Menos de una tercera parte de las embarazadas recibió la vacuna contra la tosferina durante el primer semestre de 2023. Un reporte epidemiológico del Ministerio de Salud señaló que solo el 31,52% de ellas aparece en los registros como vacunada contra esta enfermedad.
Las mujeres deben vacunarse contra la tosferina en el tercer trimestre de su embarazo con el fin de proteger a sus bebés.
“Se aplica durante el embarazo porque la mayor mortalidad de la tosferina se concentra en los menores de dos meses de edad. A partir de los dos meses, ya reciben sus vacunas y se protegen, pero como no contamos con vacunas eficientes antes de los dos meses de edad, si no hay otra forma de protección, la letalidad de la tosferina en esos dos meses de vida es cercana al 100%“, comentó el pediatra Gustavo Lazo Páez, especialista en inmunología clínica.
“Esta es una vacuna segura, eficaz, gratuita y puede recibirse en toda área de salud sin necesidad de estar asegurada, es su derecho a la salud”, añadió.
Según Lazo, la protección de esta vacuna va en dos vías: por un lado, que la madre recupere la inmunidad que poco a poco ha ido perdiendo en los años posteriores a su última vacunación y esto hará que no infecte a su hijo. Por otro lado, la razón más importante es que, al vacunar a la madre, el bebé obtiene anticuerpos desde que está en el vientre, a través de la placenta. Por eso, la inoculación previene casos, hospitalizaciones y muertes en esos primeros dos meses de vida.
Por esta segunda razón es que la vacuna debe aplicarse en cada embarazo, aunque haya transcurrido poco tiempo desde el nacimiento del último hijo.
“Es con el objetivo de que el bebito nazca con esa cantidad de defensas y que pueda tener el mejor efecto protector. Una mamá vacunada va a proteger de esas complicaciones en el 90% de los casos”, comentó el especialista.
De acuerdo con el reporte de Salud, esta es la vacuna que registra la menor tasa de cobertura en el país. Se tiene la hipótesis de que esto podría deberse a la cantidad de mujeres que llevan el control de embarazo en la medicina privada, pues aunque el reporte de cada vacuna es obligatorio, podría ser que no se cumpla y por eso las tasas se vean así de bajas. Según Salud, se trabaja para poner al día el sistema con los servicios privados de salud.
No obstante, Lazo indicó que normalmente los porcentajes de vacunación en el sector privado rondan el 5% del total y no explicaría la baja vacunación actual.
“Los estudios de vacunación en el sector privado nos dicen que es muy poca. Sí, no podemos saber la cantidad exacta, pero es muy poca”.
La tosferina en detalle
En Costa Rica, se dan de 20 a 30 casos de la enfermedad cada año. El último muerto por tosferina fue registrado en el 2008 y el último brote se dio en 2019 en el cantón de Corredores, que reportó 23 casos. El temor de Lazo es que con tasas tan bajas de vacunación la enfermedad vuelva a registrar picos.
“Sí es alarmante la caída en las tasas de vacunación en las embarazadas porque nos habla del riesgo de reemergencia, que la enfermedad vuelva a tomar fuerza y que ya no tengamos cómo prevenir. Las consecuencias de la infección no van a mejorar con antibióticos”, enfatizó el especialista.
“Hago un llamado a que la mujer ejerza su derecho de vacunarse, tanto para ella como para el niño y que estos recursos no queden ociosos en los centros de salud”, añadió.
De acuerdo con el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), la tosferina, también conocida como tos convulsiva o pertusis, es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Bordetella pertussis.
Esta bacteria ingresa por la nariz y se adhiere a los cilios (pequeñas extensiones parecidas a vellos) que recubren parte del aparato respiratorio superior. Allí, se reproduce y libera toxinas que dañan los cilios y provocan la inflamación de las vías respiratorias.
Las bacterias que causan la tosferina se propagan fácilmente de persona a persona a través del aire. Cuando alguien con tosferina estornuda o tose, puede liberar pequeñas partículas con bacterias en ellas. Luego otras personas inhalan las bacterias y se infectan.
Los síntomas por lo general aparecen entre cinco y diez días después de haber estado en contacto con las bacterias, pero incluso podrían darse tres semanas después.
“La tosferina se caracteriza, entre otras cosas, por una tos incontrolable, de una magnitud que incluso puede llevar a asfixia. El paciente puede tener incluso compromiso cerebral. La otra característica es que es sumamente contagiosa, y suele buscar a quien no tiene inmunidad, se ensaña con quienes no tienen su esquema de vacunación”, manifestó Lazo.
Quienes no están vacunados pueden tener dificultad respiratoria, neumonía, convulsiones, fracturas de costillas relacionadas con la tos. También las toxinas propias de la bacteria pueden afectar el sistema nervioso central.
“Una sola dosis de vacuna en el embarazo puede proteger al bebé de todo esto”, concluyó el especialista.
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