Los doctores han dado un paso importante para lograr un objetivo largamente anhelado: emplear el propio sistema inmunitario de una persona para combatir al cáncer.
Un artículo publicado este mes en la revista Science , describe el tratamiento de una mujer de 43 años, con un tipo letal de cáncer, en estado avanzado, que se había propagado del canal biliar al hígado y los pulmones de la paciente.
Investigadores del Instituto Nacional de Oncología secuenciaron el genoma de su cáncer e identificaron células de su sistema inmunitario que atacaban una mutación específica en las células malignas. Después, cultivaron esas células inmunitarias en el laboratorio y le inyectaron miles de millones en el torrente sanguíneo.
Los tumores de la paciente empezaron a “desvanecerse”, comentó el doctor y especialista Steven A. Rosenberg, autor del artículo y jefe de la Unidad Quirúrgica del Instituto de Oncología.
Avance. La mujer no está curada: se le están encogiendo los tumores, pero no han desaparecido.
Un experimento en un paciente no puede determinar si funcionará un nuevo tratamiento, coinciden los involucrados.
Sin embargo, el informe es notable porque describe un enfoque que también podría aplicarse a tumores comunes, como los del tracto digestivo y los ovarios, así como cánceres en el páncreas, los pulmones y las mamas. Este tipo de padecimientos causa más del 80% de las 580.000 muertes por cáncer registradas al año en Estados Unidos.
La paciente de Rosenberg, hoy de 45 años, se llama Melinda Bachini, una paramédica en Billings, Montana y madre de seis hijos.
“Honestamente, no sé si estaría aquí”, dijo Bachini con respecto a si no hubiera recibido el tratamiento celular. El experto Rosenberg estuvo de acuerdo.
Él comentó que, en abril de 2012, cuando Bachini recibió el primer tratamiento inmunitario, probablemente su expectativa de vida era de apenas meses.
Técnicas relacionadas que implican a células inmunitarias, han posibilitado las remisiones prolongadas en personas con leucemia, un cáncer de la sangre, y el agresivo de piel o melanoma.
Los investigadores no habían encontrado, hasta ahora, una forma efectiva de usar las células en contra de tumores sólidos que causan tantos fallecimientos.
Demasiado pronto. Otros investigadores dijeron que el tratamiento utilizado por el equipo de Rosenberg, conocido como terapia de células adoptivas, promete en el caso de estos cánceres comunes.
Sin embargo, también advirtieron de que el informe es prematuro y se basa en una sola paciente.
El doctor Carl June, quien dirige una investigación similar en la Universidad de Pensilvania, consideró que la investigación aborda un problema importante, al mostrar que la terapia de células adoptivas podría tener un efecto en los tumores sólidos letales comunes.
Por su parte, el doctor Michel Sadelain, del Centro Oncológico Memorial Sloan-Kettering, en Nueva York, resaltó que el nuevo informe muestra que las células inmunitarias, cuidadosamente seleccionadas, pudieron ser una herramienta poderosa en contra del cáncer del conducto biliar.
El médico Sadelain también señaló que es demasiado pronto para decir si el mismo enfoque funcionaría en otros pacientes o si se podría ampliar para tratar a todos los que podrían necesitarlo.
Sin rendirse. Como en todo, el especialista Rosenberg reconoció que se presentarán limitaciones.
Por ejemplo, indicó que el enfoque requiere de técnicas en inmunología altamente sofisticadas, con las que se produce un tratamiento para un solo paciente.
Rosenberg dijo que su equipo está trabajando 24 horas para agilizar el proceso: “Si pudiéramos reducir la complejidad, es algo que, al final, podría ser de uso común”.
Científicos han esperado décadas para encontrar un marcador único de las células cancerosas, algo que no esté presente en las sanas y que puedan usar como blanco para que las células del sistema inmunitario se dirijan contra él, matar a las malas y dejar en paz las buenas.
El objetivo ha sido evasivo, pero el equipo de Rosenberg ha podido ayudar a algunos pacientes con melanoma, al tratarlos con células inmunitarias –un tipo de células T llamadas linfocitos infiltradores de tumores– que fueron extraídas de muestras de los mismos tumores de los pacientes.
Los investigadores decidieron estudiar si este tipo de células T podrían ayudar a personas que padecen otros tipos cáncer.