Woods Hole, Massachusetts, Estados Unidos. Biólogos evolucionistas del Laboratorio de Biología Marina en Woods Hole Massachusetts (MBL, por sus siglas en inglés) buscan los enigmas del envejecimiento en unos pequeños invertebrados acuáticos.
Se llaman rotíferos, viven en el agua, comen algas y su vida se limita a solo un par de semanas. No obstante, poseen genes que llaman la atención de los científicos de este instituto, adscrito a la Universidad de Chicago, en Estados Unidos.
En una charla brindada la mañana de este jueves a varios periodistas en su Programa de Periodismo Científico, del cual La Nación es parte, David Mark Welch, coordinador de esta investigación explicó cómo estas pequeñas especies comparten algunos genes con las personas que las hacen dignas de ser investigadas.
"No estamos diciendo que lo que ocurra con ellos vaya a ocurrir de forma igual con los seres humanos, pero sí son cosas dignas de investigar para poder saber cómo se comporta el proceso del envejecimiento", destacó Welch.
El especialista agregó: "no se trata de investigar cómo expandir la vida y nada más. ¿Qué hacemos con un montón de personas de cien años que tienen una mala salud y que simplemente no mueren? El sentido más bien es ver cómo mantener a personas de 70 sin que sufran complicaciones de los efectos del envejecimiento".
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Genética bajo lupa
En sus estudios Welch y su equipo toman muestras de diferentes cepas de estos organismos y analizan su composición genética.
En estos seres, los científicos han encontrado procesos realmente interesantes relacionados con el envejecimiento. Uno de ellos lo han visto en las estructuras llamadas terminons.
Un terminon es un tipo de ADN (ácido desoxirribonucleico) conocido como retrotrasposón. Los retrotrasposones son series de ADN que pueden copiarse del ARN (ácido ribonucleico) y recolocarse dentro del genoma.
Muchos de los retrotransposores se adhieren en el medio de las secuencias del ADN, pero los terminons lo hacen al final de los cromosomas, en sitios conocidos como telómeros.
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Los cromosomas en células eucariotas (células que se encuentran en todos los organismos multicelulares) están cubiertas de estructuras de ADN denominadas telómeros. Como los terminons se adhieren a los telómeros, esto los cuida de la degradación. Al no degradarse, los protegería de envejecer.
En ciertos casos muy específicos, esta característica se relaciona con telómeros más largos. Los telómeros son porciones de ADN que también se encuentran en los seres humanos. En nuestro caso, también están situados en los extremos de los cromosomas, y su longitud está relacionada con la edad.
Una de las cualidades de los telómeros es que no son estáticos, pues pueden alargarse y encogerse. Y, aún más, hasta pueden acortarse en períodos de mucho estrés.
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Por ello, a los investigadores les interesa averiguar qué se puede hacer para mantener estas porciones de ADN durante más tiempo, ya que con el paso de los años sufren desgaste. Sin embargo, de momento, los terminons solo se han encontrado en rotíferos.
"En algunos casos hemos visto que cuando alimentamos menos a un rotífero este vive más, pero volvemos a lo mismo, ¿con qué calidad de vida? Eso aún no lo sabemos, por lo que no es posible recomendar a un ser humano que deje de comer para vivir más. Además, estos estudios apenas son biología básica, no podemos decir que esto se aplique totalmente a las personas", destacó el especialista.
Estos resultados fueron publicados en la revista Molecular Biology and Evolution.
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Una especie muy particular
¿Cómo se logra este proceso en los rotíferos? Esta especie lleva millones de años de historia evolutiva, lo que podría sugerir que el mecanismo protector para sus cromosomas es antiguo. No obstante, aún queda mucho por estudiar.
Una de las cosas que también se analiza bajo lupa es si el proceso reproductivo de los rotíferos tiene algo que ver con sus genes relacionados con el envejecimiento. Las hembras de ciertas especies pueden hacer algo nada común: se reproducen asexualmente creando clones de sí mismas, o pueden iniciar un proceso que permite la reproducción sexual produciendo rotíferos machos, algo impensable para las capacidades del Homo sapiens.
No obstante Welch se mantiene optimista de que alguno de los procesos genéticos estudiados pueda ser clave para entender el envejecimiento del ser humano. Pero aclara que faltan muchos años de investigación, pues esta es ciencia básica que busca como entender el proceso de envejecer y no necesariamente representa soluciones.
"No se trata de buscar la fuente de la eterna juventud, si no de cómo poder vivir con calidad", insistió.
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