Durante los días de la Semana Santa el consumo de pescado y mariscos aumenta.
Sin embargo, un mal almacenamiento o mala manipulación de estos productos, así como el hecho de consumirlos cuando la persona padece de alergias podría ser perjudicial para la salud de las personas, y, en casos muy sensibles, podría poner en riesgo la vida.
Este tipo de alimentos, así como el queso y el tomate, precisamente registran la mayor parte de los reportes atendidos durante 2018 por el Centro Nacional de Intoxicaciones.
Datos suministrados por esta institución señalan que solo durante 2018 se reportaron 464 casos de reacciones alérgicas e intoxicaciones por consumo de alimentos. Esto es solo un porcentaje muy bajo de las que en realidad suceden, dado que muchísimos casos se logran manejar en casa sin requerir llamar a este centro y otros son vistos en consultorios privados o en clínicas, que aún y cuando son de la seguridad social no hacen el reporte.
“Cada persona responde diferente y no todos nos exponemos por igual. Por eso es que es muy común oír ‘pero todos en la familia comimos y solo uno o dos personas se enfermaron’. Esto puede darse por dos razones, por un lado porque la sustancia tóxica o toxina no está presente, por ejemplo, en todo un bloque de queso, si no que comienzan por una porción. Entonces las personas que sí comieron la parte infectada sí se enfermaron y las otras no. Nosotros no vemos a las toxinas, por eso no sabemos que ahí están”, señaló Ana Guiselle Zeledón, del Centro Nacional de Intoxicaciones.
Y añadió: “también hay gente más sensible que otra. Niños, adultos mayores, embarazadas, quienes tienen algún problema de fondo o quienes tienen un sistema inmunitario más débil es posible que sufran más de este tipo de intoxicaciones o que las sufran peor”.
La información del centro indica que el 80% de todos los casos que reciben –tanto de alimentos como de medicamentos y otras sustancias– provienen de menores de tres años.
Los ‘enemigos’
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¿Cuáles son los alimentos que protagonizan las reacciones alérgicas y por qué?
Las reacciones alérgicas son encabezadas por los camarones, con 54 casos (solo durante 2018), seguidos por el pescado, con 21 y de otros mariscos como calamares, ostras, ostiones, mejillones, y el pollo, con 15 casos.
Estos productos también se ven en la lista de los alimentos que más intoxicaciones provocan. La lista es liderada por el pescado (13 casos), seguido por el pollo y el queso con 11, el atún con siete y los camarones con cinco.
Se registran más casos de alergias porque, según los especialistas, muchas de las intoxicaciones son de fácil manejo en casa, mientras que las alergias pueden ser más fuertes y pueden suceder de un pronto a otro, es decir la persona desconocía que era alérgico a determinado alimento.
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¿Cómo se manifiestan las alergias?
Todas las alergias a los alimentos tienen como causa una reacción exagerada del sistema inmunitario. En otras palabras, aunque la comida esté en perfectas condiciones de frescura e inocuidad, nuestras defensas reaccionan de forma exagerada como si existiera alguna amenaza para la salud.
Cuando hablamos de alergia a los mariscos, el sistema inmunitario identifica erróneamente una determinada proteína en estos productos como si fuera dañina. Esto desencadena la producción de anticuerpos contra esta proteína. Entonces, la próxima vez que se entra en contacto con ella, el sistema inmunitario libera histamina –molécula que las células producen y que está relacionada con las defensas– y otras sustancias químicas que causarán los síntomas de la alergia.
Hay personas que son alérgicas a un tipo de mariscos y otras que son a todo tipo. O quienes son alérgicas al pescado y no a mariscos o viceversa, y quienes no pueden consumir productos del mar del todo.
¿Cuáles son las consecuencias? Varían según la persona. En algunos casos solo hay ronchas o sarpullido en la piel y comezón, pero en los casos más graves pueden incluir problemas respiratorios serios.
La complicación mayor es la anafilaxia, una reacción que se caracteriza por una inflamación de la garganta (contracción de las vías respiratorias), pulso rápido, choque y mareos o aturdimiento. La anafilaxia puede poner la vida en peligro.
“Si usted sabe que es alérgico a algo no lo coma, además si por alguna razón está con una crisis alérgica, mejor evite alimentos que ya se tiene demostrado que pueden generar algunas reacciones de este tipo, como el queso, el huevo o el chocolate. Aunque usted no sea alérgico en específico a ellos, si usted ya está con una reacción alérgica va a estar más sensible”, explicó Zeledón.
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A diferencia de las reacciones alérgicas, una intoxicación le puede pasar a cualquier persona aún cuando esta no tenga problemas de alergia o intolerancia hacia lo que come. Aquí lo que falla está propiamente en el alimento.
En el caso del pescado o los mariscos, esta se presenta cuando se rompe la cadena de frío necesaria para mantenerse sin bacterias antes de ser cocinado o bien cuando no se almacenó bien el producto o este ya estaba vencido.
También podría suceder si la persona no tiene la higiene necesaria a la hora de preparar el alimento o no supo cómo manipularlo.
“Usted no va a sacar un queso y tenerlo cuatro o cinco horas fuera de la refri y luego guardarlo otra vez, ahí suma posibilidades para una intoxicación", destacó Zeledón.
Con las fechas de vencimiento también debe aclararse que estas se refieren a la fecha límite en el que puede consumirse un producto empacado y sellado, una vez que se abre, esta fecha ya no vale, se acorta y depende de cómo se manipule el alimento.
En una entrevista anterior, María Laura Arias, directora del Laboratorio de Microbiología de Alimentos y del Laboratorio de Microbiología de Aguas en la Universidad de Costa Rica (UCR) fue enfática sobre este punto.
“La gente comete dos errores, uno es dejar las cosas afuera esperando a que se enfríen antes de meterlos a refrigerar. Lo ideal es guardarlos inmediatamente para darle menor chance a las bacterias de proliferar. Esto puede subir la cuenta de la electricidad, pero nos evita infecciones. El otro error es que la gente guarda las cosas en recipientes muy grandes y algo así puede tardar horas en enfriarse y mientras tanto las bacterias se reproducen. Lo ideal es poner la comida en varios envases más pequeños, así se enfría más rápido", dijo.
Los síntomas de una intoxicación son muy diferentes a los de una reacción alérgica y usualmente se manifiestan con dolores de cabeza y abdomen, náuseas, vómito y diarrea. En algunos casos la persona puede deshidratarse en relativamente poco tiempo.
En casos más graves también se da una infección con una bacteria que podría manifestarse con fiebre y debilidad. Hay bacterias de muy difícil manejo que van a requerir tratamiento con antibiótico. En estos caso es necesario acudir al centro médico.
¿Cómo tratar una intoxicación cuando ya se presenta? Zeledón indicó que si no hay infección bacteriana hidratarse con suero es primordial.
“La idea es hidratarse. En una intoxicación común la persona tal vez tenga 10 o 15 diarreas, pero ya después se pasa solo. Mientras usted se hidrate con suero esto se maneja sin mayor problema. Eso sí, no busque bebidas deportivas, si no del que le dan en farmacias o clínicas”, puntualizó Zeledón.
“Si es persistente y ya lleva dos, tres días o más, ya eso no es intoxicación, es infección y debe tratarse en un centro médico”, añadió.
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¿Y si tengo dudas?
Si usted tiene alguna pregunta o duda sobre este tema, el Centro Nacional de Intoxicaciones, con sede en el Hospital Nacional de Niños, atiende las 24 horas durante los 365 días.
Allí se da asesorías sobre cualquier tipo de intoxicación o reacciones alérgicas en personas de todas las edades. También se atienden consultas de animales intoxicados.
Para comunicarse con ellos puede llamar 2223 1028 o al 800 INTOXICA (800 468 9422).
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