Empieza como una molestia leve en las manos, pero, con los días o semanas, se transforma en un hormigueo constante, entumecimiento y un dolor tan insoportable que impide manipular objetos con precisión.
A esto se le llama el síndrome del túnel carpal y ocurre cuando una inflamación muscular, a la altura de la muñeca, ejerce presión sobre el nervio mediano, el cual se extiende desde el antebrazo hasta la mano.
Este nervio es responsable de controlar el movimiento de los dedos y las sensaciones de la parte posterior de la mano.
Su obstrucción causa molestias y problemas de movilidad dolorosos y tan incómodos que resultan incapacitantes para quienes lo padecen.
Una persona con este síndrome puede tener dificultad para amarrarse los cordones de los zapatos, para sostener una taza de café e, incluso, puede llegar a perder el control de sus extremidades. Además, el malestar empeora por la noche o en presencia de temperaturas más frías.
“Es terrible y no se quita. Como un dolor de muela, pero en toda la mano”, dice el informático Alberto Montero, de 31 años.
Incidencia. Datos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) señalan que, en promedio, 1.500 personas son internadas cada año para realizarse procedimientos que buscan aliviar las consecuencias de padecer el síndrome de túnel carpal.
Durante el primer semestre de este 2015, la cifra de atendidos llegó a 626 y es de destacar que nueve de cada 10 personas sometidas a cirugía en la Caja son mujeres.
En detalle, en ese lapso, de las 626 personas sometidas a cirugía, 67 son hombres y 559, mujeres. De ellas, 346 están entre los 45 y 64 años, lo que muestra que el mal afecta a un rango de población muy amplio.
¿Se previene o se trata? Según los médicos, este síndrome ha sido asociado con personas que realizan movimientos repetitivos con la mano, específicamente con la muñeca, como escribir en computadora, hacer trabajos manuales y usar el mouse.
Según la especialista Ana Certad, también hay una alta incidencia entre deportistas que hacen muchas veces el mismo movimiento, como con un remo o por el golpeteo constante contra el manubrio de la bicicleta o el exceso de dorsiflexión en quienes se dedican a levantar pesas.
Este dolor de muñecas, además, puede ser consecuencia del golpe directo y continuo de quienes practican balonmano o baloncesto, o bien, aparecer a causa de las rotaciones extremas en los bolichistas.
Mantener posiciones inadecuadas o incómodas de las manos durante horas también contribuye al daño. Por ello, los especialistas sugieren que, ante todo, se debe activar la prevención. Eso es tan simple como ser consciente y descansar las manos al menos una vez cada hora. Algunos médicos sugieren, para ello, alternar el uso de las manos.
Otra recomendación es hacer ejercicios de estiramiento regularmente con los antebrazos, así como con las muñecas.
En caso de empezar a sentir malestar, deje reposar las manos y evite cargar peso.
Otras posibles causas del túnel carpal son los factores hereditarios y enfermedades como diabetes o artritis.
Desde una perspectiva biológica, podría haber también una predisposición femenina, pues se presume que, anatómicamente, el túnel carpal es más pequeño en ellas que en ellos. El tamaño también podría explicar por qué se da en personas más jóvenes. Solo entre el 2006 y el 2008, nueve muchachos de entre los 15 y los 19 años también tuvieron que ser operados por túnel carpal.
¿Qué hacer? La mejor apuesta es prevenir este mal. Por ello, lo peor que pueden hacer quienes deben realizar tareas constantes con las manos, es no darles un descanso por el tiempo debido. Hay que tomar en serio esta indicación.
Para los que ya lo sufren, lo peor es no reaccionar u optar por automedicarse antiinflamatorios de venta libre en las farmacias, pues estos no pueden actuar sobre los ligamentos dañados y terminan por empeorar el dolor causado por el síndrome.
Recordemos que mantener un nervio presionado puede provocar que se atrofie irrevocablemente, porque los músculos de la mano se van a adelgazando y muriendo, explicó la ergonomista Ewa Gustafsson. “Los síntomas suelen aparecer gradualmente y reflejan sensaciones de calor en la palma de las manos. Présteles atención”, añadió.
Se calcula que alrededor de un 60% de las personas que padecen este mal pueden revertir el daño practicándose una infiltración.
Este procedimiento consiste en insertar una dosis de esteroides (antiinflamatorios corticoides) en los ligamentos inflamados con una inyección que pone un especialista.
En ocasiones, el procedimiento puede ser efectivo con solo una vez de aplicado, pero, en otros casos, puede ser necesario hacerlo hasta tres veces, cada tres meses, para un alivio completo.
Si los pacientes fueron infiltrados y no obtuvieron alivio, los médicos consideran como opción acudir a una cirugía.
La operación consiste en descomprimir o cortar el ligamento que aprisiona el nervio mediano.
Para la paciente Ángela Segura, este padecimiento ha sido “de los peores dolores” de su vida. “No es mentira. Yo he sido costurera desde niña y dicen que por eso me dio”, afirmó.
“Por dicha, me fui a revisar y estaba asegurada. Les puedo decir que bendije mucho a los doctores cuando me quitaron el malestar. Es que de verdad es un dolor terrible que no se quita nunca: no lo deja a uno hacer nada, ni dormir, y no hay pastilla ni compresa que lo alivie. A quienes lo padecen les digo que se atiendan, cuanto más se hagan los valientes es peor. Y a los que no lo tienen, ¡cuídense! Uno no le desea algo así a nadie”, dijo Segura.