Los veterinarios solemos decir que nuestro agosto es en diciembre, dice Rogelio Balza, en referencia a la gran cantidad de consultas que especialistas como él reciben cada Navidad.
La razón es simple, pero el problema es muy grave.
El ambiente festivo hace que las personas sucumban ante la mirada tierna de su mascota que pide una porción del plato navideño que está en la mesa.
Los condimentos, las harinas, los dulces y los chocolates pueden causar serios problemas estomacales en el animal de la familia.
Esta temporada puede convertirse en una verdadera calamidad para las queridas mascotas del hogar. Si no es el dueño, quizás es algún invitado a la casa el que le ofrece la comida.
En diciembre tenemos festejos y reuniones en las que se comen variedad de manjares. Cuando sobra algo tenemos la mala costumbre de dárselo al perro o al gato, y eso es un tiro al estómago para el animal, afirma Balza.
El problema no es solo que engorden, sino que los platos de estas fiestas suelen ser muy condimentados para el estómago animal.
Para el veterinario Juan Carlos Morantes es un grave error creer que se les puede permitir que salgan de la dieta regular.
Estos alimentos están cargados con una mezcla de ingredientes que no son habituales para los perros o gatos. Cambiar bruscamente su alimento concentrado por la dieta navideña puede ocasionar trastornos serios.
Ellos podrían sufrir alteraciones gastrointestinales como vómitos, diarreas con o sin sangre, inapetencia y depresión, entre otros síntomas.
La aparición de vómitos o diarrea son los signos más comunes de alerta para saber que el trocito de pan, la probadita de tamal o la uva que se dio al animal cuando sonaban las campanadas les cayeron mal.
El vómito es señal de problemas de gastritis, y la diarrea nos muestra que existe una inflamación a nivel intestinal conocida como enteritis, acota Balza, quien recalca que es un común las emergencias por ambas causas en el transcurso de las festividades navideñas.
Además, cabe destacar que al ofrecerle comida casera es probable que la mascota comience a dejar su alimento concentrado, y eso incidirá en la composición de sus deposiciones y en su ‘mal’ aliento.