El objetivo era determinar qué hongos y bacterias hay en las diferentes pinturas del Teatro Nacional, pues así se podría monitorear el crecimiento de estos organismos y saber si podían deteriorar obras pictóricas de más de un siglo de antigüedad.
En el camino, al revisar en el laboratorio el material aislado en la pintura La Danza, que se ubica en el techo del foyer del Teatro, los científicos de la Universidad de Costa Rica (UCR) Priscila Chaverri y Max Chavarría encontraron un hongo que tenía características diferentes a las vistas en otras especies.
Examinaron cuidadosamente su genética, la secuenciaron gen por gen, y llegaron a una conclusión: ante sus ojos se encontraba una nueva especie para la ciencia, que había tenido como hogar durante quién sabe cuánto tiempo aquella obra pictórica del icónico foyer.
“La identificación de este hongo se hizo a nivel de biología molecular. Se secuenció este hongo con todos sus marcadores genéticos. Cuando uno tiene la secuencia la exporta a diferentes bases de datos donde hay secuencias de otro montón de microorganismos.
“En la base de datos te dicen cuál es la más parecida y si no hay nada similar también te lo dice, pero te ‘tira’ las más similares para también irlas agrupando”, detalló Daniela Jaikel, microbióloga especialista en hongos que participa en el proyecto de conservación del Teatro, aunque no estuvo involucrada en el descubrimiento del nuevo organismo, pues este se dio antes de su llegada al proyecto.
Eso no acababa ahí. Los científicos debían darle un nuevo nombre y no fue difícil hacerlo: Myxospora theatro. ¿De dónde salen los nombres científicos? Estos se componen de dos palabras, podemos hacer una analogía con el de las especies, el apellido va primero y el nombre propio después.
La primera, en este caso Myxospora, corresponde al género al que pertenece la nueva especie. Un género es un grupo que reúne a varias especies emparentadas. Es, por así decirlo, el apellido.
La segunda palabra, en este caso, theatro, es el nombre propio de la especie. El nombre es seleccionado por los descubridores. Este puede escogerse de acuerdo con características del organismo o con las circunstancias en las que fue descubierto. En este caso, el nombre es un homenaje al Teatro Nacional.
Los resultados de esta investigación fueron publicados en la revista Fungal Biology.
El hallazgo paso a paso
Este descubrimiento forma parte de un gran proyecto de la Universidad de Costa Rica (UCR) en el cual profesionales en Física, Química y Microbiología, se alían con especialistas en historia del arte y conservación para saber cómo es el deterioro de las diferentes piezas de arte pictórico del Teatro Nacional y, con base en esto, buscar formas de preservarlo para que varias futuras generaciones puedan disfrutarlo.
El proyecto comenzó en 2016 y desde entonces ha hecho el análisis de decenas de obras y ha dado cuenta de los diferentes materiales, pigmentos y técnicas que usaron los artistas. Asimismo, se buscan los diferentes microorganismos, como bacterias y hongos que podrían “vivir” en cada pintura y ver si estos podrían deteriorarla o no. Lo que no esperaban era hallar uno nuevo para la ciencia.
“En una pintura, en realidad lo que tenemos es una interacción de distintas comunidades microbianas que por corrientes de aire que se están movilizando llegan y se instalan en estas pinturas; los microorganismos se ‘pegan’ a la superficie y la pintura les provee diferentes nutrientes. Tenemos distintos microorganismos que van a interactuar entre sí”, manifestó Jaikel.
Óscar Andrey Herrera Sancho, doctor en Física y coordinador del grupo de investigadores de la UCR, explicó que, en Costa Rica, factores como la humedad y la temperatura tropical hacen que las obras se vuelvan un alimento más fácil para hongos y bacterias. Esto ayuda a su deterioro de forma más rápida de la vista en países europeos.
Al ser obras de gran formato, los especialistas en Microbiología deben saber en qué puntos específicos de la obra puede haber mayores colonias de virus y bacterias.
“No van a muestrear toda la obra, por lo tanto antes debemos averiguar dónde es más probable que haya colonias de virus y bacterias”, especificó Herrera.
¿Cómo se logra eso? Aquí es donde entra la Física y la Química, a través de la fotografía. Se utilizó una técnica llamada fotografía multiespectral.
Primero se toman fotografías con la luz normal, de la misma forma que la verían nuestros ojos. Después se toman fotografías en infrarrojo y en ultravioleta, para lo que debe oscurecerse por completo el salón. Con base en estas fotografías se determina si hay “manchas” que no se ven a simple vista, pero sí con los filtros, y podrían ser indicativos de colonias de bacterias u hongos.
Una vez con esa información, los microbiólogos toman muestras con un aplicador y las llevan al laboratorio para identificarlas y ver si causan (o podrían causar a largo plazo) deterioro a la obra artística.
Durante la investigación se encontraron cuatro géneros de bacterias Myxospora, Pestalotiopsis, Ustilago y Penicillium.
Así fue como Chaverri y Chavarría determinaron que había Myxospora de una especie nunca antes vista.
Se observó que estos cuatro géneros sí tenían una actividad que podría estar relacionada con el deterioro de las canvas sobre las cuales se pintó.
De acuerdo con el artículo científico, “estos hallazgos amplían el conocimiento de los hongos que son capaces de habitar y dañar la herencia cultural. Los resultados también proveen información valiosa para desarrollar estrategias de conservación y restauración de pinturas pintadas al óleo sobre canvas”.
Esto mismo se ha visto en las diferentes obras que se han analizado en el Teatro Nacional, ya que son varias las que diferentes científicos han visto.
“Algunos de los hongos que hemos identificado en las diferentes obras del Teatro que hemos analizado durante estos años producen estructuras que, al buscar alimento, se van dispersando por la obra, pero para eso van produciendo enzimas que van deteriorando la obra”, dijo Jaikel.
El hogar del hongo: ¿Cómo es la pintura ‘La Danza’?
La Danza data de 1896, es una pintura del artista italiano Vespasiano Bignami. Es parte de un conjunto de tres obras llamado Alegorías, en donde están las alegorías (representaciones con significado simbólico) a La Danza, La Música y La Poesía.
Estas tres son consideradas obras de gran formato, porque miden 9,83 metros de largo y 5,13 de ancho, es superior, por ejemplo, a una pantalla de cine.
Esta pintura, junto con otras, fue pintada en Italia y traída a Costa Rica por barco. Fueron encargadas específicamente para el foyer del Teatro Nacional, una sala de reuniones en donde el público podía compartir antes de la función y durante los intermedios.
La investigación de estos científicos ayudará a tomar decisiones para una mejor conservación, ya que se conocen los microorganismos específicos se podrá buscar formas de contrarrestarlos sin que afecten la obra.
Natalia Cordero Villalobos, del Departamento de Conservación del Teatro Nacional, destacó que si se trabaja de la mano con la ciencia, podrán tomarse mejores decisiones para que el arte pueda acompañar por más generaciones y estas puedan disfrutarlo.
En este momento, el foyer del Teatro es sujeto de una restauración por parte de otro grupo de profesionales en restauración. Su área de trabajo y gran parte de los andamios están ubicados justo debajo de La Danza, que vigila que el foyer pueda seguir recibiendo varias generaciones de costarricenses.
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Nota de la redactora: Se modificó la información a las 14:15 del 23 de junio para incluir los nombres de los autores de la publicación del hallazgo del hongo y tomar en cuenta más citas del artículo científico.