Desde antes de nacer, los bebés aprenden a distinguir el aroma de su mamá a través del olor del líquido amniótico.
De esta forma, cuando nacen reconocen a la persona que les dará protección y alimentación. Este mismo aroma es el que les permite reconocer, en un inicio, cómo deben amamantarse.
Estas son conclusiones del Estudio del Instituto Scripps en La Jolla, California, publicado en la revista Current Biology .
Según los investigadores, este olor natural se debe a feromonas, sustancias químicas que se transmiten a través del olfato y que buscan determinada respuesta en otro ser vivo.
Dichas feromonas están en el líquido amniótico y acompañan al feto de cualquier mamífero durante todo su proceso de gestación, por lo tanto, una vez que nacen ya logran reconocer a su madre por su olor particular.
Instinto y costumbre. Según la investigación, el aroma materno es realmente vital solo para las primeras ingestas de leche.
Posteriormente, el bebé se acostumbra a que esta es su forma de obtener alimento y lo desarrolla como hábito.
Los científicos vieron también que en este juego de olores y costumbres no solo entra una feromona, porque toda vez que el bebé es amamantado la mujer secreta otro tipo de feromonas para que su hijo recuerde su forma de alimentación.
“No se trata de solo una feromona, es un proceso mucho más complejo en el que entran más sustancias, pero el sentido del olfato siempre es el protagonista en esta forma de identificación madre-hijo”, expresó en un comunicado de prensa Darren Logan, coordinador del estudio.
El reporte señala que esta red compleja de hormonas y aromas hace que desde el vientre materno el bebé aprenda a reconocer a su madre y la diferencie de todas las otras mujeres.