Este fin de semana, Reino Unido fue foco de atención al admitir el hallazgo de una variante del virus SARS-CoV-2, causante de la covid-19, que probablemente sea más contagiosa, aunque no más agresiva ni más letal.
Esto, sin embargo, puso al mundo en alerta, y decenas de países suspendieron los vuelos desde y hacia dicha región europea.
Para este momento, sin embargo, ya se detectaron personas con esta “versión” viral en otras naciones como Italia, Islandia, Dinamarca, Holanda y Australia. La mayoría de ellos habían estado en Reino Unido.
Especialistas en Virología, Infectología, Epidemiología y Salud Pública estudian y analizan de cerca esta variante. De la misma forma, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sigue de cerca estos acontecimientos para dar las recomendaciones pertinentes.
Además hay un grupo internacional que le da vigilancia a la evolución del virus, a sus distintas mutaciones, así como a otras variantes que surgen alrededor del mundo para determinar su impacto. Entre estas una que surgió en Sudáfrica y que tiene la misma mutación que haría al virus más contagioso.
¿Qué estudian? De acuerdo con Maria Van Kerkhove, jefa técnica de covid-19 en la OMS, las pesquisas tienen tres principales vertientes.
1- La transmisibilidad del virus y el punto hasta el cual las mutaciones pueden hacerlo más contagioso.
2- La enfermedad o síntomas que esta variante causa: su variedad e intensidad. Entre otras cosas, se estudia no solo diferencias en síntomas, sino también en cantidad de pacientes hospitalizados y su gravedad.
3- Cómo se comportan los anticuerpos una vez que la persona se recupera: ¿hay diferencias con otras variantes?
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La presentación anormal de algo normal
Lo más usual en un virus es cambiar su genética o mutar. Al replicarse (producir copias de sí mismo) se producen “errores” que hacen que esa copia no sea idéntica, sino que tenga cambios en su genética.
“Es como hacer una fotocopia, de una fotocopia, de una fotocopia, de una fotocopia... si ves cada hoja fotocopiada tal vez entre una y otra no vayás a ver cambios, pero sí son diferentes, cuanto más distante este una copia de otra, menos van a parecerse”, explicó en una entrevista anterior el virólogo costarricense Christian Marín Müller.
El SARS-CoV-2 sin embargo, no es de los virus que más muta. Por ejemplo, el virus de la influenza muta tanto que de un año a otro su genética es tan distinta que todos los años se necesita una vacuna nueva que se adapte al tipo de virus que está circulando y pueda prevenirlo.
Soumya Swaminathan, científica en jefe de la OMS recalcó: “el SARS-CoV-2 muta a un ritmo menor, se han encontrado varias variantes, pero de momento ninguna ha tenido impacto en los tratamientos que se utilizan o en las vacunas que están en desarrollo”.
Esto es porque la gran mayoría de las mutaciones no tienen impacto alguno en la acción del virus, pero otros sí. Es algo anormal, pero sucede. Y eso es precisamente lo que los científicos británicos descubrieron.
En este caso, no hay evidencia de que haya diferencia en las manifestaciones clínicas de la persona con la enfermedad ni en su gravedad ni en su letalidad, pero sí hay razones para pensar que podría ser más infecciosa.
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¿Por qué se cree que es más contagiosa?
Esta variante se conoce como VUI-202012/01, un acrónimo para decir que es la primera en investigación en diciembre del 2020. Ella tiene 26 mutaciones (cambios en su genética). De ellas, 17 son las que más se estudian.
Una de ellas, llamada N501Y, es la que genera especial preocupación pues se presume que haría al virus más transmisible.
¿Cómo se sabe esto? La situación comenzó a verse cuando, debido a análisis genómicos (de toda la genética del virus) se vio esta variante. Esta se halló por primera vez en setiembre. Cuando se detectó, el 26% de las muestras analizadas en Londres eran portadoras de esta variante. Ahora en diciembre, son más del 62% y esto lleva a pensar que sería hasta un 70% más contagiosa.
Según Van Kerkhove, esto tiene que ver con la tasa de contagio, también llamada tasa R.
Este valor indica a cuántas personas podría contagiar, en promedio, cada portador del virus SARS-CoV-2, causante de la covid-19.
Si es igual a 1, cada persona infectará, en promedio, a otra más, y esto mantendrá la transmisión constante. Si está en 2, en promedio, cada persona infectará a dos más y la velocidad de transmisión se duplicará.
“Los científicos de Reino Unido nos dicen que con esta variante la tasa R pasó de 1,1 a 1,5. Es decir, con otras variantes 100 personas infectarían a 110, con esta 100 personas infectarían a 150. Suena poco, pero no lo es cuando tenemos varios grupos de cien personas con el virus”, expresó Van Kerkhove.
Mike Ryan, jefe de emergencias de la OMS complementa: “un cambio muy pequeño en este número de reproducción puede significar muchísimos contagios más. Pero también habla de que puede ser más controlable, no es un aumento a un R de 2 o 3″.
Sin embargo, Van Kerkhove llama a no perder la perspectiva “cualquier variante de la SARS-CoV-2 es peligrosa. No importa cuál circula donde vives, debes hacer lo necesario para no infectarte ni infectar a más personas: lavarte las manos, mantener distancias, usar mascarillas donde sea necesario, no salir si te sientes enfermo”.
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, también advirtió: “entre más dejemos que este virus se disemine, mayor oportunidad tendrá de mutar”.
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¿Qué hace especial a la mutación N50Y1?
Por lo que se ha estudiado hasta el momento, esta mutación juega un rol clave en la forma en la que el virus ingresa a las células.
Hay una proteína clave que se llama Spike (o S) en inglés, o espiga o espícula en español. Esta proteína está en la superficie del virus y es la encargada de darle su forma de corona.
La Spike es la llave para entrar a las células, pero esa llave solo puede ingresar por cierto candado. Ese candado es un receptor celular, una proteína en la superficie de la células humanas.
En el caso del SARS-CoV-2 el receptor o “candado” que tiene la bocallave exacta para que la proteína S ingrese se llama ACE2.
La mutación N501Y está ubicada precisamente en una porción de la proteína S y los especialistas estiman que este cambio podría facilitar su “acople” con la ACE2 y por eso, ser más transmisible.
“De esa mutación lo que le está preocupando a la gente es que, cuando modelaron matemáticamente, en una computadora, cómo queda la estructura de la proteína espícula ya después de esos cambios, con un modelo matemático de predicciones, eso parece ser que podría aumentar la afinidad al receptor y por eso puede ser que sea más transmisible”, expresó el sábado la viróloga costarricense Eugenia Corrales Aguilar.
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¿Qué se sabe de quiénes tuvieron esta variante y se recuperan?
De momento, nada. Los estudios sobre anticuerpos de las personas que han tenido esta variante del virus apenas están en desarrollo.
Pero sí serán claves en determinar si estas personas desarrollan más o menos defensas, durante más o menos tiempo o si esto los protege de reinfecciones. También podría no haber diferencia en esto al compararla con otras variantes.
Diversos grupos de científicos trabajan para obtener esta información.
“Ser capaces de rastrear los cambios al virus en esta forma, casi en tiempo real constituye una gran ventaja para la salud pública”, concluyó Ryan.
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