Médicos de los hospitales San Juan de Dios (HSDJ) y Nacional de Niños (HNN) unieron sus conocimientos para operar a un bebé con 27 semanas de gestación y repararle la espina bífida, condición congénita que impide completar la formación de la columna vertebral y la médula espinal.
A este procedimiento se le conoce como reparación fetal abierta de la espina bífida y fue realizado en el Hospital San Juan de Dios el pasado 12 de enero. Mamá y bebé se recuperan satisfactoriamente.
“Este es un día para celebrar la amistad, y en este caso celebramos que tenemos buenos vecinos (ambos hospitales se ubican uno al lado del otro) y podemos unir lo mejor de nuestros talentos para el propósito fundamental de nuestro quehacer como médicos: hacer el bien”, declaró Olga Arguedas Arguedas, directora del HNN.
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“Esto es cambiar la historia en la vida de un bebé”, añadió.
Bebé con problema delicado
En las consultas prenatales, los médicos se percataron de que un bebé presentaba un defecto llamado mielomeningocele lumbosacro. La médula espinal y las meninges sobresalen de la espalda del niño, en este caso, en la parte lumbar, lo que provoca que no tengan la fuerza para caminar.
En algunos casos, el curso natural de esta enfermedad puede ser hacia la muerte, por infección del sistema nervioso central ,o hacia un grado de incapacidad motora y sensitiva avanzada.
Adrián Cáceres, neurocirujano del HNN, indicó que, en condiciones normales, a los 21 días de gestación, antes de que la mujer se percate del embarazo, el sistema nervioso central, la espina neural y la columna se van cerrando. Si hay una deficiencia de folato (ácido fólico) o hay otros factores genéticos, el cierre es incompleto. Esto implica que, desde ese punto donde el cierre no fue perfecto, hacia abajo, no hay respuesta ni de movilidad, ni de control de esfínteres.
Según Cáceres, estos defectos en el tubo neural en esta época en nuestro país, se deben principalmente a una combinación de factores genéticos, y a estos se les debe dar opciones para tener mayor calidad de vida.
“Se requiere de un diagnóstico temprano, de una selección cuidadosa de los pacientes más adecuados y del expertise en combinar los conocimientos de especialistas en Ginecología y Obstetricia y de nosotros, que ya hemos hecho cirugías de este tipo después del nacimiento”, destacó el especialista.
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¿Cómo fue la operación?
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Joaquín Bustillos, jefe de Ginecología del HSDJ, informó el paso a paso de esta intervención, que se prolongó unas tres horas.
La primera parte consistió en aplicar anestesia general. No es solo aplicar la anestesia a un paciente, es a dos, es algo más difícil, pero se contó con anestesiólogos del HNN y del HSDJ para garantizar el éxito”, explicó Cáceres.
Posteriormente, detalló Bustillos, el vientre de la embarazada se abre como para una cesárea, se saca el útero. Ya fuera del vientre materno, se utiliza un ultrasonido para buscar en el útero dónde está el defecto en la espina del niño en gestación.
Una vez que se localiza, se abre el útero y se corrige el defecto, capa por capa.
Al finalizar este paso, se cierra el útero, luego el vientre materno y se dispone para que se continúe la gestación de forma normal.
Bustillos expresó que este procedimiento fue llevado a cabo por cinco cirujanos que se han capacitado por más de cinco años, tanto en Costa Rica como en el extranjero, para atender este tipo de males.
Sin embargo, si se suman los diferentes profesionales que participaron, se llega a más de 50 personas. Dentro de estas están profesionales en Ginecología, Perinatología, Neonatología, Cuidados Intensivos, Banco de Sangre, Anestesiología, Enfermería y Sala de Operaciones. También participaron profesionales del Centro Nacional de Resonancia Magnética.
Asimismo, se tuvo el apoyo técnico del cirujano mexicano Felipe Chavelas Ochoa, quien ya tiene experiencia en esta técnica.
Anteriormente, este tipo de defectos debían ser operados en los primeros días de nacido.
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En recuperación
Bustillos recalcó que son varios los beneficios que tiene para el niño esta operación. Entre ellos, que se requerirán menos intervenciones posnatales, mejora la movilidad de los miembros afectados, mejora la continencia urinaria e intestinal. En algunos casos, también hay mejoras en la parte cognitiva.
Mitzila Reyes Castillo, jefa de Neonatología del HSJD, donde permanece el bebé, señaló que diez días después de la operación, la mamá entró en labor de parto súbita. “Probablemente asociado a factores de multiparidad”, precisó.
Allí, apuntó la doctora, se comprobó que la cicatrización tanto en la mamá como en el bebé había sido perfecta.
El bebé fue llevado a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), donde estuvo unas semanas. En este momento está en cuidados intermedios con apoyo ventilatorio mínimo y ganando peso.
Poca incidencia
Cáceres expresó que son pocos los niños que nacen con este tipo de condiciones en el tubo neural en nuestro país. A nivel mundial, la incidencia de espina bífida es de 10 por cada 10.000 nacimientos, pero en Costa Rica es menos de la mitad: 4,8.
¿Cómo se logró eso? Investigaciones que comenzaron en las décadas de 1960 y 1970 sugerían que el consumo del folato o ácido fólico en la mujer era decisivo para que el tubo neural del bebé se cerrara adecuadamente. Este nutriente es un tipo de vitamina B que está relacionado también con la formación de nuestras células.
Aunque algunos alimentos tienen ácido fólico, como el frijol, las naranjas y las verduras de hojas verdes, esto no es suficiente. Se acordó entonces fortificar alimentos que fueran de alto consumo en cada país para eso.
Se fortificaron entonces harina de trigo, harina de maíz, arroz y lácteos.