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Hombres que son desprolijos o descuidados a la hora de besar podrían tener una buena justificación en su actitud.
Los hombres en general parecen preferir besos húmedos “con más acción de la lengua”, señaló la antropóloga Helen Fisher, de la Universidad Rutgers.
La razón de ello sería que los hombres usarían de manera instintiva los besos para recoger trazos de estrógeno en la saliva de la mujer y de esa forma evaluar su fertilidad.
Los besos húmedos también podrían ser un intento inconsciente por transferir testosterona a la mujer, a fin de estimular su interés sexual, dijo Fisher durante la última reunión de la Asociación para el Avance de la Ciencia en Chicago, Estados Unidos.
“Los hombres consideran el beso en una relación como un paso directo hacia la copulación”, dijo.
Un besar desprolijo podría por lo tanto ser “un mecanismo de múltiples propósitos” para que fluyan los jugos de la reproducción.
El beso de la muerte. El beso también podría ser una forma de evaluar la cualidad de un potencial compañero, dijo Wendy Hill, una neuróloga en el instituto de estudios superiores Lafayette College, en Easton, Pensilvania.
Dejando de lado la técnica, el cóctel químico de la saliva podría ser una forma de informar si la persona a quien se besa es una elección apropiada a nivel genético.
Por cierto, Fisher dijo que, según investigaciones, la mayoría de los hombres y de las mujeres consideran su primer beso como “el beso de la muerte” o el surgimiento de una nueva relación.
La idea podría confirmar una serie de investigaciones que se han hecho en Estados Unidos indicando que los seres humanos son atraídos hacia cierto tipo de personas en base a datos biológicos que son más profundos que el aspecto físico o la capacidad intelectual.
Usando estadísticas de 40.000 personas en el sitio de citas en la Internet Chemistry.com , Fisher desarrolló hace poco un test de personalidad que mide cuatro temperamentos que ella considera universales.
Cada temperamento fue vinculado a niveles de actividad de los elementos químicos del cerebro conocidos como dopamina/norepinefrina, serotonina, testosterona, y estrógeno/oxitocina.
De acuerdo a Fisher, el temperamento de una persona guía qué tipo de compañero o de compañera elegirá. Eso ha robustecido su creencia de que el amor involucra cierta poderosa actividad química del cerebro.
“Las personas cantan por amor; bailan por amor; escriben acerca del amor; viven, matan y mueren por amor”, dijo Fisher.
“Es una maravillosa adicción cuando (una relación) anda bien, pero perfectamente horrible cuando funciona mal”, concluyó la antropóloga Helen Fisher.