Las conexiones cerebrales tienen una mayor receptividad en los primeros cinco o seis años de vida, que es cuando se forma el 95% de nuestras habilidades básicas. Por eso, el aprendizaje en estas edades es crucial.
Esto no es nuevo y varios estudios lo han señalado en los últimos años. ¿Pero qué es exactamente lo que sucede en el cerebro de los niños durante la primera infancia, que es tan vital?
Para el director del Centro de Desarrollo Infantil de la Universidad de Harvard (EE. UU.), James Cairns, este también es un asunto de supervivencia.
“En las primeras etapas de la vida, estás haciendo el establecimiento de las conexiones que tendrás en las células cerebrales, y muchas de ellas responden al ambiente. Por eso, ante lo desconocido, un bebé llora buscando la atención de un adulto. Así se comunican y, por lo tanto, es necesario que los padres, desde un inicio, les respondan. La indiferencia les hará formar otro tipo de conexiones; el cerebro entenderá que está en un ambiente más hostil y que debe ponerse a la defensiva”, explicó Cairns.
“Es cierto que todos nacemos con cierto tipo de genes, pero también está ese campo –llamado epigenética– en donde se establece que nuestros genes actúan como respuesta a lo que reciben del ambiente. Un niño que desde el vientre de la madre es criado con atenciones desarrollará mejores conexiones cerebrales y potenciará más sus talentos. Antes de que el niño cumpla tres años, lo más importante es el cuidado de sus padres”, añadió.
Aprendizaje. Cairns asegura que cerca de los tres años es el momento ideal para comenzar un aprendizaje que llevará, tarde o temprano, a familiarizarse con letras y números.
“Cuanto más pronto se comience a aprender, es mejor, pero esto no siempre significa que deba ser en un salón de clases. Se aprende en la casa, a partir de los juegos que se tienen con los papás y hermanos menores o mayores; todo esto les irá dando herramientas para desarrollarse. Si es en un aula de clase, lo ideal es que sea con muchos juegos alrededor”, señaló el especialista.
“Los niños aprenden mucho más cuando están jugando. No importa de qué jueguen: si de construir cosas, si es con formas, si es con colores, si es salir y brincar y correr, todo eso les da diferentes habilidades que son necesarias para la vida”, añadió.
El especialista recalcó la importancia de que los menores crezcan rodeados de apoyo y mucho amor. El crecer en medio de hostilidades durante los primeros seis años de vida hace al cuerpo tener que utilizar sus reservas para reaccionar y mantenerse en estado de alerta, lo que puede comprometer su aprendizaje.