Pole sport . Pole dance . Baile del tubo o en la barra. Varios son los nombres que recibe esta actividad y muchos más los prejuicios en torno a la acción de contonearse alrededor de una barra.
De entrada, esta práctica remite a los desnudos paulatinos o striptease , a lugares “poco santos” y a actividades aún “menos benditas”. Sin embargo, cada vez son más las mujeres que sacuden el estereotipo y hallan en “el tubo” una forma de mejorar su salud, su expresividad, su flexibilidad y su autoestima .
El pole dance no es nuevo. Tiene más de 250 años. No obstante, con los años ha mutado fuera de los salones nocturnos para convertirse en una alternativa que combina deporte, psicología y gimnasia acrobática o arte.
“Ya hace mucho, el pole dance pasó de ser un arte exclusivo de las chicas que entretienen a los hombres en los clubes nocturnos para convertirse en una popular rutina de entrenamiento”, asegura la prestigiosa instructora Ava Madison en su propio sitio: http://avamadison.dance , el cual posee miles de seguidoras alrededor del mundo.
Los beneficios de quienes realizan esta práctica no son pocos. Durante una clase de 90 minutos se queman entre 400 y 600 calorías, por ejemplo.
El pole dance tonifica la musculatura de todo el cuerpo, aumenta su elasticidad y moldea la figura. Además, ayuda a mejorar el equilibrio y la coordinación motora, favorece el sistema cardiovascular y además, pero no menos importante, ayuda a corregir y enderezar la postura corporal.
Quienes practican este tipo de baile desarrollan gran fuerza en varias partes del cuerpo, especialmente en piernas, brazos y músculos abdominales, pues estos son los principales elementos de apoyo para poder realizar las acrobacias.
En el ámbito emocional, los beneficios también son abundantes. Solo atreverse a transgredir el estereotipo requiere madurez y valentía, pero hay que añadir que es un ejercicio de autocontrol y autoconfianza.
Amanda Rojas, de 37 años, asegura que practicarlo le ayudó a sentirse mucho más consciente de su cuerpo y de su belleza, y que esto le hizo más fácil la comprensión y el manejo –y la respectiva exteriorización– de su sensualidad femenina.
“La resistencia física que una adquiere bailando con el tubo es bárbara, pero, para mí, lo más importante y que agradeceré siempre del pole es cómo me ayudó a enfrentar mis miedos e inseguridades. Una vez que una supera sus principales limitaciones y prejuicios de sí misma, siente que lo puede todo. Esa es una herramienta que la hace a una imparable”, celebró , tras reconocer que al inicio no podía ni verse en los espejos de la sala de clase y que iba casi en pijama, mientras que ahora adquirió indumentaria sexi y disfruta la imagen que le devuelve el espejo.
El pole dance puede ser practicado por niñas desde 10 años o en la adolescencia, hasta por personas de 45 años o más. El único requisito es que tengan ganas de aprender y divertirse.
Según Rosita Cajas Echenique , propietaria de Provocarte PoleDance-Studio , ni la edad ni el físico impiden realizar la actividad; el único freno lo pone la mente o la autocensura.
Cajas, madre de tres hijos, está convencida de que todas las mujeres pueden complementar la maternidad con la sensualidad y que el pole dance es una forma de empoderar a la mujer y de revalorar su faceta sexi en las diferentes etapas de la vida.
Ella se dedica profesionalmente a ello y acaba de obtener el título de Subcampeona de la Categoría masters en el Campeonato Latinoamericano de Pole Dance Elévate 2015.
Para Cajas, el pole es ideal para quienes pasan largas horas en una oficina y no son fans de los gimnasios.
Para ellos y ellos. Las chicas no son las únicas interesadas a esta práctica. Cada vez, más hombres que practican la disciplina y la enfocan como trabajo de fuerza y de acrobacia extrema.
Especialistas como Alessandra Rampolla aconsejan este tipo de práctica para “reactivar” la pasión con la pareja.
En su charla TEDx “Desnudémonos”, la entrenadora Sheila Kelley asegura que el pole dance no tiene que ser necesariamente para que alguien lo vea; puede ser solamente como un mecanismo de expresión corporal o para incluir en la vida cotidiana más sensualidad.
“Esto se puede hacer perfectamente en casa”, asegura una abogada de nombre Mónica quien prefirió no revelar su apellido. Ella cuenta que tiene su propio “tubo” instalado en un cuarto de su casa y que allí se divierte mucho, ya sea sola o con compañía. Los tubos de este tipo se venden incluso en Amazon.com y valen entre $70 y $90 (de ¢37.000 a ¢48.000).
En el país existen varias academias dedicadas a enseñar su práctica: Costa Rica Pole Dance Academy , Bfitness Pole-dance y Provocarte PoleDance-Studio .
Hay también gimnasios o centros de acondicionamiento físico que ofrecen clases, algunos de forma exclusiva. Además se ofrecen sesiones privadas e incluso eventos para despedidas de solteras.