Durante los últimos dos meses, hemos escuchado más de una vez la palabra “variante” para referirse al SARS-CoV-2, virus causante de la covid-19. Se ha escuchado de una surgida en Reino Unido, otra en Sudáfrica, otra en Brasil y hasta una costarricense.
¿Qué significa esto? ¿Por qué se da? ¿Es cierto que hay variantes más contagiosas que otras? ¿Las vacunas actuales seguirán funcionando? ¿Podemos esperar más variantes en los próximos días?
Para responder estas y otras preguntas La Nación leyó la información disponible de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los datos disponibles en la literatura científica (aún incipientes) y conversó con la viróloga costarricense Eugenia Corrales Aguilar.
Esta información está en constante cambio y actualización, pues, como los virus son entes sumamente activos, su genética está en constante mutación (cambio) para poder mantenerse replicándose (es decir creando copias de sí mismo) y transmitiéndose de un ser humano a otro.
¿Qué es una variante? (y qué no)
Para entender qué es una variante y qué no lo es debemos entender la naturaleza de los virus y los mecanismos que estos utilizan para mantenerse vigentes y transmitirse de una persona a otra.
Un virus, a diferencia de lo que sucede con otros microbios, no puede reproducirse. En su lugar se replica, o crea copias de sí mismo. Y para ello necesita estar dentro de una célula viva.
El virus SARS-CoV-2 entra a la célula y pone a una parte de la célula, llamada citoplasma, a trabajar para él. El citoplasma es el encargado de crear proteínas; en este caso, el virus lo pone a crear las proteínas necesarias para replicarse.
No obstante, cada vez que se replica, el virus comete “errores”, es decir, las copias no salen idénticas, sino que hay cambios. A estos cambios se le llaman mutaciones. Conforme se van dando mutaciones, estas se van agrupando en diferentes clasificaciones.
La mutación es un cambio en la genética del virus. Eso lo hace el virus todo el tiempo, cada vez que se replica. Es parte de sus estrategias adaptativas para subsistir y seguirse transmitiendo.
En tanto, la variante es un conjunto de mutaciones que se acumulan al grado de constituir una “familia aparte”. Es decir, es una clasificación de virus que comparten varias mutaciones.
Diferentes variantes pueden tener las mismas mutaciones. Por ejemplo, la variante surgida en Reino Unido y la de Sudáfrica son diferentes, pero comparten mutaciones.
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¿Por qué surgen variantes más contagiosas?
La gran mayoría de las variantes no tienen ninguna implicación ni diferencias ni para su transmisión, ni para su agresividad ni para su letalidad.
Entre más se transmita y se disemine un virus, y mayor sea su presencia en una comunidad, mayor será la oportunidad de generar nuevas.
Sin embargo, de vez en cuando surgen algunas que sí pueden presentar cambios clave. Por sus características, podrían permanecer más tiempo entre nosotros.
Por ejemplo, una variante puede volverse más infecciosa porque se le hace más fácil “engancharse” a las células de las personas.
Otra, tal vez, podría hacerlo porque hace que el virus se replique más rápido y, con eso, la carga viral (número de copias del virus) en una persona sería mayor y, en una sola gota de saliva, viajaría más cantidad de virus y sería más fácil de infectar.
Otras podrían hacer que la persona sea contagiosa durante más días que el promedio.
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B.1.1.7: identificada en Reino Unido
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La variante B.1.1.7, identificada en Reino Unido, también es llamada VOC 202012/01, un acrónimo en inglés para decir que es es la primera variante de preocupación y que su impacto se confirmó en diciembre de 2020.
Esta se halló por primera vez en setiembre, en Londres. De acuerdo con los especialistas esta es una de las posibles razones que mediaron en un aumento de casos en los últimos tres meses del año.
Su presencia ha aumentado y se ha diseminado por varios países. La última actualización de la OMS, presentada este martes, señaló que está presente en 80 países de todos los continentes.
Para Corrales Aguilar, las más preocupantes son las mutaciones en una proteína clave, llamada espiga o espícula en español, o spike o S en inglés.
Esta proteína es la “llave” que utiliza el virus para entrar a las células humanas por lo que, bajo algún mecanismo, esta variante sería hasta un 70% más contagiosa.
Esto puede estar relacionado con una forma más fácil del virus de “engancharse” al ACE2, el “candado” de nuestras células que es abierto con la llave spike, o podría causarle una replicación más rápida o una absorción más lenta.
Dentro de las mutaciones, hay una que pareciera clave, que posteriormente comenzó a verse en las variantes emergidas en Sudáfrica y Brasil. Esta mutación, llamada N501Y, se sitúa también en la proteína spike, algunos estudios sugieren que le permite al virus adherirse mejor y penetrar en las células humanas.
No obstante, no es la única razón envuelta en el aumento de contagios.
Cuando se habla de la transmisión de un virus, no solo el patógeno es clave en la dinámica. Es una triada compuesta por el virus en sí mismo y sus características; por la persona, su estado de salud y sus dinámicas de comportamiento, y por el ambiente: no es lo mismo la transmisión en un sitio abierto a en un sitio cerrado con poca ventilación.
“Si las personas relajan las medidas, si salen más, si se reúnen con otras, si hay menos vigilancia del uso de mascarillas, la transmisión va a ser mayor. El ser humano es el vehículo de contagio y de su comportamiento depende mucho. Ahora podemos estar viendo lo sucedido en los primeros días de diciembre en estas zonas de Gran Bretaña”, apuntó Corrales Aguilar.
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501Y.V2: vista por primera vez en Sudáfrica
Al martes pasado, la variante 501Y.V2 estaba presente en 41 países en todos los continentes.
Hay una mutación clave, denominada E484K, que está presente en esta variante, en la de Brasil y recién comienza a verse en la de Reino Unido.
Este cambio genético es de interés, porque podría alterar la forma de una parte del virus que es crucial para el reconocimiento inmunitario. Esto dificulta que los anticuerpos se adhieran al virus, con esto, la acción de las vacunas sería menor.
En otras palabras, esta mutación haría que el virus “se escape”. Al cambiar su forma en una parte clave es como si usara un disfraz, entonces la memoria de nuestras defensas creada con la vacunación no la reconocería de la misma forma.
“Esto quiere decir que las vacunas sí seguirían trabajando contra este virus, solo que no de manera tan eficiente para las variantes que no tienen estas mutaciones”, especificó la inmunóloga Linda-Gail Bekker, investigadora del Instituto de Enfermedades Infecciosas y Medicina Molecular de la Universidad de Ciudad del Cabo, Sudáfrica.
Corrales Aguilar coincide: “La eficacia de las vacunas no desaparece porque no todos los anticuerpos están dirigidos a ese sitio, y también porque nuestras células de defensa actuarían contra el virus si nos llegamos a exponer de nuevo”.
Sin embargo, si esta mutación se ha vuelto tan común es porque esta la confiere algún beneficio al virus y, por eso, se vuelve más fuerte y se ve cada vez más. Esto es parte de la evolución viral.
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P.1: encontrada en Brasil
Esa variante es la más “nueva”, y se ha reportado en 10 países en todos los continentes.
También contiene la mutación E484K, que la haría potencialmente más contagiosa.
“En esa zona de Brasil (Manaos) se creía que por la cantidad de casos ya había cierto nivel de protección, y no hubo medidas de protección ni de control. Habría que ver si en la primera ola hubo falsos positivos o si hubo un mal proceso de educación a la comunidad”, especificó la viróloga costarricense.
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¿Y la ‘variante tica’?
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La variante tica una de las que no presenta ni más riesgo ni de transmisión, ni de agresividad ni de letalidad. Su única particularidad es que se ha vuelto cada vez más común en nuestro país, y en el mundo se ve en menos del 1% de los casos con análisis genómico.
Esta variante tiene una mutación característica llamada T117I, que se encuentra en la proteína S, pero que no cambia su función.
Lo que llama la atención es su rápido crecimiento. Esta nunca se vio en los análisis realizados por los científicos costarricenses en abril y mayo, apareció por primera vez en junio, y solo se vio en el 6,3% de los casos. Para setiembre ya estaba en el 14,5% y para noviembre en el 29,2%.
¿Por qué sería tan común esta variante en nuestro país?
“Podría ser algo casual y de comportamiento social, pero también la genética de cada población podría determinar la infección y los factores de fondo”, señaló José Arturo Molina, coordinador del estudio que dio con la variante tica.
Los investigadores costarricenses se mantienen en una búsqueda activa de esta variante para ver cómo se comporta y cuánto más aparece.
“Estamos estudiando si tendrían algo que ver las proteínas, si cambian su función, para eso estamos buscando colaboración con otros institutos de investigación”, señaló Corrales Aguilar.
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Los cuidados, más allá de las variantes
Corrales Aguilar es enfática en algo: más allá de las variantes más contagiosas o no, debemos hacer lo que está a nuestro alcance para evitar contagiarnos, las formas de evitarlo no han cambiado: lavado de manos, distancia física, mascarilla en sitios cerrados y evitar espacios pequeños, aglomerados y con poca ventilación.
“La vacunación puede causar presión sobre el virus pero no es la única herramienta”, manifestó.
“Si le damos espacio al virus de transmitirse, este va a mutar. Estamos agotados, hartos, pero debemos seguir cuidándonos un poco más, ya hay luz al final del túnel, pero no hemos llegado a ese final”, concluyó.