La remodelación que experimenta el Gran Hotel Costa Rica desató la controversia entre ciudadanos y especialistas en arquitectura, quienes consideran que las obras despojarán al edificio de las características que lo convirtieron en patrimonio histórico y arquitectónico nacional desde el 2005.
El debate surgió tras una publicación realizada por La Nación el pasado domingo 4 de junio, la cual explica los cambios estructurales que se harán al inmueble, ubicado en el corazón de San José, frente al Teatro Nacional.
Desde junio del 2016, el hotel pasa por una "remodelación total" que concluirá a mediados de diciembre de este 2017, según informó a este medio Ludwing Díaz, director de Ventas y Mercadeo de Hilton Garden Inn.
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El centro de hospedaje es operado por la cadena Elite Hotels and Resorts de Costa Rica, pero funcionará por medio de una franquicia con Hilton Worldwide, bajo la marca Curio Collection de Hilton.
Dicha restauración, a cargo de la firma OBP Arquitectos, incluye una profunda intervención en el quinto piso del edificio y en algunas partes de sus otros cuatro niveles.
Varias voces
Una de las opiniones más contundentes en contra de los trabajos en el Gran Hotel Costa Rica es la del arquitecto José Joaquín Jiménez Méndez, nieto de Luis Paulino Jiménez Ortiz, quien impulsó la construcción del edificio, en 1930.
Según el profesional, la modernización de la fachada del centro de hospedaje atenta contra los arcos inferiores de la estructura, los cuales, explica, son la continuidad de Las Arcadas históricas sobre las cuales se soporta el edificio.
Además, prosigue el experto, los trabajos acaban "totalmente" con los arcos que se dejaban ver en el quinto piso de la edificación.
"Se permite sustituir su fachada original por un diseño agringado, totalmente en discordancia con Las Arcadas, el Teatro Nacional, la Plaza de la Cultura y la plazoleta del frente. Algo inaudito y en contra de la ley número 7555 del Patrimonio Nacional", sentenció Jiménez Méndez en una carta enviada a este diario.
Dicha normativa, llamada Ley de Patrimonio Histórico Arquitectónico de Costa Rica, fue creada en 1995 para velar por la conservación, la protección y la preservación del patrimonio histórico-arquitectónico nacional.
"Permítame, por su digno medio, como costarricense y como arquitecto, dejar mi más enérgica protesta", concluyó Jiménez Méndez, quien en 1970 formó parte de la junta directiva del hotel.
Otra ciudadana disconforme con el nuevo aspecto que tendría el hotel es Isabel Clare, quien mediante un correo electrónico afirmó que se trata de "una obra que alterará, en su totalidad, la esencia del inmueble".
Muchas otras personas alzaron la voz en redes sociales. Entre ellas, la expresidenta de la República, Laura Chinchilla, quien calificó la remodelación de "adefesio".
Andrés Fernández, arquitecto y especialista en arquitectura de San José, comentó que, más que una remodelación, lo que se está haciendo con el Gran Hotel Costa Rica es una reconstrucción.
"La pregunta que entonces me viene a la mente, como ciudadano y como especialista en patrimonio, es: ¿con qué criterio aprobó el Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura una intervención tan agresiva en un edificio declarado patrimonio histórico-arquitectónico?", aseveró el experto.
El permiso
Ante la interrogante de Fernández, que también se han planteado las demás voces en desacuerdo con la restauración, William Monge, director del Centro de Patrimonio, enfatizó que el procedimiento estructural conserva el tejido histórico del edificio y se apega a la ley 7.555, de Patrimonio Histórico Arquitectónico de Costa Rica.
"El quinto nivel que el Centro de Patrimonio autorizó demoler no corresponde a ese tejido histórico original... Se trataba de una construcción de baja factura constructiva, muy llena de continuas remodelaciones y, por lo tanto, esto no era tejido histórico que tuviese valor patrimonial", afirmó el funcionario.
En ese sector se ubicaban aposentos dedicados a masajes, un spa, una sala de billar, salones para eventos sociales, oficinas del hotel y la cocina del restaurante.
Con la remodelación, ahí se asentarán la recepción, un bar, un área ejecutiva y un salón de reuniones.
Según explicó Monge, en cuanto al aspecto que luciría la fachada de la edificación luego de las obras, los consultores a cargo tienen clara la importancia de no caer en un "falso histórico".
En arquitectura, un falso histórico ocurre cuando la estética de un edificio pretende ser la de una época, sin serlo. Por ejemplo, cuando se trata de disfrazar de carácter colonial una estructura construida en pleno siglo XXI.
Tras las críticas externadas por los ciudadanos a raíz de esta remodalación, La Nación se comunicó nuevamente con Ludwing Díaz, director de Ventas y Mercadeo de Hilton Garden Inn, quien dijo que la constructora se referirá al tema en el transcurso de la semana, pues por ahora no hay ningún vocero en el país quien pueda dar declaraciones.