Massachusetts, EE. UU. La boca de los seres humanos es un completo ecosistema para las bacterias. Se estima que hay 100 millones de estos microorganismos por cada milímetro de saliva, con un total de 615 especies.
Ninguna de ellas son dañinas y, es común que cada persona tenga una colonia diferente.
¿Cómo son estas bacterias? ¿Cuáles son sus características? Estas son las preguntas con las que Jessica Mark Welch trabaja a diario. Ella es investigadora del Laboratorio de Biología Marina en Woods Hole, Massachusetts, (MBL, por sus siglas en inglés).
Pero, ¿cómo un instituto de biología marina estudia algo que está directamente relacionado con el cuerpo humano y no con las criaturas que viven en el agua? De acuerdo con los investigadores, todo está relacionado, pues nuestras bacterias pueden ser de ayuda para entender, hasta cierto punto, los microorganismos que se encuentran en los hábitats marinos.
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"De las bacterias sabemos varias cosas. Por ejemplo, son muy buenas para transformar nutrientes en otros tipos de nutrientes y sustancias químicas en otras sustancias químicas. No importa si se encuentra en la superficie del planeta Tierra, en nuestra boca o en nuestro sistema digestivo, siempre tienen esta habilidad", enfatizó Mark Welch.
Precisamente, por esta característica tan particular de las bacterias es que en ese instituto estadounidense se dieron a la tarea de investigarlas. Y no lo hacen de cualquier forma, si no con técnicas de fluorescencia que les permiten localizar a las bacterias (en la saliva, en las mejillas, en la lengua o el "cielo" de la boca, por ejemplo) y ver cómo se distribuyen para así comprenderlas mejor.
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Entre los aspectos que más intrigan a los científicos es que la boca de los seres humanos tiene características tan particulares, que las bacterias que la habitan no pueden sobrevivir por mucho tiempo a condiciones de laboratorio.
"Las bacterias de nuestra boca viven, en su gran mayoría, en nuestra saliva, pero algunos tipos pueden sobrevivir perfectamente en nuestra lengua, mejillas, o paladar. Sin embargo, cuando las aislamos y las estudiamos en laboratorio no viven durante mucho tiempo. Aún no sabemos por qué, es algo que debemos estudiar a fondo", detalló Mark Welch.
Para llevar a cabo sus estudios, ella y sus colaboradores no solo toman muestras de las bacterias; también crean "mapas" para saber cuáles son las más comunes y cómo caracterizarlas. Aclaró, eso sí, que las pesquisas son incipientes, pues apenas hace un año y medio que comenzaron a trabajar en este campo y eso es prácticamente “nada” en términos de ciencia.
Distintas reacciones
"Los microbios se comportan de una forma muy diferente según el tipo de bacteria o mcroorganismo que tenga a su lado. Ellas secretarán diferentes 'sets' de químicos y metabolitos, dependiendo de quiénes son sus vecinos. Entonces, si queremos saber qué es lo que hacen, debemos saber dónde están", destacó Welch en una charla durante el Programa de Periodismo Científico del MBL, del cual La Nación fue parte.
Por ejemplo, ahora se sabe que hay lugares en los que una bacteria es más común que otra. Para ello, Mark Welch y su equipo realizaron un primer estudio donde le pidieron a las personas no lavarse los dientes durante 24 horas.
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Se tomaron muestras de la saliva y del tejido de diferentes partes de la boca para analizar el ecosistema bacteriano. Luego se sometió a técnicas de fluorescencia que permitían que las bacterias se "tiñeran" de manera que conformaran mapas de la actividad bacteriana.
Así, se encontraron 707 tipos de bacterias y vieron que ocho tipos principales provenían de las llamadas Corynebacteria.
"La mayoría de la gente tiene los mismos tipos de bacteria, pero con diferentes cepas", dijo la especialista.
"Lo que hemos visto es que las bacterias manipulan el ambiente, otras reaccionan ante esto y así es como crecen y se reproducen", añadió.
Las siguientes investigaciones se encaminan a ver las diferencias y similitudes entre un tipo y otro. No bostante, los científicos saben que eso es algo que les tomará más tiempo.