Si una persona nace hoy en cualquier parte del mundo tiene la esperanza de vivir más años de los que tenía en cualquier otro momento de la historia. No obstante, el ritmo con el que la esperanza de vida al nacer crece es cada vez menor.
Estas son las conclusiones de un análisis realizado con datos de 173 países entre 1950 y 2009. No se tomaron datos posteriores a esta fecha pues los científicos analizaron por décadas y la década comenzada en 2010 aún no termina.
El reporte mostró que, mientras entre 1950 y 1959 la esperanza de vida aumentó 9,68 años, para la década de 2000 a 2009 el crecimiento fue de 1,89 años.
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Este estudio fue realizado por el Departamento de Población, Familia y Salud Reproductiva del La escuela Bloomberg de Salud Pública Johns Hopkins y fue publicado en la revista BMC Public Health.
"Las nuevas tecnologías en salud han sido esenciales para aumentar los años que vivimos, pero nuestros predecesores en la década de 1950 lograron mucho más con jabones, salud pública y potabilización del agua", comentó en un comunicado de prensa David Bashai, coordinador de la investigación.
¿A qué se debe que estos aumentos decrezcan tanto? ¿Será que cada vez nos aproximamos más a estar en el límite máximo posible de la vida humana? Los investigadores aseguran que no, pues la esperanza de vida aumentó más en los países que ya de por sí tenían una esperanza de vida al nacer más alta en la década de 1950 ( superaban los 71 años entre 2000 y 2009) y no en los países cuya esperanza de vida era menor y tenían más margen para crecer (menos de 51 años entre 2000 y 2009).
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Así vemos que las naciones de mayor esperanza de vida pasaron de un aumento de 4,8 años entre 1950 y 1959, a uno de 2,4 años entre 2000 y 2009. Mientras que los países con menor esperanza de vida comenzaron con un salto de 7,4 años en la década de 1950 a más bien perder 6,8 en la primera década del siglo XXI.
Sí, esto quiere decir que un niño nacido en ese decenio tiene la esperanza de vivir menos años que los nacidos 50 años antes.
"Se trata de países más pobres, con menos acceso a sistemas de salud pública y en donde la violencia es mayor, esa podría ser una de las explicaciones. También son países que han sido muy impactados por la epidemia del VIH y que no tienen tantos recursos para hacerle frente", indicó Bashai.
En Costa Rica
Nuestra nación sí fue tomada en cuenta para este análisis. Sin embargo, los datos en el documento no aparecen divididos por país o por región.
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Nuestra esperanza de vida sigue siendo de las más altas en el mundo de acuerdo con otros análisis, como el más reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicado en el 2016.
De acuerdo con dicho reporte, cuando un hombre nace en nuestro territorio, llegaría a los 77,1 años, el más alto de todo América Central.
Este primer lugar también lo ocupan las ticas, quienes vivirán, en promedio, hasta los 82,2 años. El promedio de ambos sexos es de 79,6.
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) señalan que en Costa Rica, el promedio de esperanza de vida al nacer en la década de 1950 a 1959 era de 55,59 años; durante esa década este indicador aumentó 8,66 años. En cambio, para la última década el aumento fue de 0,79 años. Es decir, pasa lo mismo que está sucediendo en otras latitudes (el ritmo de crecimiento es menor).
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Para Olga Araya, coordinadora de la Unidad de Estadísticas Demográficas del INEC, esto puede explicarse porque hubo cosas que impulsaron a un aumento mayor en la esperanza de vida a mediados del siglo pasado: la universalización del acceso al sistema de salud, más agua potable y el advenimiento de los antibióticos.
"También la brecha de esperanza de vida entre mujeres y hombres en Costa Rica se ha venido cerrando, ahora las mujeres viven unos cuatro años más que los hombres, pero hace unas décadas era de cinco o seis años", apunto Araya.
La especialista explicó que otros factores, dentro de los cuales destacan los estilos de vida de los costarricenses de hoy, podrían poner en peligro nuestro lugar de privilegio.
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"Nuestra proyección es que llegue un momento en el que el crecimiento de la esperanza de vida se estanque o más bien baje. Los estilos de vida ahora están provocando que aparezcan enfermedades crónicas en personas cada vez más jóvenes y eso es preocupante. Por otro lado también tenemos accidentes de tránsito y homicidios que matan a la juventud, especialmente a hombres", manifestó Araya.
Cifras presentadas en noviembre pasado por el INEC evidenciaron que las muertes en carretera ya ocupan el tercer lugar de las causas de fallecimiento en el país.
Estos datos indicaron que también algo preocupante: la edad promedio en que murieron los costarricenses en el 2015 fue de 66,9 años, una diferencia de 12 años menos de lo que indica la esperanza de vida al nacer en el país.
“La esperanza de vida al nacer es una medida que toma las edades promedio de muerte de los cinco o 10 años más recientes. Si las cosas siguen así en las carreteras y seguimos viendo muertos cada vez más jóvenes, la esperanza de vida va a decaer pronto, especialmente para los hombres, que son las principales víctimas de los accidentes”, enfatizó en aquel entonces Pilar Ramos, coordinadora de Divulgación del INEC.
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¿Qué hacer? La solución debe pasar por varios ejes que van desde el sistema de salud hasta el de seguridad y la educación. Sin embargo, la principalidad responsabilidad sigue siendo individual: tener una dieta balanceada con alta cantidad de frutas y verduras y poca grasa y frituras, realizar al menos 30 minutos de actividad física al día (o 150 minutos a la semana), no conducir bajo los efectos del licor y respetar los límites de velocidad.
Sin embargo, también es importante recordar que tampoco tiene sentido el "estirar" la esperanza de vida solo para ver cuán lejos se puede llegar.
En ese sentido, el estudio en BMC Public Health lo deja claro en sus conclusiones: "de nada sirve una esperanza de vida larga si no hay calidad de vida. Debe lucharse para que las personas tengan acceso a un buen nivel de vida y atención en su salud".
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