No se sabe la fecha exacta, pero el plan ya está trazado y cerca de 200 funcionarios trabajan a diario en la organización de la primera campaña nacional de vacunación contra la covid-19.
Tres millones de costarricenses serían inmunizados contra este nuevo virus a partir, tentativamente, del primer trimestre del 2021 y a lo largo de todo ese año.
Lo anterior obligó a activar, meses atrás, un inédito proceso de coordinación entre varias instituciones para garantizar un uso óptimo de las 6 millones de dosis que ingresarán al país.
Pedro González, viceministro de Salud, estima que el sistema sanitario costarricense se enfrenta a uno de los mayores desafíos de su historia.
González señaló que organizar una campaña para aplicar una vacuna que todavía no se tiene, pero que es tan esperada a nivel mundial, requiere de la atención de muchos detalles.
Se trata de un esfuerzo que exige la sincronización de un sinnúmero de procesos científicos, diplomáticos, legales, administrativos y de logística.
A modo de ejemplo, el funcionario contó que fue necesario reformar varios decretos para poder agilizar la compra de las vacunas a las casas farmacéuticas.
De hecho, las tareas del equipo involucrado van desde organizar la traída de las dosis, hasta la capacitación de quienes las van a aplicar y la elección de quienes las van a recibir.
Por ello, en este proceso se ha involucrado personal de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el Ministerio de Salud y la Comisión Nacional de Emergencias (CNE).
También participan funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores, el Ministerio de Hacienda y la Presidencia de la República, entre otros.
“Es un trabajo articulado que reúne personas de diferentes instituciones, todas trabajando desde su trinchera“, indicó Leandra Abarca, coordinadora del Programa Ampliado de Inmunizaciones de la CCSS.
“A todos nos tocará trabajar, es un desafío compartido, porque luego la ciudadanía deberá colaborar con su parte y acudir a los centros de vacunación en el momento que se le indique”, agregó Abarca.
Este grupo comenzó a gestarse y a trabajar de forma intensa desde finales de julio y cada vez se suman más participantes.
Solo en el caso de Salud, por ejemplo, están involucrados decenas de empleados de distintas oficinas como el despacho del ministro, Vigilancia de la Salud, Dirección Jurídica y Servicio al Cliente.
De la CNE participan 10 funcionarios de los departamentos Legal, de Proveeduría y Logística.
De Relaciones Exteriores, hay tres personas en la mesa interinstitucional, pero también funcionarios de las direcciones de Cooperación Internacional, Jurídicos y Dirección General de Política Exterior.
La ayuda no solo estuvo dentro del país, también fuera: “se contó, además, con el trabajo decidido y aportes de las Embajadas y Misiones en el exterior, que estuvieron haciendo una labor de investigación, monitoreo y diplomacia científica que permitió contar con información de primera mano, en particular de aquellas en países que lideran investigaciones de vacunas”, mencionó Cancillería en su respuesta.
Por su parte, la CCSS tiene asignado personal de todas las gerencias de la institución y de todas las direcciones regionales de servicios de salud.
De hecho, la Seguridad Social tiene a más de 100 funcionarios cuyo trabajo está directamente relacionado con la logística.
“Somos 15 personas en el grupo de coordinación institucional (dentro de la CCSS), pero cada una de esas personas tiene un grupo que trabaja con ellas para la llegada de la vacuna”, expuso Abarca.
Planes iniciales
El proceso que desembocará en la primera vacunación contra la covid-19 arrancó con las plática preliminares que el presidente de la República, Carlos Alvarado; el ministro de Salud, Daniel Salas; y el presidente ejecutivo de la CCSS, Román Macaya, sostuvieron con diferentes casas farmacéuticas.
A inicios de agosto, se conformó una mesa técnico-política con la incorporación de funcionarios de las diferentes instituciones involucradas, quienes se reúnen semanalmente a ver los avances del proyecto.
De acuerdo con el viceministro González, el país tenía tres opciones para conseguir las vacunas:
1- Negociar directamente con uno o más laboratorios farmacéuticos.
2- Incorporarse a COVAX, una iniciativa auspiciada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo Mundial para la Vacunación (GAVI) que busca dotar de vacunas al 20% de las personas de mayor riesgo de los países que se inscriban. Los dirigentes de COVAX están en conversaciones con 18 empresas que tienen vacunas en estudio.
3- Esperar que las vacunas estuvieran listas y comprarlas directamente.
“Esta última opción se descartó desde el principio porque nuestra prioridad era tener la vacuna pronto. Y se definió que mejor, para bajar el riesgo, íbamos a utilizar los primeros dos mecanismos”, señaló el jerarca.
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Tareas científicas: escoger la vacuna y priorizar a quién se le dará primero
La Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología (CNVE) fue la encargada de escoger la vacuna y de definir los grupos que la recibirán de primero.
Dicha comisión está formada por funcionarios de Salud, la CCSS y la Asociación Costarricense de Pediatría (ACPE) con especialidad en temas de vacunas e inmunología.
Según lo indicado hasta el momento por la CNVE, los trabajadores de la salud que están en mayor contacto con el virus serían los primeros en recibir las dosis, junto con las personas que presenten mayores factores de riesgo.
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“Hay dos grupos grandes de personas prioritarias: quienes tienen más riesgo de infectarse e infectar a otros, que son personal de salud que pasa en la primera línea de atención y, por otro lado quienes, por su estado de salud tengan mayor riesgo de morir si llegaran a contagiarse”, expresó el viceministro.
En la selección también intervendrán otros factores, como la dinámica propia de contagio dentro del país.
Jarbas Barbosa, subdirector de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), destacó la importancia de priorizar: “nuestro principal objetivo al planificar la primera fase de la vacunación es salvar vidas. Y por eso, es importante proteger primero a los más vulnerables”.
Esto también es clave en términos de logística, dado que la distribución se hará de forma paulatina.
“No tendremos todas las vacunas a la vez”, puntualizó Abarca. “Estas llegarán durante todo el año y es por eso que necesitamos la cooperación de todas las personas para que acudan cuando se les llame según su riesgo. No vamos a poder vacunar a demanda”.
En cuanto al proceso de elección de la vacuna, esta tarea le tomó varios meses a la CMVE, pues debían cumplirse reglas mínimas de eficacia (que el producto funcione) y de seguridad (que los efectos adversos no sean mayores a los beneficios).
Dicha labor resultaba muy complicada de ejecutar tomando en cuenta que los ensayos clínicos de las potenciales vacunas aún estaban en proceso.
Una vez que lleguen las dosis, estas solo estarán disponibles para la Seguridd Social. De momento, no se tiene contemplada la venta a privados.
“Las mismas compañías farmacéuticas no tienen la capacidad de producir vacunas para todos los habitantes del mundo en un primer momento; es limitada. La prioridad para todos ahora es la salud pública”, insistió González.
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Trabajo de hormiga
Personal de todas las gerencias de la CCSS y de cada región del país trabajan en planificar cómo se realizará la vacunación en cada centro médico. El propósito, según Abarca, es que ninguna persona con factores de riesgo se quede sin recibir la vacuna, sin importar dónde viva.
“La logística a lo interno es desafiante. Toda inclusión de una nueva vacuna al esquema obliga a la CCSS a fortalecer el sistema que ya tiene consolidado”, afirmó Leandra Abarca, coordinadora Programa Ampliado de Inmunizaciones de la Caja.
Con base en la experiencia de vacunaciones previas se establecieron varios ejes de trabajo.
Por un lado está el escenario logístico. Este se encarga de ver los procesos de llegada del producto, distribución y control de calidad.
Otro eje se encarga de la documentación; es decir, tener listos lineamientos, guías de preguntas y respuestas conforme se va teniendo la información disponible.
Un tercer grupo revisa las cuotas de vacunación de cada lugar y la capacidad instalada de los servicios de salud, y ve cuántas personas de cada lugar deberían ser vacunadas y con qué prioridad.
También hay un equipo a cargo de la supervisión, evaluación y monitoreo de la vacunación. Además, se diseñó un eje que se encargará de un sistema de información y análisis.
Otro grupo deberá planificar la estrategia de vacunación específica y cómo hacerla llegar a la población, mientras que a otras personas se les asignaron los aspectos administrativos y legales.
Finalmente, un eje dará seguimiento a eventos atribuibles a la vacunación, es decir, estudiará posibles efectos secundarios y otro estará al frente de la capacitación de los funcionarios que aplicarán las inyecciones.
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Lo que aún no se sabe
En este momento, sin embargo, hay muchos detalles que no se conocen, dado que las vacunas aún no han finalizado sus pruebas y no están aprobadas por agencias reguladoras.
“Una de las interrogantes es quiénes tendrán algún tipo de contraindicaciones. Eso lo sabremos cuando ya finalicen los ensayos y difundan el prospecto y vengan indicaciones y contraindicaciones; eso se tomaría en cuenta para la estrategia de vacunación”, señaló Leandra Abarca.
Otra de las dudas es si habrá límite de edad, dado que los ensayos clínicos están para personas de 85 años o menos.
“Tiene mucho que ver con la recomendación de la casa farmacéutica cuando ya esté el producto y con la aprobación de la FDA. Si las recomendaciones dicen que no hay tope de edad, se podría poner a esas edades.
“Es altamente probable que no haya tope y se puedan aplicar a mayores de 85 años, pero aún hay que esperar a ver qué dicen las recomendaciones”, subrayó González.
De momento, estas 200 personas trabajan con intensidad para preparar el terreno para la llegada de la vacuna contra la covid-19. Pero saben que, cuando las dosis estén en el país, iniciará otra etapa más fuerte para proteger la vida de la mayor cantidad posible de personas.
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