La Plaza Mayor de Cartago, ubicada frente a las Ruinas del Templo de Santiago Apóstol, se convirtió en patrimonio histórico y arquitectónico de Costa Rica.
Esta declaratoria apareció publicada en La Gaceta el 28 de febrero y el Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural, del Ministerio de Cultura, la hizo del conocimiento del Concejo cartaginés la semana pasada.
El decreto establece que este espacio tiene más de 400 años de historia, ya que allí estuvo la primera plaza creada por los españoles en el Valle Central durante el período de la conquista.
Como otro factor para declararla patrimonio, el decreto detalla que esta plaza fue “testigo y escenario de las principales efemérides de la vida colonial y del período de la independencia”.
Esta declaratoria prohíbe la demolición del inmueble o su remodelación parcial o total sin la autorización previa del Centro de Patrimonio Cultural.
Además, indica a la Municipalidad que es su obligación “conservar, preservar y mantener adecuadamente el inmueble”.
Sin opción para quiosco. Esta declaratoria acaba por completo con la idea de construir en ese espacio un quiosco para los conciertos de la Banda de Cartago y otras actividades culturales, proyecto impulsado por regidores de anteriores concejos y el Comité Cívico Cartaginés.
Dicha propuesta contaba con la oposición del Centro de Patrimonio. Sandra Quirós, su directora, argumentó que el diseño del quiosco reñía con el entorno histórico del lugar y afectaba la visión de las Ruinas de Cartago, criterio apoyado por un grupo de arquitectos de la provincia.
Un recurso de amparo presentado por esa agrupación de profesionales llevó el tema a la Sala IV, la cual resolvió que el Centro de Patrimonio debía emitir la autorización necesaria para la construcción.
Aunque la Municipalidad de Cartago ya había destinado ¢70 millones para ese quiosco y adjudicado la obra a la empresa Constructora Sánchez, el Centro de Patrimonio denegó el permiso para ejecutar el plan. Por ello, la compañía constructora pide ahora una indemnización de ¢4 millones.
Eduardo Castillo, de la Asociación Pro Reestructuración de las Ruinas, solicitó a los regidores que los ¢70 millones destinados al quiosco se inviertan en el reforzamiento de la vetusta estructura.