Cualquiera que llegue al foyer del Teatro Nacional en estos días, verá este mítico segundo piso de uno de los edificios patrimoniales más emblemáticos del país convertido en un taller. Durante los próximos 14 meses, especialistas en restauración y conservación darán un nuevo aire a 217 piezas que alberga este lugar de 302 metros cuadrados.
De acuerdo con un comunicado de la institución, cada una de las piezas de mármol, yesería y laminado de oro que componen el salón pasarán por los siguientes pasos:
- Limpieza mecánica en seco con ayuda de brochas.
- Limpieza química.
- Reparación de las fracturas de los ornamentos, basándose en alguna obra testigo y en las cartas doctrinales de restauración.
- Proceso de laminado de oro en el cual se utilizará láminas de oro de 23,75 quilates traída desde México.
Los trabajos están empezando en la elevación norte, se continuará en la sur, este y finalizará en la oeste.
“Es uno de los procesos más importantes para formar conciencia de que la cultura de este país fortalece sus avenidas. Es un proyecto que se empezó a planear en el 2021 y que hoy es una realidad, gracias al trabajo especializado del Departamento de Conservación”, afirmó Karina Salguero, directora del Teatro Nacional.
La funcionaria defendió la importancia de conservar el teatro para futuras generaciones y al tener una programación activa, deben promover que los espacios estén en muy buenas condiciones, para que cada día más personas puedan acceder a sus productos culturales.
El proyecto tiene una inversión de ¢242 millones, necesarios para que las piezas recuperen la magia que tuvieron hace 125 años. Para lograr este cometido, se contrató a la empresa costarricense Conarte, que tiene larga experiencia en el área de conservación pública y privada, bajo el liderazgo de Alicia Zamora.
Para este proyecto, explicó Zamora, Conarte está haciendo una alianza con profesionales en artes visuales, escultura, pintura, restauración y química.
Restauración ‘en vivo’
Como expresó Salguero, este es un “proceso vivo” que está ahí para que la gente pueda acercarse (previa inscripción en los tradicionales recorridos) y aprender sobre cómo el Teatro no solo es un lugar para ver arte, sino también para ver cómo se restaura el patrimonio de los costarricenses.
“La restauración en vivo que se realiza todos los días, es una cátedra abierta para que quienes nos visitan en los recorridos y en los tours dramatizados puedan aprender de las técnicas y conocer el profesionalismo de los expertos costarricenses que están a cargo de las intervenciones en la emblemática zona”, declaró la directora.
El foyer es uno de los salones más ornamentados del Teatro, con obra artística muy rica en color y movimiento y con ornamentos en mármol, oro, bronce y laminado en oro.
El terremoto
El 22 de diciembre de 1990, el Teatro Nacional se vio muy afectado por el terremoto que afectó Costa Rica, conocido como el “terremoto de Alajuela” o “Terremoto de Piedras Negras”.
Según una inspección ocular del edificio, se constató el agrandamiento de grietas existentes antes del sismo y la aparición de otras nuevas. Además, se desplazaron piedras de la fachada y las columnas de mármol. También se desprendieron molduras y piezas de mármol de los zócalos y las escaleras.
Edgar Vargas y Graciela Moreno, responsables del Teatro en aquel momento, contrataron a los ingenieros Jorge Gutiérrez y Ana Lorena Quirós para hacer un estudio preliminar del estado estructural del Teatro y su resistencia sísmica.
La afectación llevó a cerrar el foyer en enero de 1991. La restauración se complicó en varias ocasiones.
En 1995 muchos trabajadores se dedicaron intensamente a la restauración, que concluyó en 1996. Así tras seis años de resguardo y reparaciones fue reabierto al público; el 19 de octubre de ese año se inició la “Temporada Centenario”.