El popularmente llamado “dolor de ovarios” afecta a casi todas las mujeres en algún momento de su vida, a algunas con mayor intensidad que a otras y con mayor frecuencia que a otras.
Sin embargo, ninguna debería acostumbrarse a esos dolores y malestares, sobre todo porque en algunos casos, pueden ser señales de que algo más sucede en el cuerpo y podría ser necesaria la revisión de un especialista.
Por eso, en esta edición de Siéntase Pura Vida repasamos los dolores menstruales, a qué se deben, cómo aliviarlos y cuando es momento de visitar al médico. Lo haremos con la ayuda del ginecólogo Vladimir Rodríguez Cambronero, y de documentos de la Asociación Estadounidense de Ginecología y la Clínica Mayo.
Antes de continuar, hay una salvedad necesaria: cada cuerpo es único lo mismo que cada periodo menstrual. El dolor que a algunas mujeres se les alivia con un té de manzanilla o acostándose un rato, a otras les podría significar fármacos fuertes e incluso una incapacidad.
¿Nos duelen los ovarios? ¿Por qué?
Rodríguez aclaró que el término médico para estos dolores es dismenorrea. Y no, los ovarios como tales no duelen, lo que duele son las contracciones que realiza el útero. Esto produce los calambres menstruales, que son dolores palpitantes o cólicos en la parte baja del abdomen.
“Es un dolor pélvico, de intensidad variada, pues puede ir desde algo muy leve y casi imperceptible hasta el que impide realizar las más básicas”, dijo el ginecólogo.
“Hay casos, muy pocos, pero los hay, en que las mujeres requieren medicamentos de forma intravenosa para poder controlarse. Ellas también se quejan, no solo del dolor, sino de la falta de comprensión, porque sienten que no les creen que el dolor es así”, agregó.
La diferencia no solo está en la intensidad, sino también en el momento en que aparece. Hay quienes lo sufre antes del flujo menstrual, otras durante y otras al finalizar.
También hay cambios en la forma e incluso en los sitios donde se sienten. En algunos momentos, las mujeres describen un dolor continuo, en otros, se sienten “pinchazos” o “punzonazos”; a veces el dolor en el vientre se extiende a la espalda baja e incluso al ano.
En algunas ocasiones pueden venir acompañados de náuseas, vómito y diarrea.
¿Qué origina el dolor?
Para responder a esta pregunta, Rodríguez expresó que primero debemos distinguir el tipo de dismenorrea.
Dismenorrea primaria. Se da cuando no se encuentra una causa orgánica, como una enfermedad o alguna condición que pueda motivar el dolor.
“Se le hace un ultrasonido a la paciente, se ve bien el útero, los ovarios se ven bien... los órganos pélvicos se ven bien y los exámenes de laboratorio están normales”, señaló el especialista.
¿Qué puede suceder en estos casos? En entrevista con la BBC, la ginecóloga Katy Vincent, quien ha estudiado durante años los dolores menstruales, indicó que cuando se tiene el periodo, el útero se contrae para que pueda salir la sangre. Si hay expulsiones de coágulos, como normalmente ocurre, el cuello del útero se abre un poco para dejar pasar ese coágulo y eso va acompañado de contracciones.
Otro fenómeno que se añade es que durante la menstruación hay mucha inflamación en el cuerpo; los tejidos del útero liberan sustancias químicas que causan dolor y, al mismo tiempo, el organismo produce sustancias llamadas prostaglandinas, que aumentan durante el periodo menstrual.
Las prostaglandinas son compuestos grasos que se producen en las células y tienen una amplia variedad de funciones en el organismo. Por ejemplo, durante la menstruación provocan la contracción de los músculos del útero e intervienen en la respuesta inflamatoria que causa dolor.
Dismenorrea secundaria. El dolor responde a una condición subyacente. Un ejemplo de esto es la endometriosis, una condición en la que el endometrio, una capa mucosa que recubre el interior del útero, comienza a desarrollar también tejido en el exterior del útero, y esto provoca dolores muy fuertes.
Otra condición que puede provocar dolores son los quistes de ovario, los miomas e incluso embarazos ectópicos.
Estos también pueden verse en mujeres que tienen flujos menstruales abundantes.
La dismenorrea también puede dividirse en cíclica (cuando se presenta en cada ciclo o en casi todos) y esporádica.
¿Qué tomar para los dolores leves?
Vladimir Rodríguez fue enfático en que ninguna mujer tiene por qué tolerar dolores. El ginecólogo aseguró que las mujeres usualmente tienen un umbral del dolor más amplio que los hombres y aguantan más, a esto se le debe añadir que, culturalmente, a muchas mujeres se les educa para aguantar dolor y lo ven como algo normal.
Si estos dolores son leves y esporádicos y las mujeres casi nunca los sienten, estos pueden controlarse con analgésicos de venta libre en supermercados y farmacias, tés calientes o, si la persona tiene la posibilidad de descansar, colocar “terapia de calor” con una bolsa de agua caliente en el bajo vientre.
No obstante, no tener dolores tampoco debe ser motivo para abandonar del todo las visitas al ginecólogo, pues en estas visitas no solo podrían prevenirse algunas condiciones que puedan irse gestando antes de que ocasionen dolor.
Durante la cita con el ginecólogo también permite hacer una revisión general de salud, un examen mamario y una citología vaginal, que descartaría lesiones en el cérvix que usualmente no producen dolor o molestias.
¿En qué momento debemos preocuparnos?
Tanto Rodríguez como la Asociación Estadounidense de Ginecología coinciden en que sí hay momentos en los que es necesario acudir al médico lo más pronto posible.
- Dolores muy fuertes, que no pueden quitarse con los analgésicos de venta libre.
- Si los dolores se presentan en cada ciclo menstrual, sin excepciones.
- Dolores en días que no se está menstruando, no se está próxima a menstruar o acabe de pasar el flujo.
- Tiene dolores más fuertes y recurrentes de los que tenía antes.
- Tiene más de 25 años y apenas está teniendo sus primeros dolores fuertes.
- Sufre desmayos con la menstruación.
- Tiene fiebre.
- Sangrados más abundantes de los usuales en la paciente.
- Es menopáusica y sigue con dolores.
Siéntase Pura Vida y sepa cuándo visitar a un médico, pero, más allá de eso, nadie tiene por qué aguantar dolor, por más leve y pasajero que sea.
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