El ejercicio protege contra complicaciones de la covid-19.
“No es una vacuna, porque en sí mismo no lo va a proteger de infectarse, pero sí es un aliciente que puede protegerlo a usted de complicaciones”, resumió José Ángel Ramírez Obando, especialista en Educación Física y Movimiento Humano.
Esta no solo es la opinión de experto. Diferentes investigadores alrededor del mundo llevan más de un año de estudiar el impacto de las personas físicamente activas cuando tienen covid-19.
El pasado 13 de abril, la revista British Journal of Sports Medicine publicó uno de los más completos, que le dio seguimiento a 48.440 adultos con covid-19 en Estados Unidos que fueron diagnosticados entre enero y octubre de 2020 y se les dio seguimiento durante al menos seis meses.
“A menores niveles de actividad física, hay mayores niveles de complicaciones, hospitalización, cuidados intensivos y muertes”, puntualizó Ramírez.
El estudio
Los investigadores, de diferentes institutos de investigación de California, dividieron a los participantes en tres grupos.
En el primero estaban las personas que, al menos durante dos años, habían cumplido con la meta de realizar al menos 150 minutos de ejercicio por semana (30 minutos diarios cinco días a la semana).
En el segundo grupo estaban los “parcialmente inactivos”, que realizaban de 11 a 149 minutos.
Y en un tercer grupo se ubicó a los inactivos, quienes realizaban 10 minutos o menos por semana.
También se tomó en cuenta si las personas tenían factores de riesgo como historia de cáncer, enfermedad renal crónica, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), males cardiovasculares, obesidad o sobrepeso, tabaquismo, diabetes, o historia de trasplante.
Al cabo del tiempo de análisis, el 8,6% de los participantes fue internado, el 2,4% requirió de una unidad de cuidado intensivo (UCI) y el 1,6% murió.
Al analizar los datos, los científicos vieron que el grupo de inactivos tenía 2,26 veces más riesgo de hospitalizar, 1,73 más riesgo de UCI y 2,49 veces más riesgo de muerte en comparación con el grupo de individuos activos. Esto fue independiente de sus factores de riesgo o enfermedades crónicas.
Por su parte, los parcialmente inactivos tenían 1,89 más de riesgo de hospitalizarse que los activos, 1,58 más probabilidades de UCI y 1,88 veces más riesgo de muerte que los activos.
“Los que hacían de vez en cuando también tenían menos riesgo de hospitalización y muerte. Esto quiere decir que, aunque sea un poquito, ayuda. El ejercicio ‘hormiga’ también cuenta”, afirmó Ramírez.
Para los investigadores, esto debe tomarse en cuenta en los programas de salud pública.
“Toda medida de prevención de la pandemia debería contener la recomendación a la población de hacer ejercicios”, cita el estudio.
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Más evidencia
José Moncada, investigador del Centro de Investigación en Ciencias del Movimiento Humano (CIMOHU) de la Universidad de Costa Rica (UCR), mencionó otros estudios que hablan de los beneficios de estar físicamente activo cuando se enfrenta la covid-19.
“En un estudio realizado en 246 pacientes en EE. UU., se reportó que quienes fueron internados por covid-19 tenían menor capacidad aeróbica que quienes no fueron hospitalizados. Tener una buena condición física reduce las posibilidades de ser internado por covid-19 entre un 8% y 25%”, aseguró.
El especialista recalcó que no es necesario hacer ejercicio en grandes cantidades ni con intensidad muy alta. Basta con mantenerse activo durante el día y disminuir el tiempo sentado.
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Cualquier momento es bueno para empezar
¿Qué sucede con quienes son sedentarios? Moncada y Ramírez coinciden en que cualquier momento es bueno para comenzar a construir esa protección contra la covid-19.
Desde las primeras semanas, el organismo ya comienza a registrar los beneficios.
“Comience poco a poco. Primero cinco minutos, luego diez, hasta llegar a 30 al día. Y esos 30 pueden ser 10 minutos en la mañana, 10 en la tarde y 10 en la noche”, concluyó Ramírez.
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