) investigadores reducen su masa a entre 170 y 230 masas solares, según un estudio que será publicado en The Astrophysical Journal.
"Nuestros resultados muestran que la estrella más masiva que conocemos actualmente no lo es tanto como pensábamos", dijo Venu Kalari, astrónomo en el NOIRLab estadounidense (que gestiona los telescopios Gemini), y principal autor del estudio.
"Esto sugiere que el límite superior de la masa estelar es menor de lo que creíamos", añadió en un comunicado que NOIRLab difundió el jueves.
Las estrellas como R136a1, las más masivas y luminosas del Universo, son difíciles de observar. En primer lugar porque tienen una vida muy corta, un puñado de millones de años (comparado con la longevidad del Sol, que es de diez mil millones de años).
Pero además, porque se encuentran a menudo en cúmulos de estrellas compactas, rodeadas de polvo estelar, lo que complica medir con precisión la luminosidad de estos cuerpos, algo fundamental para calcular su masa.
El equipo de NOIRLab obtuvo la imagen más detallada de las estrellas del cúmulo donde se encuentra R136a1 usando la técnica de interferometría de moteado, que consiste en tomar un gran número de fotografías (40.000, en este caso), con un tiempo de exposición muy corto (60 milisegundos), lo que permite evitar los efectos de la atmósfera terrestre, que difuminan las observaciones.
Esta técnica nunca había sido usada en este tipo de objetos estelares, por lo que los autores del estudio toman los resultados con “prudencia”, según Kalari, a la espera de que instrumentos más precisos (como el telescopio que se proyecta lanzar en 2027) mejoren las observaciones.
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