Las direcciones “a la tica”, en donde los números y nombres de calles y avenidas quedan en un último plano y los colores de las casas, árboles y descripciones de las calles y aceras toman protagonismo, siguen siendo parte de nuestra identidad como costarricenses, pero ¿cómo las han cambiado las plataformas digitales, como Waze y Google Maps, o el uso de sistemas de georreferenciación como el GPS?
Normalmente, cuando buscamos una dirección le pedimos a alguien que nos envíe el “punto Waze” y no es raro que los servicios de comida a domicilio o de transporte colectivo nos pidan nuestra ubicación para saber dónde estamos y ejecutar su trabajo. Sin embargo, cuando se trata de explicar dónde vivimos o trabajamos, las direcciones a la tica afloran nuevamente.
La investigadora y docente de la Sede del Atlántico de la Universidad de Costa Rica (UCR), Alexa Bolaños Carpio, se dedicó a estudiar cómo funcionan esas direcciones en tiempos modernos. Esta fue su tesis de doctorado.
“Esta forma de dar puntos de referencia nos identifica. Es una forma en la que hacemos conexiones con nuestras comunidades. Otros sistemas de direcciones funcionan en otras partes del mundo, con calles y avenidas, pero aquí tomamos sitios específicos con una carga cultural para las comunidades y los utilizamos como puntos de referencia”, dijo Bolaños en entrevista con la UCR.
El estudio comenzó con la forma en la que daban las direcciones en los servicios de 911 las personas en Estados Unidos. Allí vio que eran muy diferentes a las de Costa Rica, por lo que analizó 215 audios para saber el tipo de dirección que se empleó durante la llamada. La dirección a la tica afloraba.
Aunque consideremos esto muy nuestro, Bolaños comentó que, cuando ha presentado estudios similares en otros países, siempre hay quien levanta la mano para decir que “en su pueblo se usa algo similar”. Personas de Catar, Bolivia y Bangladesh usan una forma similar a la costarricense para dar direcciones en sus comunidades, aunque no se puede generalizar a toda la población, algo que sí sucede en el caso costarricense.
Direcciones en la era del GPS y del Waze
La tecnología vino a facilitarnos el llegar de un lugar a otro, pero también, el dar direcciones con un solo “reenviar” de un teléfono inteligente a otro, o el incluir ese punto referencial en una aplicación telefónica.
Sin embargo, esta práctica, aunque muy arraigada en los últimos años, tampoco sustituirá del todo a nuestra forma de dar direcciones si alguien nos “para” en la calle y nos pregunta cómo llegar a un lugar que conozcamos.
Aunque este no fue el tema propiamente de su investigación, Bolaños sí tiene una idea de cómo puede influir.
“Las plataformas son aliadas. SÍ creo que hay un cambio, la gente está utilizando más las aplicaciones, no solo para dar las direcciones, también para llegar a un lugar en menos tiempo, porque nos dicen cómo podemos evitar las ‘presas’. El cambio de momento está, pero hay que seguirle la pista para ver cómo se desarrolla”, manifestó en la entrevista.
Para la investigadora, todo cambio cultural es lento, y es probable que pase toda una generación para que la tecnología pueda desplazar a nuestro sistema tradicional.