El sedentarismo o inactividad física de los costarricenses sube en un 5% el riesgo de cáncer de endometrio y de cáncer gástrico, en un 11% las probabilidades de cáncer de esófago y renal, en un 8% la de enfermedad coronaria y en un 7% la de diabetes.
“Pueden parecer números muy bajos, pero no lo son tanto. En esto todo suma y lo que podamos hacer para bajar el riesgo da múltiples beneficios a largo plazo”, precisó el educador físico Felipe Montero.
El especialista también apuntó que estas son las probabilidades que estadísticamente dependerían de nuestra falta de movimiento, sin tomar en consideración otras variables, como la alimentación, el fumado, la genética u otras enfermedades que pudiéramos tener de fondo.
Estas son algunas de las conclusiones de los datos específicos para nuestro país de un reporte que reunió cifras de 194 países. El documento Estado Global de la Actividad Física 2022, es elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y busca determinar el impacto de no movernos para nuestro bienestar y los sistemas de salud.
Desde hace más de 10 años estudios han relacionado la actividad física con un menor riesgo de cáncer de colon y mama. A inicios de 2020, pesquisas de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard y del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos (NCI, por sus siglas en inglés) sumaron otros cinco tumores al listado. La lista la completan los desarrollados en endometrio, riñón, hígado, mieloma (un tipo de cáncer en la médula ósea) y el linfoma no Hodkin.
Los investigadores aclaran que el ejercicio no elimina del todo el peligro del cáncer, dado que se trata de enfermedades en las que son muchos los factores que entran en juego, pero sí puede hablarse de una baja en el riesgo.
Antes de la pandemia, datos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) indicaron que el porcentaje de ticos sedentarios bajó: mientras que en el 2010 la mitad de la población (50,9%) mayor de 19 años no realizaba actividad física del todo o hacía menos de la necesaria, para el 2018 la cantidad de personas en esa situación se redujo a 36,1%.
El nuevo documento de la OMS, divulgado este 19 de octubre, es recogido en la última edición de la revista médica The Lancet bajo el título El costo de la inactividad física para los sistemas de salud.
Cada daño a la salud causado por la inactividad física tiene un precio para los sistemas de atención en salud. En nuestro caso, por ejemplo, una atención por cáncer de mama relacionado con el sedentarismo tiene un impacto de $1.158, el de cáncer colorrectal es todavía más caro, con $3.167.
Nuestros números pueden parecer más bajos que los del promedio de países, pero esto se debe también a que un sistema de salud pública como el nuestro, en un país cuya densidad poblacional es menor, permite entre otras cosas detecciones tempranas y atenciones menos costosas.
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Sedentarismo sube riesgo de enfermedades y eso sale caro
Estos gráficos presentan cómo el sedentarismo por sí solo aumenta el riesgo de desarrollar estas enfermedades crónicas
FUENTE: OMS || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
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Impacto en el mundo
El reporte señala que en el mundo el progreso para aumentar la actividad física va lento y los países deben acelerar el proceso para minimizar los impactos.
Según la investigación de la OMS:
- Menos del 50% de los países tienen una política nacional de actividad física.
- Este tipo de políticas se pone en práctica en menos del 40% de los países.
- Solo el 30% de los países tienen guías de actividad física para todos los grupos de edad.
- Casi todas las naciones tienen sistema de monitoreo para adultos, pero solo el 75% lo tiene para adolescentes y menos del 30% tienen idea de cómo está la actividad física en quienes tienen cinco años de vida o menos.
- Solo poco más del 40% de los países tienen vías de tránsito seguras para los ciclistas.
A nivel mundial, el peso económico de la inactividad física y el costo de tratar nuevos casos de enfermedades crónicas no transmitibles que son prevenibles puede costar unos $27.000 millones al año, y sumar cerca de $300.000 millones para el 2030.
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¿Qué hacer?
¿Cuánto ejercicio es necesario? El mínimo es el establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que habla de al menos 30 minutos de actividad física al día cinco días por semana, o acumular 2,5 horas en total por semana.
La OMS tiene una guía en la cual brinda recomendaciones de actividad física según la edad.
Menores 5-17 años. Deben practicar al menos 60 minutos de ejercicio diarios, de moderado a vigoroso. La actividad debe ser aeróbica en su mayoría; sin embargo, pueden hacer ejercicios específicos para los músculos tres veces por semana.
Adultos 18-64 años. Se recomienda que hagan 150 minutos de actividad física a la semana. Podrán realizar hasta 300 minutos semanales. Cada sesión de ejercicios deberá durar al menos diez minutos. Tres veces por semana es recomendable realizar ejercicios para fortalecer grupos de músculos específicos.
Mayores de 65 años. También deberán hacer 150 minutos semanales, pero deberán concentrarse en hacer ejercicios para aumentar la fuerza ósea y mejorar su equilibrio, para así evitar fracturas de caderas.
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De acuerdo con lo visto, en todos los tipos de cáncer para los cuáles se encontró reducción del riesgo, el impacto es mayor si se hace ejercicio vigoroso en lugar de ejercicio moderado.
¿Cuál es la diferencia? La intensidad, pero esto no quiere decir que para hacer una actividad vigorosa se deba llegar a un nivel de deportista de alto rendimiento.
Una actividad moderada es aquella en la que el cuerpo está haciendo un esfuerzo suficiente para quemar de tres a seis veces más energía que la que se tiene cuando se está sentado o acostado. La actividad vigorosa es la que se quema más de seis veces.
Cada persona tiene niveles diferentes de lo que es considerado como actividad moderada o vigorosa, pero, en términos generales, para poner un ejemplo, el caminar o trotar son actividades moderadas, y ya correr es una actividad más vigorosa.
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