No es el momento adecuado. Ese es el criterio que comparten varios científicos con respeto a la decisión del Gobierno de eliminar el uso obligatorio de la mascarilla, cuando Costa Rica al parecer se encuentra a las puertas de una quinta ola de covid-19.
Un decreto ejecutivo, publicado este miércoles en La Gaceta, elimina la exigencia para la población general de utilizar el cubrebocas, con excepción del personal de primera línea de atención de centros públicos y privados, y de los usuarios de los servicios de salud.
El decreto da tres razones: la situación epidemiológica del país, su impacto en el sistema de salud y la alta cobertura de la vacunación. Sin embargo, los especialistas consultados descartan que estas se sostengan.
Para el médico y epidemiólogo de la Universidad Hispanoamericana, Ronald Evans, el momento epidemiológico actual no es el indicado para tomar esa decisión ya que la cobertura vacunal con tres dosis en la población todavía no es suficiente.
Sostuvo que el momento adecuado sí iba a llegar, pues la medida nunca estuvo diseñada para ser permanente, pero consideró que debió esperarse al menos unas semanas más.
“Todavía si los casos estuvieran en un momento de descenso como lo estuvimos hace cuatro o cinco semanas atrás, hubiese sido explicable en parte la eliminación de la mascarilla. Ahora no, llevamos tres semanas de subida en los casos reportados, y a esos debemos sumar todos los que no acuden a hacerse la prueba.
“Los organismos internacionales dicen que cuando se llega a un mínimo de casos, a un piso, se debe esperar por lo menos dos semanas y luego decretar la eliminación de la mascarilla. Aquí tenemos tres semanas consecutivas de ascenso; estamos en el principio de una ola, había que esperar a ver su evolución”, aseveró.
En la última semana, los casos de covid-19 tuvieron un incremento del 59,55% en relación con la semana anterior. Evans teme que con el decreto, los casos aumenten más y la ola no sea tan corta y rápida como la proyectaron en su informe el viernes pasado.
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Un criterio similar expresó el investigador de la Universidad de Costa Rica (UCR), Rodolfo Romero, quien es parte de un grupo que ha estudiado el impacto de las medidas adoptadas contra la pandemia.
“Uno entiende que el Gobierno quiera darle la potestad a la gente, pero ojalá todos entendamos la importancia que tiene el uso de la mascarilla para protegernos entre todos”, manifestó.
Para Tomás de Camino, director de la Escuela de Sistemas Inteligentes Universidad Cenfotec y experto en modelos epidemiológicos, este momento pone una carga adicional sobre el sistema de salud.
“Se usa esta obligatoriedad para garantizar un porcentaje alto de uso (de la mascarilla). El problema es que si comenzamos a liberar en este momento va a haber un montón de gente que va a tirarla a la calle.
“Si, por ejemplo el 50% ya no la usa, aumentamos considerablemente el riesgo de infección. Independientemente de si me guste o no la obligatoriedad este no es el momento, mucho menos si no hay un plan adecuado de comunicación del uso de mascarilla”, enfatizó.
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Reforzar vacunación
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El decreto ejecutivo sobre las mascarillas llega en un momento en que, según los últimos datos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), solo un 43% de la población tiene tres dosis de la vacuna.
Si se toma en cuenta a la población cuyo esquema es de tres dosis (mayores de 12 años), el 51,97% tiene tres dosis. Los tres científicos entrevistados por La Nación concluyeron que este todavía no es un porcentaje tan alto.
“Los porcentajes de primeras y segundas dosis sí están muy bien, pero todavía falta casi la mitad de gente para llegar a su tercera dosis. El uso de mascarillas habría dado más seguridad mientras se logra llegar a un número mayor de personas con las tres dosis y que estas pudieran protegerlas de enfermar gravemente en caso de infectarse. Si mucha gente decide no usar las mascarillas estas personas podrían infectarse”, sostuvo Evans.
Romero consideró consideró que además de avanzar con las terceras dosis, también es necesario completar los esquemas de los niños para tener mayor seguridad.
“Este también es momento de pensar en esas personas. Vivimos en sociedad y por eso es bueno también tomar acciones para el bienestar de los otros, en este contexto la mascarilla es una de ellas”, manifestó.
Mientras tanto, De Camino insistió en que tanto la vacunación como las mascarillas son necesarias, pues trabajando en conjunto, ambas permiten bajar la infección y reducir el riesgo de una enfermedad grave.
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Mantener la mascarilla
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A criterio de los especialistas, es recomendable que la mascarilla se siga utilizando, como parte de las medidas de prevención, en algunos sitios donde ya no es obligatorio. Entre ellos mencionaron:
- Transporte público: autobuses, trenes, taxis, servicios de transporte colectivo.
- Hogares de larga estancia de adultos mayores o personas con discapacidad.
- Guarderías o sitios de cuidado para niños menores de cinco años.
- Aulas donde se dan conferencias o clases, oficinas sin ventanas o ventilación.
- Sitios cerrados, sin ventanas y con ventilación pobre.
- Lugares donde hay muchas personas y cuesta mantener la distancia.
Los especialistas también piden completar el esquema de vacunación, y, en el caso de las personas que pueden optar por una cuarta dosis, tomarla.
También recuerdan la importancia del lavado de manos o el uso de alcohol en gel en caso de que no haya agua o jabón a mano.
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