La población de las cuatro especies de monos del país se redujo drásticamente en los últimos cinco años por causa de la destrucción del bosque, el uso de agroquímicos, el aumento de la temperatura global y su captura como mascotas.
Así lo alertaron biólogos costarricenses de la Universidad de Costa Rica (UCR) y la Universidad Nacional (UNA) que realizan en el país un estudio genético de estos primates desde el 2000.
Según los expertos, la población de monos araña disminuyó en un 72% del año 2003 hasta hoy, pasando de 25.000 monos araña a solo 7.000 de ellos.
En el caso de los congos, su población bajó casi un 50% al pasar de 70.000 a 36.800 individuos en cinco años, informó el biólogo Rónald Sánchez, de la UCR.
Sobre la merma en las poblaciones de titís y cariblancos no se tienen aún datos exactos, pero los expertos refieren las graves dificultades que enfrentan al reducirse el bosque primario.
Enfermedades. La muerte no es el único escenario. Durante su estudio, los científicos también identificaron múltiples problemas de salud entre los primates.
Algunos animales observados tenían cataratas en sus ojos y otros mostraban una clara pérdida de un pigmento llamado melanina que es el responsable de la coloración en la piel.
Además, se detectaron enfermedades, como la malaria y la encefalitis tropical venezolana .
Hace tres años, este segundo mal provocó la muerte de decenas de monos de las cuatro especies en el parque nacional Corcovado.
También se detectó en ellos la presencia de bacterias resistentes a los antibióticos más modernos.
El proceso. Para realizar el análisis los científicos capturaron casi 400 monos de las diferentes primates en varias zonas del país, como Guanacaste, Alajuela y Puntarenas.
De 156 congos analizados, un 8% sufría de cataratas, una cifra que ya es alta y que podría aumentar.
Además, en el Caribe un 20% de los congos presenta una coloración amarilla debido al uso de agroquímicos en las fincas bananeras.
Nótese que los insecticidas provocan deficiencias en el hígado de los primates y por ende, su muerte.
Un 3% de los monos de la muestra tenían malaria y la variabilidad genética era casi cero en los congos, agregó el biólogo Gustavo Gutiérrez a la agencia AP.
Cuando hay poca variabilidad genética, los animales tienen menos resistencia a enfermedades.
Recomendación. “En la Península de Osa, por un lado existen actividades agrícolas no compatibles con la mayoría de los monos, como los pastizales, arrozales y eso afecta especialente especies como el mono araña que necesitan de bosques extensos y maduros para su supervivencia”, explicó Daniela Solano, científica de la UNA, quien estudia la población de los titíes.
Solano manifestó que los monos titis y cariblancos tienen hábitos alimenticios más “oportunistas” pues se alimentan de frutos, insectos, huevos, lagartijas –o lo que puedan–, además, tienen una preferencia por los bosques secundarios en regeneración.
Por esto, estas especies encontraron una oportunidad valiosa de supervivencia en zonas donde algunos finqueros realizan conservación voluntaria.
“La prioridad ahora es educar a los pobladores para que entiendan el beneficio que pueden obtener al existir monos en sus fincas, desde la regeneración del bosque con la dispersión de semillas hasta la belleza escénica que paga bien en un sitio que se desarrolla hacia el turismo ecológico”, dijo Solano.