Seis ermitas del cantón de Mora son refugio espiritual en sus comunidades pero además joyas arquitectónicas, así reconocidas desde este 18 de abril, en celebración del Día Internacional de Monumentos y Sitios.
Este martes, estas seis ermitas recibieron la distinción durante una gira que incluyó la visita de autoridades del Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (CICPC) y del Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ).
Con el reconocimiento se concretó un proyecto impulsado por la Municipalidad y dirigentes comunales.
Conozca cada uno de estos edificios:
Ermita de Corralar
Se ubica en el distrito de Tabarcia. Según consta en el documento de la declaratoria, fue construida en madera en la década de 1950. Su maestro de obras y diseñador fue Amancio Vargas, quien le incorporó algunos elementos de la arquitectura victoriana.
El acarreo de los materiales, la construcción y la financiación de la obra, consistió en un significativo esfuerzo comunal, que le otorgó un importante valor simbólico y cultural.
La ermita permanece casi inalterada y posee un alto grado de integridad con respecto a su diseño original, destacándose en su entorno.
Ermita de Llano grande
Está en el distrito de Picagres; también fue construida en la década de 1950. Esta ermita posee una estructura en madera y recubrimiento externo en lámina metálica con algunos rasgos del estilo victoriano.
Según el estudio para su declaratoria patrimonial, hecho por el CICPC, es un ejemplo de la arquitectura religiosa que se edificó en muchos pueblos rurales de Costa Rica. Su diseño es del maestro de obras Atiliano Zúñiga, quien la construyó junto con sus hijos. Ellos mismos fueron los encargados de levantar otras ermitas con esas características, como la ermita de Picagres de Mora y la de Barbacoas de Puriscal.
La Nación conversó con Horacio Núñez Valverde, nieto del constructor, una de las personas que más trabajan para mantener la belleza del templo.
“El altar fue confeccionado por mi abuelo y mi papá hace más de 60 años. Yo vivo desde hace 14 años en la comunidad y le tengo mucho cariño. La madera por dicha no es dañada por insectos, pero hace poquito sí colaboré con un señor que reparó la puerta del sagrario donde se guardan las hostias. Es una muy buena madera”, destacó Núñez.
Esta capilla se utiliza para algunas eucaristías especiales. El párroco de Barbacoas de Puriscal, a la que pertenece esta filial, oficia una o dos veces al mes en este templo.
Ermita de Piedras Negras
No existe una fecha exacta de su construcción, pero se estima que se inició en los primeros años del siglo XX. La estructura de madera del pequeño templo está forrada externamente por unas antiguas láminas de zinc onduladas y de canal angosto. Por su ubicación se constituye en un punto de referencia, tanto espacial como afectivo, dada su escala y valor histórico-arquitectónico.
De acuerdo con el CICPC, el templo, la casa cural y el salón comunal, conforman una unidad arquitectónica que permite la lectura de las tres épocas más evidentes del proceso evolutivo de la comunidad de Piedras Negras. Este conjunto es único en el sitio por su tamaño, filiación arquitectónica y condición de edificio de uso público.
María Luisa Barquero Sandí, de la Junta Pastoral, comentó a La Nación que el templo tiene una estructura de madera por dentro y es forrada por fuera con una lata. Las columnas y el cielorraso, con sus diseños, son de las partes favoritas de las personas.
“Está Juana Pereira, porque la patrona es la Virgencita de Los Ángeles”, detalló.
Su última restauración se realizó en tres etapas, entre 2017 y 2019. Fue financiada por la comunidad y supervisada por el Centro de Patrimonio Cultural, por lo que el templo se encuentra en muy buenas condiciones.
“Ha sido difícil conservarlo, son estructuras muy viejas, pero lo hemos logrado. Ahora tenemos el proceso de restauración de la Casa Cural, un arquitecto está levantando los planos”, manifestó.
Ermita El Rodeo
Está en el distrito Colón. Fue construida en madera; cuando se levantó, durante la década de 1950, estaba en una hacienda ganadera. La pequeña ermita fue un proyecto a cargo de los peones de la finca y de sus familias, con la finalidad de obtener un lugar apto para cumplir con sus necesidades espirituales. Fue erigida por el maestro de obras Dimas Quirós y diseñada posiblemente por Cruz Rojas.
Presenta un diseño prácticamente inalterado en el tiempo y posee un alto grado de integridad con respecto a su diseño original, lo que la convierte en un símbolo para el poblado de El Rodeo.
Ermita Balsilla
Está en el distrito de Picagres. Fue construida entre 1918 y 1919, posee una estructura en madera y recubrimiento externo en chapa metálica, con algunos rasgos del estilo victoriano y es un ejemplo de la arquitectura religiosa, que se edificó en muchos pueblos de la Costa Rica rural.
Fue diseñada por el maestro de obras Denario Delgado y construida con el apoyo económico y el aporte de mano de obra de todo el pueblo.
Según el Centro de Patrimonio, la edificación luce inalterada en el tiempo, tampoco presenta modificaciones a su diseño original y, por tanto, mantiene intacto su tejido histórico.
Ermita Picagres
Está, como su nombre lo indica, en el distrito de Picagres. Fue construida en la década de 1930. Su estructura es de madera con un recubrimiento externo de chapa metálica. Posee algunos rasgos del estilo victoriano y es un ejemplo de la arquitectura religiosa que se edificó en muchos pueblos de la Costa Rica rural.
Fue diseñada por el maestro de obras Atiliano Zúñiga, quien la edificó junto con sus hijos, los mismos que construyeron otras ermitas de características rurales en la zona, como es la de Llano Grande de Mora y la de Barbacoas de Puriscal.
Estela Jiménez Montoya, de la Junta Pastoral de la comunidad, señaló que, aunque la iniciativa de la declaratoria surgió de personas externas a la comunidad, hay muchas otras interesadas e involucradas en darle mantenimiento.
Esta ermita, que pertenece a la parroquia de Barbacoas de Puriscal, solo tiene misas dos veces al mes: los primeros miércoles y los terceros sábados.