Si un bebé nace hoy y el cambio climático continúa con su tendencia, ese niño experimentará serias consecuencias en su salud toda la vida. Y, para cuando llegue a su cumpleaños número 71, podría sentir una temperatura 4 ° C mayor a la actual. Incluso, esta podría llegar a ser 7 °C más caliente que lo visto en la era preindustrial.
Un sistema inmunitario más débil, altas posibilidades de sufrir diarreas y dengue, más riesgo de enfermedades respiratorias y mayor probabilidad de enfrentar eventos climatológicos extremos (olas de calor e inundaciones graves) son también parte del escenario que le espera a ese recién nacido.
Así concluye el informe más completo realizado hasta el momento sobre clima y salud, elaborado por 120 científicos de 35 institutos de investigación y publicado la tarde de este miércoles en la revista científica The Lancet.
Dentro de los centros de investigación sobresalen las universidades Yale, Emory, de York, Virginia Tech, la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, el Imperial College de Londres, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En resumen: el cambio climático ya está dañando la salud de los niños y se dispone a lesionar el bienestar de una generación completa. Esto sucederá a no ser que se cumpla lo acordado por el Acuerdo de París para limitar el calentamiento a menos de 2 ° C y llegar a la meta de que sea un aumento de 1,5 ° C de lo visto en la era preindustrial.
El Acuerdo de París fue firmado por 195 países en el 2015 y pide, entre otras cosas, que cada nación busque “medidas de adaptación” para mitigar el efecto del cambio climático, reportar y revisar esas acciones, y reducir las emisiones de carbono.
El Lancet Countdown publicado este miércoles expone la situación al 2018, según los puntos del Acuerdo de París. Asimismo mide el impacto directo en la salud a hoy y hace proyecciones de cómo afectará durante toda su vida a una persona que nazca en este momento.
El reporte mide 41 indicadores clave, dentro de ellos: afectación a cultivos alimentarios, la adaptación del dengue al clima actual (tanto del virus como del mosquito transmisor), el impacto de la contaminación del aire sobre los pulmones, y la exposición a eventos climáticos extremos, como inundaciones graves u olas de calor.
“Este año, la aceleración del impacto del cambio climático se ha hecho más evidente que nunca”, señaló en conferencia de prensa Hugh Montgomery director del Instituto de Salud Humana y Desempeño del Colegio Universitario de Londres y co-coordinador del Lancet Countdown.
“Se han visto las temperaturas más altas en Europa del Este. También se han dado los peores incendios forestales en Siberia, Queensland y California. Esto ha catapultado el asma, las infecciones respiratorias y el estrés térmico. Los niveles del mar están subiendo a niveles alarmantes. Debemos escuchar y responder”, añadió.
Salud sufre desde los primeros días de vida
De acuerdo con el reporte, los bebés o niños menores de dos años son de las personas más vulnerables ante los embates del clima. Sin embargo, lo ocurrido en estas edades impacta lo que podrá verse en los años siguientes.
“Los niños son particularmente vulnerables a los riesgos en salud de un clima cambiante. Sus cuerpos y su sistema inmunitario aún se están desarrollando y esto los hace más susceptibles a enfermedades y a los contaminantes del ambiente”, manifestó a la prensa Nick Watts, director ejecutivo del Lancet Countdown.
Y agregó: “el daño hecho en la primera infancia es persistente y penetrante, con consecuencias que pueden durar toda una vida. Sin acciones inmediatas de todos los países para cortar las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que ya hemos ganado en bienestar y en esperanza de vida estará comprometido. El cambio climático podría definir lo que le pase al bienestar de una generación completa”.
El informe detalla cómo a un bebé que nace hoy podría impactarlo el cambio climático. Los científicos advierten que no todas las personas se verían afectadas, y habrá algunas que escapen de las consecuencias, pero el riesgo promedio sí será mayor.
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FUENTE: The Lancet Countdown || JU / LA NACIÓN.
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No todo está perdido
El reporte muestra también un “optimismo cauto” ante logros que ya se han visto y que podrían mejorar la calidad de vida de las próximas generaciones. Por ejemplo, el 45% de la energía ya proviene de fuentes renovables, de las cuales el 27% es solar o eólica.
El uso de transporte eléctrico también ha aumentado en algunas partes del mundo.
Además, varios gobiernos se han comprometido con agendas verdes que pueden generar impactos a nivel local y nacional.
“En varios casos, los ahorros económicos de tener una fuerza de trabajo más productiva y saludable, con menores hospitalizaciones y menor impacto en los sistemas de salud podrá ayudar a que haya dinero disponible a invertir en las medidas de energías más limpias”, cita el documento.
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Acción sigue siendo urgente
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El reporte es enfático en que esta crisis no es del todo irreversible y hay acciones que pueden tomarse para que los embates sobre la salud de las personas (generaciones actuales y futuras) no sufra, o al menos, experimenten un sufrimiento menor.
“La crisis por el cambio climático es una de las mayores amenazas para la salud mundial. E mundo todavía necesita una respuesta de los gobiernos que sea congruente con la magnitud del daño que enfrenta la próxima generación. La comunidad global necesita trabajar en conjunto para luchar por la salud a largo plazo de la niñez”, dijo en conferencia de prensa Richard Horton, editor en jefe de The Lancet.
Hay esperanzas: si las emisiones de carbono logran reducirse 7,4% al año, ya para el 2050 se estará cerca de la meta de no aumentar más de 2 ° C la temperatura en comparación con la previa a la Era Industrial.
Por ejemplo, un niño que nazca hoy en Reino Unido podría ver un freno al uso de carbón como energía para su cumpleaños número seis, y el crecimiento de la energía solar y eólica le dará un aire más sano.
Y en Francia, los últimos carros de gasolina y diésel se venderán para cuando cumpla 21 años, lo que generará ciudades más limpias. Para cuando cumpla 31 años, ese niño podría ver un futuro cero emisiones. Esto, según el informe, dará a las futuras generaciones, un aire más limpio, agua más saludable para tomar y comida más nutritiva.
“El camino que el mundo escoja hoy marcará el futuro de nuestros niños. Se necesitarán de los 7.500 millones de habitantes del planeta para asegurar que la salud de un bebé que nazca hoy no esté definida por un clima cambiante”, concluyó Stella Hartinger, de la Universidad Cayetano Heredia en Perú, una de las investigadoras del informe.
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