La cultura en Guanacaste va más allá de los hechos de la Anexión del Partido de Nicoya, sus tradiciones culinarias, bailes, carreta y trabajo de boyeros y sabaneros, y el poblado indígena chorotega.
La negritud guanacasteca o la afroguanacastequidad es una parte importante desde la colonia hasta la época actual que ha sido invisibilizada en los libros de historia, pero busca ser rescatada de la mano de historiadores, artistas y gestores culturales.
La cantautora Guadalupe Urbina afirma que a ella nadie le tuvo que hablar sobre esa herencia, pues la veía cada vez que salía a caminar, cada vez que se veía al espejo. Esos cabellos rizados o “colochos” y el color oscuro de la piel en diferentes zonas de la provincia se asemejaba más al de los negros que al de los indígenas.
Esa negritud se hacía presente en las actividades cotidianas, la forma en la que se crea la música y se interactúa con ella, con esa percusión que se siente “africanizada”. La marimba y el quijongo son instrumentos que hablan de esa ascendencia que ella denomina “afromestizaje”. Alimentos como los frijoles y el arroz tienen muchas similitudes con la preparación hecha en épocas antiguas en algunas zonas de África.
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Desde entonces, su música lo refleja.
“La negritud no es un componente de la cultura, es la base. La marimba no solo nos habla de un territorio geográfico, también emocional. Donde hay marimbas, hubo esclavitud. Y donde hubo esclavitud hay estilos y hay tendencias. Esos lo hemos heredado de África. En la música está tan presente que los instrumentos más importantes de la provincia vienen de África”, dijo.
Su misión, cada vez que pisa un escenario o lleva su música es hacer visible ese componente afro como parte intrínseca de Guanacaste.
Para la historiadora Gina Rivera Hernández, esa negritud siempre ha estado presente en las manifestaciones de muchas formas de guanacastequidad.
“El negro, aunque trate de ocultarse, ahí está. Habla a través de la forma en la que enfrentamos la vida. Somos capaces de llorar cantando, es parte de nuestra herencia negra”, afirmó.
En los últimos años, esas raíces se han puesto de manifiesto para hacerse sentir y cada vez más autores lo manifiestan en sus escritos. Rivera mencionó el ejemplo de Milagro Obando Matarrita, una poetisa que es la primera persona en Guanacaste que trabaja el tema de la negritud como base central en su obra. Ella escribió el poemario Noche sin luna, que precisamente se presentó este 24 de julio.
“Es un texto que debe leerse a la luz de una poesía de los procesos de identidad. Un texto de diáspora afroguanacasteca que sale en una noche sin luna, pues lo oscuro de la piel, de los silencios de la historia, ahora cobran un lugar en la reflexión y nueva definición”, cita la presentación del poemario.
Rescate histórico
El historiador Édgar Solano Muñoz, quien lleva dos años de estudiar la historia de la población negra en Guanacaste, también indica que los estudios académicos son importantes en este rescate.
Sin embargo, dos incendios durante la colonia en sitios donde se guardaban registros de población hicieron que se perdiera información valiosa sobre nacimientos, bautizos y matrimonios. Por lo tanto, no se sabe con exactitud cuántos eran.
“Si hay limitaciones documentales, como sigue ocurriendo, costaba más difundir la negritud”.
La historia debe reconstruirse con otro tipo de archivos, principalmente internacionales. Solano ha tenido un aliado en un archivo británico, que daba cuenta de viajes de diferentes europeos. Esto ha sido vital para rescatar el legado.
En ese momento, indicó, que un negro esclavo era muy caro, valían lo mismo que cuatro indígenas: entre 160 y 250 pesos de plata, era muchísimo dinero, por lo que no se usaban en trabajos arduos. “Era riesgoso que sufrieran un accidente y la inversión se perdiera, se usaban en trabajos domésticos, en crianza de los hijos”.
Peso genético en Guanacaste
Urbina afirma que Guanacaste es una de las provincias más africanizadas del país. En ella conviven las polirritmias de África, la gracia del ritmo de la palabra. La herencia gastronómica: el gallopinto, el plátano frito tienen esencia de África.
La ciencia ya ha validado las afirmaciones de los artistas, historiadores y gestores culturales. Un estudio de la Universidad de Costa Rica (UCR) confirmó que Guanacaste es la segunda provincia con mayor genética de origen africano. Los resultados de estas pesquisas, publicados en la revista Human Biology indicaron que en Guanacaste el 14,1% de sus genes vienen de África, solo superado por la provincia de Limón, con 30,5% y muy distante de lo visto en el Valle Central (6,3%) o zona sur (7,7%).
“Los negros limonenses son la segunda generación que llegó al país. La primera fue durante la colonia, y estuvieron principalmente en Guanacaste; la segunda fue con la construcción del ferrocarril, y ahí es donde se origina la parte negra de Limón”, explicó a La Nación el genetista Ramiro Barrantes Mesén cuando divulgó su publicación.