El biotecnólogo y doctor en Neurobiología costarricense Juan Pablo Palavicini Chaverri fue galardonado con $125.000 (unos ¢67,5 millones) para investigar el rol que juegan algunos lípidos (grasas) en el proceso de envejecimiento.
Palavicini, quien desde hace años es investigador en el Instituto Barshop de Longevidad y Envejecimiento de la Universidad de Texas, en San Antonio, recibió estos fondos de la Asociación Estadounidense de Investigación sobre el Envejecimiento. Este es un reconocimiento que solo reciben diez científicos por año, casi siempre estadounidenses.
“Es muy competitivo el proceso, es muy difícil que te lo den. Ahora tengo los fondos para estudiar esta idea en los próximos dos años. Además, todos los líderes en la investigación del envejecimiento han comenzado sus mayores investigaciones con estos fondos. Yo soñaba con que me lo dieran. Es un honor muy grande”, subrayó el costarricense.
Sus estudios no se enfocan primordialmente en seres humanos; los protagonistas son ratones y otros animales. Estos resultados no necesariamente son aplicables a los seres humanos, pero son la puerta de entrada para conocer mejor el funcionamiento de la biología y de cómo esta puede esta jugar un rol.
“El cerebro y metabolismo de los ratones son muy diferentes a los de los humanos. Deberíamos pasar antes, por ejemplo, por estudios en primates no humanos”, recalcó.
Sin embargo, estos roedores y otros animales menos complejos que el Homo sapiens sí son una primera etapa del camino para acercarnos al cerebro humano y lo que le sucede.
Concentrarse en los lípidos
La pregunta que se hacen todos los días quienes trabajan en el instituto donde Palavicini labora es ¿cómo hacer para retrasar el proceso de envejecimiento? Hay diferentes líneas de investigación en búsqueda de las respuestas y la del tico se enfoca en los lípidos.
Los lípidos son una aproximación poco común para entender la longevidad. La mayoría de las investigaciones se concentran en genes o proteínas, las grasas son una línea poco tradicional, pero que también podría ofrecer respuestas en otra vía.
“Mi profesor asesor del posdoctorado desarrolló una técnica llamada lipidómica y consiste en analizar todos los lípidos de una muestra biológica. Analizamos lípidos en ratones, en moscas, en gusanos, incluso en algunos humanos. Y nos pusimos a estudiar qué se veía diferente conforme los diferentes organismos y sus diferentes órganos van envejeciendo”, señaló el biotecnólogo oriundo de Lourdes de Montes de Oca.
En las primeras investigaciones, vieron cómo algunos lípidos suben los niveles y otros los bajan, pero hubo un grupo en particular que le llamó mucho la atención al tico, y es en el que ahora se enfocará con estos nuevos fondos de investigación.
Se trata de las ceramidas. Palavicini explicó que las ceramidas son muy importantes para el organismo en general, cada sustancia o molécula en el organismo tiene funciones específicas que cumplir. El problema comienza a verse cuando hay niveles o muy altos o muy bajos de alguna de estas.
“En Biología, cuando hay mucho usualmente es un problema. Con las ceramidas no es la excepción. Normalmente, cuando vamos envejeciendo las ceramidas se van acumulando y acumulando y acumulando. Las hemos visto acumularse en el corazón, en el cerebro, en el tejido graso, en el hígado. Literalmente, en todo lado las hemos visto acumularse”, expuso.
Pero también hay otra razón que le hizo decantarse por este grupo de lípidos: la asociación genética. Según explicó, el primer gen asociado con la longevidad se descubrió en las levaduras y se vio que si este gen se mutaba las levaduras vivían más tiempo. Lo mismo se vio en gusanos, que vivían un 30%. Si están mutados se acumulan menos ceramidas.
“En los organismos multicelulares esto es más complejo, pero es algo que motiva a estudiar más allá y enfocarnos en las ceramidas”, apuntó.
Por otra parte, las ceramidas están relacionadas con la resistencia a la insulina y la diabetes. Y, además, al acumularse, van cambiando las membranas celulares.
“Conforme nos hacemos más viejos somos menos capaces de utilizar las moléculas que podemos usar como energía. Entonces las ceramidas, al acumularse, nos hacen resistentes a la insulina y no podemos usar de forma efectiva ni la energía ni los lípidos y esto nos va llevando a envejecer”, afirmó el científico.
Envejecimiento: proceso complejo
Palavicini fue enfático en que cada vez se requieren líneas más diversas de investigación en el envejecimiento porque el proceso es sumamente complejo. Todos los órganos envejecen. Hay cambios moleculares en todo el cuerpo, pero si se lograran encontrar medicamentos, podrían tratarse muchas enfermedades relacionadas con la edad.
La línea de investigación en la que Palavicini se enfoca, junto con otros científicos, en una rama llamada gerociencia, que busca no tanto cómo alargar la vida, sino mantener la vida saludable durante la mayor cantidad de años posible.
“En lugar de enfocarnos en una enfermedad específica, la gerociencia trata de enfocarse en el envejecimiento como tal. Porque, en muchos casos, cuando llegás a cierta edad, ya no es solo que tenés colesterol alto, también hipertensión, también problemas cognitivos. Atacar las enfermedades por separado es válido, pero si logramos atacar el envejecimiento, podríamos lograr mucho”, aseveró.
Él dio el ejemplo de un medicamento experimental para inhibir las ceramidas que él ya probó con ratones con obesidad, y que ese medicamento sí lograba bajar las ceramidas y mejoró la cognición de estos ratones.
“No buscamos tanto vivir un montón de años, sino vivirlos bien”, dijo.
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