Diciembre también es sinónimo de vigorón, churros rellenos, arroz cantonés, chop suey a la tica, granizados, manzanas escarchadas, caldozas, algodones de azúcar, “chuzos” de carne y otras delicias propias de turnos o festejos populares.
Sin embargo, si no tenemos cuidado con lo que comemos, un gusto para nuestro paladar podría no serlo para nuestro sistema digestivo e intoxicarnos.
El Colegio de Microbiólogos y Químicos Clínicos, así como la Universidad de Costa Rica (UCR) dan consejos para disfrutar sin poner en riesgo su salud.
Una de las recomendaciones más importantes es que su comida esté caliente. La microbióloga Carolina Chaves, del Laboratorio de Alimentos de la Facultad de Microbiología de la UCR, subrayó que los alimentos no pueden estar ni fríos ni tibios, ambas temperaturas son sinónimo de peligro, porque a las bacterias les gusta el ambiente tibio.
Por ende, si vemos que nos sirven algo tibio o, peor aun, frío, deberíamos rechazarlo o buscar puestos donde sirvan la comida caliente. De esta forma evitaremos que haya más bacterias en la comida que puedan afectarnos.
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‘Para comer aquí'
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Parte del espíritu de las fiestas de pueblo y turnos es sentarse a comer y compartir, pero debemos tomar en cuenta varios aspectos para proteger nuestra salud y pasar un rato bonito sin contratiempos.
Los microbiólogos aconsejan cerciorarse de la limpieza del lugar, que no haya mesas sucias o con moscas, que no haya cúmulo de basura, que los utensilios estén limpios, que haya donde lavarse las manos, y por supuesto, agua y jabón.
Mauricio Redondo, microbiólogo especialista en alimentos, hizo énfasis en la limpieza del lugar y en la manipulación que le dan las personas a los alimentos. Si observa poca higiene en quien está preparando o sirviendo, tal vez comer de ese puesto no sea la mejor idea.
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Para llevar
Es frecuente también pedirlo para llevar. Pero cuidado, imaginémonos que pidió un arroz con pollo para llevarlo a sus papás, a quienes va a visitar al salir del turno. Después de dos horas, entre viaje y llegada a la casa, cuando corresponda comer ese arroz estará tibio o frío y eso es un riesgo.
Una temperatura adecuada para los alimentos está por encima de los 60 grados Celsius, si se tienen que mantener calientes, o por debajo de los cuatro grados celsius si tienen que mantenerse fríos. Una recomendación es tener termómetros de cocina para fiscalizar esto.
En una entrevista anterior, la microbióloga especialista en alimentos María Laura Arias recomendó llevar todo a una olla, encender la estufa y calentarlo hasta “que ya nos quema la lengua”. Esto, explicó, difícilmente se logra en un microondas, porque la comida no se calienta de manera uniforme y pierde el calor más rápido.
Si no lo va a comer pronto, mejor refrigerarlo o o incluso congelarlo.
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Los riesgos
Bacterias como la Staphylococcus aureus, Clostridium perfringens o Listeria monocytogenes “viven” comúnmente en los alimentos y estas no producen, en la mayoría de los casos, un mal olor o mal sabor, por lo que podríamos ingerir comida contaminada sin percatarnos. De ahí la importancia de elevar las medidas de seguridad.
La nutricionista Nancy Murillo, quien da cursos de manipulación de alimentos, había explicado que los riesgos de comer alimentos en malas condiciones de manipulación o almacenamiento.
“Lo más noble que podría pasarnos es un dolor de estómago fuerte, pero también podríamos tener diarreas, vómitos, y, en casos más serios hospitalizaciones. Hay poblaciones más vulnerables, por ejemplo, los niños pequeños, las embarazadas o los adultos mayores. Un adolescente o adulto joven tiene un sistema que se defiende mejor de estas bacterias, pero tampoco está exento de riesgos”, manifestó Murillo.
Además, hay bacterias de muy difícil manejo que van a requerir tratamiento con antibiótico.
Con la Listeria monocytogenes, por ejemplo, en algunos casos, se puede desarrollar una infección de la sangre (septicemia) o una inflamación de las membranas que cubren el cerebro (meningitis).
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¿Y si me intoxiqué?
El Centro Nacional de Intoxicaciones, con sede en el Hospital Nacional de Niños, atiende las 24 horas durante los 365 días.
Allí se da asesoría sobre cualquier tipo de intoxicación o reacciones alérgicas en personas de todas las edades. También se atienden consultas de animales intoxicados.
Para comunicarse con ellos puede llamar al 2223-1028 o al 800-INTOXICA (800-468-9422).
“Nosotros estamos en todo momento, podremos guiarlos y saber cuándo sí se trata de una emergencia o de una atención que requiera de un hospital”, señaló Viviana Ramos, directora del Centro.
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