Las aceras elaboradas con diferentes piedras y que asemejan un mosaico han sido parte del paisaje costarricense durante décadas. Con el paso del tiempo se fueron cambiando por otras de cemento o concreto chorreado, pero las de piedra siguen siendo parte del acervo cultural.
Estas aceras fueron construidas entre finales del siglo XIX y principios de siglo XX. No están protegidas por la Ley de Patrimonio, sin embargo, el Centro de Patrimonio Cultural pide a las comunidades preservarlas por su antigüedad y valor.
“En la mayoría de estas aceras, la técnica utilizada fue enseñada por expertos picapedreros italianos y bien acogida por nuestros artesanos, que la desarrollaron y difundieron en muchos pueblos costarricenses, convirtiéndose así en artistas y maestros creativos del cincelado. Inicialmente, estas aceras se construyeron en las principales ciudades cabeceras de provincia y en los cantones más antiguos”, afirmó Sonia Gómez, historiadora del Centro de Patrimonio.
Patrimonio envió un oficio a las municipalidades de San José, Heredia, Cartago y Alajuela, Oreamuno, Barva, Santo Domingo, Puntarenas y Esparza, cantones en los que estas aceras son más comunes. Se les pidió preservarlas.
Para el Centro, en varios de estos cantones las antiguas aceras de piedra forman parte del entorno inmediato de algunas edificaciones que sí han sido declaradas patrimonio histórico-arquitectónico. Por ello, “es imperativo su buen mantenimiento y conservación por parte de los gobiernos locales responsables”.
Aunque se motivó a los ayuntamientos a conservar estas aceras, los funcionarios de Patrimonio son conscientes de que en algunos casos es necesaria intervenirlas para garantizar el tránsito seguro del peatón o para cumplir con la Ley 7600, de Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad.
Los profesionales de Patrimonio también pueden indicar a los gobiernos locales cómo mantener de mejor forma estas aceras para contribuir con la preservación histórica y arquitectónica del país.
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