El miedo de muchas mujeres con covid-19 (o sospechosas de la enfermedad) que están embarazadas o en período de lactancia es transmitirle la enfermedad a su bebé. Sin embargo, si ella utiliza mascarilla al alimentarlo el riesgo de infección es muy bajo.
En cambio, descontinuar la lactancia o no darla del todo más bien pueden perjudicar la salud del recién nacido.
Este es el mensaje de autoridades de salud y especialistas durante la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que se celebra todas las primeras semanas de agosto.
“Reiteramos la importancia de la lactancia materna, que tiene beneficios que salvan vidas. La recomendación nuestra es que las mujeres sospechosas o confirmadas con covid-19 sean motivadas a iniciar o continuar alimentando a sus bebés”, dijo este lunes en conferencia de prensa Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Las madres deben ser aconsejadas de que los muchos, muchos beneficios de la leche materna para los recién nacidos y bebés, son mucho mayores que los riesgos potenciales de infectarse”, añadió.
El 23 de junio pasado, la OMS publicó una guía técnica sobre cómo debían amamantar las mujeres sospechosas o confirmadas por covid-19. Como la principal forma de trasmisión es a través de gotículas de saliva o mucosidad, el uso de mascarilla se recomienda en todo momento que se tenga contacto cercano con el niño.
Además, el lavado de manos debe ser más riguroso en esos casos, así como la desinfección de chupones y superficies con los que la mujer estuvo en contacto.
“A la fecha, no hay datos suficientes para concluir que exista transmisión de covid-19 a través de la leche materna. En los bebés, el riesgo de infección es bajo, y usualmente es leve o asintomática, mientras que las consecuencias de no amamantar y de la separación entre la madre y el bebé pueden ser significativas”, detalló el documento.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés), indica que si la mujer se siente muy enferma como para dar de mamar, dependiendo de la edad del bebé, podría dejar chupones con su leche y pedirle a alguien que se los dé, o, si no tiene acceso a estos implementos, poner gotitas de su leche en una cuchara y que alguien sostenga al bebé.
Ingrid Broitman, profesional en Nutrición, consejera en lactancia materna y vocera del Colegio de Profesionales de Nutrición de Costa Rica, enfatiza en la importancia de esta práctica.
“Una madre infectada con covid-19 debe ser contenida y recibir apoyo adicional para continuar con la lactancia utilizando los protocolos de higiene. Se debe favorecer el contacto piel a piel con su bebé y la lactancia a libre demanda”, dijo la especialista.
Beneficios
La leche materna es considerada como la “primer vacuna” de la vida y el mejor alimento disponible para un recién nacido.
“La leche humana posee todos los nutrientes en concentraciones perfectas y del tamaño perfecto para la digestión, además, viene acompañada de hormonas, factores de crecimiento, probióticos, prebióticos y anticuerpos que ayudan al bebé y al niño pequeño a enfrentar el mundo que lo rodea, madurar sus órganos y colonizar de bacterias buenas su sistema digestivo para una salud a largo plazo”, puntualizó Broitman.
Además, a través de la lactancia, la madre le transmite al bebé sus anticuerpos y esto lo protege de diferentes enfermedades.
Los beneficios también son para la salud mental y emocional: la lactancia promueve un mayor apego entre la mujer y su hijo, y se transmiten señales de bienestar, amor y protección.
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Desde la primera hora de vida
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Los especialistas defienden que la primera leche materna que los bebés reciben debe ser en su primera hora de vida. Después de eso debe ser de forma exclusiva (sin introducir otros alimentos) durante seis meses. Y, posteriormente, combinarla con otros alimentos durante 18 meses más, para un total de 24 meses de lactancia.
La primera hora, según los especialistas, es especialmente importante. Le denominan a esto “la hora de oro”.
Esta práctica baja en un 22% el riesgo de que los recién nacidos sufran algún tipo de enfermedad y se disminuye en un 33% las posibilidades de que mueran, además de generar apego con la madre.
No obstante, esta práctica no es común en nuestro país desde antes de la pandemia. Esta regla, según datos de la Encuesta Mujer, Niñez y Adolescencia (EMNA) de 2019, solo se cumple en el 52,9% de los bebés nacidos en Costa Rica. Esto indica que un 47,1% de los menores se quedan sin este beneficio.
De acuerdo con un informe de la OMS y Unicef, en los países del hemisferio occidental el aumento en las cesáreas baja la posibilidad de amamantar durante los primeros 60 minutos de vida. Esto ocurre porque, al salir de esta cirugía, algunas mujeres pasan algún tiempo en recuperación y no amamantan de forma inmediata como sí suele ocurrir en un parto natural.
“Cualquier cría, de cualquier mamífero, necesita ese contacto con su madre toda la primera hora, porque ahí les es más fácil buscar el ponerse a mamar y tener su primer alimento. Nosotros los humanos separamos a los bebés para limpiarlos, bañarlos, pesarlos y los devolvemos envueltos en cobijas, lo que dificulta el contacto piel a piel. O esperamos a que la mamá vuelva de la cesárea y ahí se pierde tiempo valioso”, evidenció Broitman.
La especialista asegura que la leche materna cambia según la edad y las necesidades del bebé, no es la misma en un recién nacido, que a los tres meses, o a los seis o al año, siempre le dará al menor lo que necesita.
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