Con el señorío que lo caracteriza, un grande de San José se rejuvenece para asumir sus 100 años como si el tiempo no hubiera pasado por su estructura.
Se trata del histórico edificio de Correos y Telégrafos de Costa Rica, cuya fachada está siendo reparada y pintada por completo, previo a que esta estructura llegue, en octubre, a un siglo de existencia.
La edificación, instalada desde 1917 sobre calle 2, entre avenidas 1 y 3, es un ícono de la arquitectura costarricense. De hecho, fue declarada patrimonio el 14 de octubre de 1980.
El remozamiento para recibir el centenario consiste en la reparación de algunas partes de su fachada, cuya área es de 1.950 metros cuadrados, así como la pintura general de esta, explicó Mauricio Rojas, gerente general de Correos de Costa Rica.
Las obras tienen un costo de ¢25 millones y empezaron hace mes y medio.
“Tengo 31 años de trabajar aquí; casi que nací en Correos de Costa Rica, y tengo claro que esta es una de las pocas estructuras de San José que se mantienen intactas. Como en otros países, esta es una de las edificaciones que se convertían en palacios postales, y por eso nos preocupamos por su restauración”, añadió Rojas.
Roy Díaz, arquitecto y jefe del departamento de ingeniería de la entidad, comentó que el edificio se ve expuesto a factores externos como el deterioro ocasionado por las palomas que se posan sobre la estructura.
Por lo tanto, agregó, se hacía urgente el refrescamiento por el que pasa actualmente. Eso sí, aclaró, teniendo el cuidado necesario con una estructura de esta índole.
“Hay que tener mucho tacto con los materiales. El Centro de Patrimonio (del Ministerio de Cultura) nos ha dado una serie de indicaciones para trabajar. Algunas partes estaban muy dañadas, entonces tuvimos que poner repello. En el zócalo, o sea, en la parte inferior del edificio, se coloca un impermeabilizante, para evitar que se llene de humedad”, afirmó el arquitecto.
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Dos reaperturas
El acto de celebración de los 100 años de inaugurado el inmueble será el próximo 9 de octubre, Día Mundial del Correo.
Aunque se sabe que la edificación abrió sus puertas en ese mismo mes, en 1917, se ignora la fecha exacta en que esto ocurrió.
Junto a la centenaria celebración, ese día se reabrirán al público el tradicional café del Correo, así como el Museo Filatélico (donde se exhiben colecciones de sellos de correos).
Ambos recintos habían estado cerrados por espacio de dos años, aproximadamente, debido a un proceso de reestructuración.
En el caso del museo, que anteriormente estuvo en el segundo piso del edificio, será trasladado a la primera planta, a la esquina noreste.
Este mostrará al público cinco salas temáticas. Una se enfocará en el área de las telecomunicaciones; otra, a los sellos del mundo; una tercera tendrá carácter itinerante (cambiará de tópicos, pero abrirá con una muestra de sellos japoneses); la cuarta destacará la historia filatélica costarricense, mientras que la última será dedicada a los niños, con estampillas infantiles.
El café, por su parte, abrirá las puertas en el mismo sitio donde estuvo anteriormente, y quedará justo al lado del museo.
El proceso de reinvención del edificio de Correos de Costa Rica también traerá consigo un nuevo sistema de alarma y detección de incendios.
La obra, explicó el arquitecto Díaz, ya está en proceso de adjudicación y quedará habilitada a finales de este 2017.
Se trata de una inversión de ¢25 millones.
Joya del eclecticismo
El edificio de Correos y Telégrafos de Costa Rica es una estructura de concreto armado de corte ecléctico, tendencia que mezcla elementos de diferentes estilos y épocas de la historia del arte y la arquitectura.
Dado que toma una cuadra completa, de norte a sur, luce una monumental fachada y alberga un gran vestíbulo en su cuerpo central. A los lados, está compuesto por dos alas con oficinas, cada una con un patio central.
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Aunque muchos elementos de su parte externa, como los balcones de las alas y las ventanas del segundo piso, son tanto neoclásicos como barrocos, su decoración y simbología generales con, mayoritariamente, modernistas. Así lo argumenta el arquitecto Andrés Fernández en su libro Pasado Construido, crónicas sobre arquitectura josefina.
Un grande que se reinventa
Hoy, aquel lugar que marcó los primeros trazos de la comunicación en el país, permitiendo el envío de telegramas, sigue siendo útil para los usuarios.
En cualquier sucursal de Correos de Costa Rica del país se pueden realizar trámites de pasaportes, cédulas de residencia y gestionar certificaciones del Registro Público y del Tribunal Supremo de Elecciones.
Asimismo, es posible realizar diligencias de paquetería y encomiendas, tanto nacionales como internacionales, así como encargos de compras por Internet y todo lo relacionado con comercio electrónico.
En la actualidad, el histórico edificio de Correos y Telégrafos alberga la sucursal de San José de Correos de Costa Rica. El edificio central ahora se ubica en Zapote.
Palacio de la comunicación
El progreso que iba teniendo el país en el área de la comunicación, hace más de un siglo, con la correspondencia y los servicios telegráficos, recorrió un largo camino que vio la luz en 1917, con la construcción del Edificio de Correos y Telégrafos de Costa Rica.
1824: Después de la Independencia (1821) y luego de que Costa Rica se integrara a la República Federal de Centroamérica, se organizó el correo regional.
1847: Ya se había consolidado el servicio postal y se hablaba de la necesidad de contar con un edificio central de correos en San José del cual dependerían las oficinas postales del resto del país.
1856: El correo costarricense solo transportaba dos o tres libras de correspondencia al mes y se hacía urgente la construcción de dicho recinto.
1869: Se inicia el servicio de telégrafo, cuando el Gobierno adquirió la línea San José-Puntarenas, y se consolida la Dirección General de Telégrafos.
1887: Previo a la finalización del ferrocarril al Atlántico, se crea el Reglamento General de Correos.
1904: La United Fruit Company instala la telegrafía inalámbrica y, posteriormente, la pone al servicio del país.
1910: Recién pasado el terremoto de Cartago, catalogado como el más destructivo en la historia del país, se iniciaron las gestiones para construir el edificio central de correos, que albergaría también al telégrafo.
1914: Durante la gestión del presidente Alfredo González Flores, se adjudica la edificación a la empresa The English Construction Company Ltd. La obra quedó en manos del ingeniero y arquitecto de origen catalán Luis Llach Llagostera.
1917: El personal ocupó el edificio.
Fuente: Libro Pasado Construido, crónicas sobre arquitectura josefina. Andrés Fernández.