Probablemente usted no haya escuchado hablar del Museo del Sabanero en Liberia, Guanacaste. Y si alguna vez lo hizo e intentó entrar en los últimos años, lo encontró cerrado.
Este proyecto abrió sus puertas en 1990, pero cerró pocos años después. En 2005, funcionarios dijeron a La Nación que problemas presupuestarios impedían pagar la planilla y los servicios de agua, electricidad y teléfono. Su estructura, una casa patrimonial del siglo XIX, también se había deteriorado.
Sin embargo, ya comenzó su camino para reabrir sus puertas y brindarle a todos los visitantes una idea de la historia y la forma de vida de los sabaneros guanacastecos. Esta semana, la propuesta Casa de la Cultura de Liberia, Museo Regional del Sabanero ganó el Certamen Salvemos Nuestro Patrimonio 2023, que este año celebró su vigésimo sétima edición.
Con ese galardón, la Asociación Cultural de Liberia y los cinco arquitectos que presentaron el proyecto de reapertura del museo, contarán con ¢250 millones para ejecutar la propuesta planteada. No solo contarán con los recursos necesarios para la restauración del inmueble, sino también para su puesta en valor como un museo que contará con tres salas de exhibición: La Hacienda, El Sabanero y La Cocinera.
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Este proyecto fue presentado por los arquitectos Diego Cárdenas Bolaños, Carla Valverde Rojas, Ximena Rojas Céspedes, Marlon Solano Ramírez y Valeria Pacheco Solís, quienes además ganaron ¢25 millones por ser los arquitectos ganadores del certamen.
“Para nosotros es un gran orgullo ser los ganadores, este año, del certamen Salvemos Nuestro Patrimonio y le agradecemos muchísimo a todas las personas involucradas en este proceso. Estamos completamente comprometidos, hoy iniciamos con este proceso de realizar el proyecto y lo vamos a afrontar con la mejor actitud y el mayor profesionalismo que podemos tener”, manifestó Cárdenas.
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El jurado, compuesto por profesionales en arquitectura e historia, consideró que el anteproyecto tenía una alta calidad arquitectónica, desde el punto de vista de restauración y puesta en valor del inmueble, y que es viable desde el punto de vista presupuestario y de gestión administrativa.
También concluyó que la intervención propuesta es respetuosa del edificio patrimonial, donde la obra nueva se integrará al edificio histórico y pondrá en valor al conjunto arquitectónico. Los tomadores de decisión también indicaron que el proyecto posee un gran impacto simbólico y la puesta en valor está vinculada a la comunidad y su desarrollo cultural.
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La casa
Se calcula que la casa que albergará el museo tiene más de 200 años de existencia. La casona se ubica en el centro de la ciudad, propiamente en el barrio Condega, en lo que se define como casco histórico y es fiel representante de la arquitectura residencial típica de Liberia durante el siglo XIX.
Según datos recopilados por Carlos Manuel Zamora Hernández, historiador jubilado del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (CICPC), data aproximadamente de la década de 1830.
Es una casa propia de la arquitectura vernácula, que se caracteriza por estar construida con técnicas y sistemas constructivos con base en tierra y madera en sus muros (bahareque), techo de teja y “puerta del Sol”.
La puerta del Sol es muy característica de Liberia, consiste en una doble puerta en la esquina de la casa. Una columna de madera separa cada puerta para controlar la entrada de luz y la ventilación de la casa, abriendo y/o cerrando una de las dos, según la luz del día.
A principios del siglo XX perteneció a la familia Góngora y, posteriormente, pasó a manos del municipio. Antes de 1945 vivieron allí el maestro de música Tobías Sanabria y luego Hilda Baltodano y Mario Porras; ya para la década de 1950 la casa y su amplio solar funcionaron como plantel del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (Mopt).
En la década de 1980 fue inscrita a nombre del Instituto de Guanacaste y se firmó un convenio con la Asociación para la Cultura de Liberia con el objetivo de que se utilizara como Casa de la Cultura y museo; y en 1990 se creó el Museo del Sabanero para rescatar y difundir los saberes asociados a este trabajador del campo, pieza fundamental de la historia ganadera de la región y de la identidad del guanacasteco.
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La primera parte de este proyecto consiste en restaurar la vivienda. Entre los daños que vieron los profesionales está que el repello de los muros de bahareque se desprendió o presenta grietas y manchas por humedad, el piso está desnivelado con losetas de barro quebradas, la madera del techo tiene grietas y hongos, las tejas están rotas y fuera de su lugar, las puertas y ventanas están en mal estado y posee una instalación eléctrica deficiente; dado su poco, nulo o mal mantenimiento.
“La necesidad de realizar mejoras físicas y espaciales es algo evidente en el inmueble; sin embargo, para que dicha intervención tenga éxito y le permita al museo existir y mantenerse activo, es necesario crear áreas complementarias que le permitan cumplir con su función museográfica de manera adecuada”, consignaron los ganadores en el anteproyecto.
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El futuro museo
Además de las tres salas, la intervención contempla hacer uso del amplio espacio del solar de la propiedad, construyendo allí el área administrativa, boletería, sala audiovisual, salón multiuso y servicios sanitarios, para garantizar el funcionamiento a largo plazo del Museo del Sabanero.
“Se busca abrir sus puertas a la comunidad, de manera que su función sea flexible y pueda albergar más actividades fuera de las de exhibición, como talleres, charlas, exhibiciones temporales y actividades comunales”, indicaron los ganadores.
De esta manera, el proyecto está compuesto por dos intervenciones que se conjugan en una propuesta integral.
Por una parte, se restaurará el edificio patrimonial y, por otra, fomentará el rescate del patrimonio inmaterial guanacasteco, mediante la exhibición del museo y las obras complementarias que permitirán la apertura de espacios para el aprendizaje, tanto de locales como de extranjeros. El resultado será un conjunto arquitectónico que incluye varias edificaciones.
Otros anteproyectos premiados
El jurado no solo premió al ganador, también decidió otorgar cuatro menciones honoríficas, al sopesar la calidad del contenido, impacto social, investigación y aporte al patrimonio nacional en cuatro propuestas de restauración.
- La Escuela Santa Cruz de Turrialba, presentado por Nancy Reyes Sevilla y Pablo Boniche Villalobos.
- La Escuela de San Jerónimo de Moravia, presentado por Rafael Ángel Venegas Arias y María Paula Castillo Orozco.
- El Edificio Luis Alberto Monge Álvarez, presentado por Johnny Zúñiga Andrade y Erich Francisco Picado Argüello.
- La Estación del Ferrocarril de Orotina, presentado por Rafael Rodolfo Mejías Cubero; todos profesionales en Arquitectura.