Las autoridades nacionales vigilan de forma cercana 100 distritos de 36 cantones nacionales que podrían pasar de alerta amarilla a naranja por covid-19. De estos, preocupan aún más 24 cantones en seis provincias.
¿A qué se debe? Estos cantones no presentan necesariamente un aumento irregular de casos de covid-19. Sin embargo, los servicios de alerta temprana o vigilancia sindrómica han detectado un aumento mayor de personas con síntomas respiratorios como fiebre y tos en estos lugares, lo que podría prever posibles brotes de covid-19.
Estos son los 24 cantones en alerta amarilla en donde se tienen más de tres semanas con alerta preventiva por la vigilancia sindrómica y que podrían pasar alerta naranja:
San José: Peréz Zeledón.
Alajuela: Atenas, Orotina y Upala.
Cartago: Turrialba y Jiménez.
Heredia: no reporta.
Guanacaste: Liberia, Cañas, Carrillo, Abangares, Tilarán y Bagaces.
Puntarenas: Puntarenas, Esparza, Buenos Aires, Osa, Golfito y Garabito.
Limón: Limón, Guácimo, Pococí, Siquirres, Matina y Talamanca.
Al verse por distritos, hay una vigilancia especial en 100 de 36 cantones, aunque no todos presenten el mismo nivel de riesgo. Hay una atención especial sobre la provincia de Limón, donde 25 de sus 30 distritos están en esta situación:
Pérez Zeledón: Daniel Flores, Cajón, San Isidro del General.
Atenas: Atenas, Jesús, Mercedes, San Isidro, Concepción.
Orotina: Orotina, Coyolar, La Ceiba.
Upala: Upala, Aguas Claras, San José.
Jiménez: Tucurrique, Pejibaye.
Turrialba: Turrialba, La Suiza, Santa Cruz, Tres Equis
Liberia: Liberia y Nacascolo.
Bagaces: Bagaces, Mogote y Río Naranjo.
Carrillo: Filadelfia, Palmira, Sardinal y Belén.
Cañas: Cañas y Palmira.
Abangares: Las Juntas.
Tilarán: Quebrada Grande, Tilarán, Tronadora, Arenal.
Puntarenas: Puntarenas, Chomes, Lepanto, Paquera, Barranca, Monteverde, Cóbano, Chacarita, Acalpulco, El Roble.
Esparza: Caldera.
Buenos Aires: Buenos Aires, Potrero Grande, Brunka.
Osa: Palmar.
Golfito: Golfito, Puerto Jiménez.
Garabito: Jacó
Limón: Limón, Valle La Estrella, Matama.
Pococí: Guápiles, Rita, Roxana, Cariari.
Siquirres: Siquirres, Pacuarito, Florida, Germania, Cairo, La Alegría.
Talamanca: Bratsi, Cahuita, Sixaola, Telire.
Guácimo: Duacari, Guácimo, Mercedes, Pocora, Río Jiménez.
¿Cómo funciona la vigilancia sindrómica?
La alerta sindrómica ayuda a prever, días antes, si hay un riesgo mayor de un brote de una enfermedad infecciosa en determinado lugar. Covid-19 es una de ellas.
En una entrevista anterior, Marvin Cervantes, epidemiólogo que ha estado al frente de la atención de vigilancia sindrómica de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), enfatizó que no es una predicción (pues no hay “bolitas de cristal” en las epidemias), ni se trata de un pronóstico como el del estado del tiempo.
Esta vigilancia, explicó, más bien funciona como un radar. Se busca prever, con base en el análisis de síntomas, en este caso, de enfermedades respiratorias, cómo se comporta una enfermedad y ver si esto implicaría que pueda darse un brote.
“No es un diagnóstico de covid-19, es un prediagnóstico. Desde que la gente llega con síntomas y se le hace la prueba, ya se van enviando al sistema desde antes de tener el resultado. Nos permite proyectar, con dos semanas de antelación, dónde podrían salir más casos. La vacuna no está a la vuelta de la esquina, tenemos que adelantarnos al virus”, comentó en aquel entonces.
Se trata de un sistema informático que compila varias cosas. La primera, y puerta de entrada al resto de la herramienta, es la vigilancia de síntomas. Cada vez que una persona ingresa a cualquier tipo de servicio de salud de la CCSS con algún síntoma sospechoso de covid-19, este se añade directamente a la división de vigilancia sindrómica del sistema del Expediente Digital Único en Salud (EDUS).
La información se toma con base en dónde vive la persona. Es decir, si alguien fue a consultar en un área de salud que no es en la que vive, quedará registrada en su lugar de residencia y no en el lugar donde fue atendida.
Esta información se recoge en un servidor central y en donde se ven y analizan los movimientos en 24 horas. Según los reportes que este servicio envíe se generan alertas.
Hay tres tipos de alertas: la C1, que indica que hay 60% de probabilidades de un brote; la C2, donde las posibilidades son de 70% y la C3, en donde el riesgo de un brote, en este caso de covid-19, es de 82%.
“Nos proyecta por cantón, por distrito y por barrio, de manera que, a nivel nacional, se sabe lo que pasa, pero incluso a nivel de barrio, en lo más localizado”, expresó Cervantes.
Este sistema, sin embargo, tiene debilidades. Una de ellas es que depende de que las personas lleguen a consultar al Ebáis o clínica, si las personas no consultan y pasan su enfermedad en su hogar, o si buscan algo en una farmacia y se devuelven a casa, el sistema no los captaría y esto no se vería reflejado en las alertas.
Si son muchas personas las que sintiéndose enfermas no consultan, se podrían escapar posibles brotes.
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¿Qué deben hacer las comunidades en estas zonas?
Las recomendaciones de las autoridades de salud son las siguientes:
Intensificar la supervisión del cumplimiento de protocolos desde las policías municipales, con apoyo de las cámaras empresariales y la comunidad.
Ampliar la difusión del mensaje de las medidas preventivas, indicando a la población el riesgo temprano en que se encuentran como comunidad.
Reforzar la atención territorial, con énfasis en los distritos que presentan riesgo aumentado.
Aumentar el seguimiento cercano a las poblaciones de riesgo, pues son son más vulnerables en caso de un posible brote.
Comités Municipales de Emergencia deben tomar previsiones para visualizar la necesidad de un centro de aislamiento y los posibles espacios donde se podría ubicar.
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