Dentro de las estadísticas sobre covid-19 que a diario comparten las autoridades de salud, destaca que un cantón en la zona norte de Costa Rica comenzó a tener un aumento rápido de nuevos casos y empezó a escalar en la lista de cantones con más casos activos.
Se trata de San Carlos, donde los casos aumentaron un 111% en las últimas cuatro semanas (del 28 de agosto al 25 de setiembre), al pasar de 1.037 a 2.186 casos.
Este es un incremento considerable si se toma en cuenta que en este lapso el aumento promedio a nivel nacional fue de 84% (de 38.435 a 70.816) y el del cantón con más casos acumulados y activos, San José, creció menos de la mitad que el cantón del norte: un 59% (al pasar de 8.903 casos a 13.498).
Ya se perfila como el sexto cantón del país con más casos activos, justo por debajo de los cinco donde la enfermedad reina desde julio pasado: San José, Alajuela, Desamparados, Alajuelita y Heredia. Aún más: este viernes fue el tercer cantón en reportar más casos, con 89.
Para Melvin Anchía, jefe de Epidemiología de la Región Huetar Norte de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), este era un aumento previsible, dada la dinámica de transmisión de la enfermedad. En este momento, están en una antesala de transmisión comunitaria (fenómeno ya patente en el Valle Central) y la forma de contagio del virus hace que la cantidad de infectados crezca.
“En el contexto de la pandemia, esto era previsible”, manifiesta Anchía. “Hay casos en los que hemos perdido la trazabilidad, vamos camino hacia una transmisión comunitaria que puede ser cada vez más sostenida. La población se cansó, ya ve a la enfermedad como algo normal. Aunque uno sí ve gente que respeta y usa cubrebocas, no son todos”.
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Cambios en población infectada
Anchía señala que la población que en estos momentos se encuentra más afectada por el virus es muy distinta de la que se vio en mayo y junio pasados, periodo durante el cual San Carlos acumulaba uno de cada cinco contagios en el país.
En aquel entonces, brotes en fincas y empacadoras de piña y otros cultivos hicieron que la transmisión de covid-19 creciera rápidamente. En estos lugares, las condiciones de vida de algunos trabajadores eran de hacinamiento y de un reducido acceso a servicios básicos, como agua potable. Tales condiciones les dificultaban mantener medidas de distanciamiento físico y de higiene.
Hoy, la evolución de la enfermedad pasó a zonas más céntricas y centros de población no agrícola.
“La primera vez que hablamos, había muchos casos en zonas fronterizas, en empacadoras y cultivos agrícolas. Ya eso pasó. Ahora lo que estamos viendo es que está más en cabeceras; se ve en lugares más urbanos y residenciales de Pital, de Cuidad Quesada, de Aguas Zarcas", explicó Anchía.
Actualmente, el distrito que concentra la mayor cantidad de casos es Pital, con el 28,99%, es decir, más de uno de cada cuatro casos es de un vecino de este lugar. Le sigue Ciudad Quesada, con el 20,94%. Estos dos distritos concentran casi la mitad de las personas infectadas en este momento.
Localidades más pequeñas, como Buenavista o Venado, solo suman un caso activo cada uno. En el caso de Buenavista, el único registrado hasta hoy; en Venado, una persona ya está recuperada.
Sin embargo, para Anchía la preocupación no es el aumento en casos, sino el que los contagios puedan darse en personas con factores de riesgo, más propensas a complicaciones de salud.
“Las personas que han fallecido (10, en total, en el cantón) era porque estaban descompensadas en sus enfermedades crónicas. Eso también debe trabajarse, que las personas con factores de riesgo deben estar estables en el manejo de su enfermedad. Eso es un trabajo de todos”, agregó.
Dentro de las razones para el aumento de casos, han encontrado otra: las personas se cuidan al salir de casa, pero no tanto al regresar. Consideran su vivienda un sitio seguro, sin tomar en cuenta que en la calle estuvieron en contacto con otras personas y con superficies posiblemente contaminadas y que, por tanto, deben seguir medidas de higiene básicas como lavarse muy bien las manos antes de interactuar y tener contacto físico con los otros miembros de la casa.
“En una sola casa puede haber personas que trabajen en cuatro lugares distintos y con niveles de exposición al virus diferentes. La casa no es zona segura por sí sola, hay que hacerla segura; ¿cuál va a ser ese protocolo a la hora de entrar a casa? Debe ser parte de lo que cada familia defina, según sus características”, explicó el especialista.
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Estrategias
Para Anchía, en este momento es irreal pensar en cero contagios de covid-19, pero sí puede bajarse el impacto.
“El enfoque es mitigar el golpe en la población vulnerable, volcarnos a protegerlos”, enfatizó.
La estrategia para lograr esto se libra desde varios frentes que incluyen a todo tipo de actores de la comunidad.
“Es enlazar los sectores. La Municipalidad está aportando mucho y trabajando con los gobiernos locales de los cantones cercanos. Pero también las televisoras de San Carlos están pasando los mensajes. Las redes sociales que utilizan las diferentes personas de la comunidad nos pueden ayudar mucho”, ejemplificó Anchía.
En cuanto a las empresas, se aplica mano dura para que cumplan los protocolos. Estos deben revisarse y cumplirse estrictamente para evitar la transmisión del virus en sus instalaciones (o contener esa transmisión, en caso de que se dé).
Sin embargo, Anchía indica que el esfuerzo más importante debe hacerse dentro de cada hogar.
“Si en una casa hay alguien con covid-19, deben tener un plan de protección familiar para evitar otros contagios, especialmente si ahí viven personas con factores de riesgo. Pero este plan debe trazarse desde antes, para prevenir que la enfermedad entre a la casa, y, en caso de que entrara, que ya todas las personas sepan cómo actuar para que no pase a más”, concluyó.
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