Una proteína en la superficie del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH, causante del sida) ha sido clave para que científicos den un paso hacia adelante, con el fin de conseguir la primera vacuna contra este mal.
Anteriormente se han hecho esfuerzos para conseguir una vacuna, pero no se ha logrado. En este momento, se realizan dos ensayos clínicos de inyecciones experimentales. No obstante, al ser un virus tan difícil de atacar, la ciencia busca nuevos caminos.
En este caso, especialistas del Instituto de Investigaciones Scripps en Florida, Estados Unidos, trabajan en esta sustancia, llamada glicoproteína de envoltura. Los científicos tomaron la estructura de esta proteína para hacer diseñar una "imitación" de la glicoproteína que tiene el subtipo C del VIH, el culpable de la mayor cantidad de infecciones en el mundo.
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Esta sustancia es vital en el desarrollo del virus. La glicoproteína es la que "reconoce" las células hospederas (las células del cuerpo humano que el VIH va a utilizar para "insertarse" y atacar) y contiene lo que el virus necesita para "fundirse" en las células.
El descubrimiento de esta proteína es clave. Cuando el VIH entra en el cuerpo humano, inyecta su material genético en las células de las defensas y las destruye. Si pudiera bloquearse este mecanismo de acción, el VIH no podría atacar al sistema inmunitario.
"Todo nuestro estudio tiene como propósito ayudar a las personas a protegerse contra el VIH. Queremos hallar combinaciones de inmunogénos (sustancias capaces de inducir una respuesta del sistema inmunitario y que sirvan como arma contra un virus, bacteria o enfermedad)", expresó en un comunicado de prensa Ian Wilson, uno de los investigadores.
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La glicoproteína de envoltura se descubrió en 2013, pero no fue si no hasta ahora, cuatro años después, que los científicos identificaron cómo ponerla en acción. El problema con esta sustancia es que sus componentes son muy inestables y tendía a "desboronarse". Para ello, se creó una nueva estructura que reforzara la proteína y, que así, pudiera soportar a la hora de interactuar con otras moléculas del virus.
Estas nuevas conclusiones fueron publicadas, este sábado, en la revista Inmmunity.
El reto
Uno de los principales obstáculos que ha tenido la ciencia para obtener una vacuna contra el VIH es la rápida velocidad con la que este virus muta. En su lucha por persistir en el cuerpo humano y fortalecerse, el virus cambia constantemente su genética y esto hace que sea más difícil obtener una vacuna o cura.
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A esto se le agrega la gran cantidad de subtipos que tiene el virus, cada uno con su identidad genética. Los científicos se concentran principalmente en los subtipos A, B y C, pues son los que más amenaza significan para la población mundial.
"Una vacuna eficaz debe proteger contra varios subtipos del virus, lo mismo que pasa con una vacuna de la gripe, que protege contra varios tipos del virus. Entonces, los investigadores están diseñando una serie de inmunógenos que puedan darse de manera sucesiva o en forma de coctel (es decir, mezclados) para que las defensas de una persona se preparen para varios tipos de virus que puedan atacarle", explica el documento.
Los científicos aún tienen un buen trecho por recorrer para lograr tener esta protección contra varios subtipos del VIH, pero consideran que este logro reciente ya es un buen camino.