La fiebre es la compañera inseparable de todo tipo de infecciones con virus o bacterias, o de alguna intoxicación. El cuadro lo conocemos bien, lo hemos vivido más de una vez: la temperatura corporal sube; sentimos escalofríos, sudor, debilidad, fatiga, somnolencia, pérdida de apetito y malestar general.
Esta se vuelve más común en épocas como esta, cuando la estación lluviosa aumenta la circulación de virus respiratorios.
¿Qué podemos hacer para bajarla? ¿Es igual en niños o adultos? ¿Cuándo es el momento adecuado para buscar un médico y cuándo más bien buscar un servicio de emergencias? En Siéntase Pura Vida repasamos esta información con documentos del Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), de la Clínica Mayo y con la ayuda del médico general Emmanuel Morales Delgado y la pediatra Marilys González Anglada.
¿Qué es la fiebre?
Primero debemos entender a qué responde esta situación, ya que la fiebre no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma, una manifestación de que algo ocurre en nuestro organismo.
“La fiebre es un aumento de temperatura por encima de lo normal”, resumió González.
¿Qué controla cuánto es normal y cuánto no? En nuestro cerebro tenemos una zona llamada hipotálamo, que regula, entre otras cosas, nuestra temperatura.
El hipotálamo indica que la temperatura corporal en condiciones normales debe andar alrededor de los 37 °C, pero hay parámetros considerados normales entre 36,5 °C y 37,5 °C.
“Alrededor de esta temperatura es donde las células se sienten cómodas y se llevan a cabo las funciones bioquímicas y fisiológicas”, manifestó Morales.
Según González, es normal tener variaciones durante el día de hasta medio grado, especialmente cuando hacemos ejercicio en pleno sol. Ahí es normal que si tomamos la temperatura, esté un poco más alta, pero no superará los 37,8 °C.
Pasa lo mismo si estamos muy cobijados o con ropas muy abrigadas, por eso es necesario que, antes de tomar la temperatura, quitemos la ropa abrigada, desvistamos, esperemos un par de minutos, y tomemos la temperatura.
“Si estás superabrigado es normal que te marque fiebre, y si te desabrigás ya no te marca fiebre”, dijo González.
De acuerdo con el CDC, si no estamos bajo esos niveles de actividad física, podemos describir como febrícula cuando la temperatura está entre los 37 °C y los 38 °C; a partir de ahí es fiebre.
Sin embargo, hay cambios con la edad. De acuerdo con González comenta, la fiebre propiamente dicha podría medirse en niños a partir de los 37,8 °C. En el caso de los adultos, Morales comentó que a los 37,5 °C todavía podría considerarse temperatura normal y entre 37,5 °C y 38 °C sería febrícula.
“Normalmente lo que sucede es que nuestro cuerpo se enfrenta a un agente infeccioso, como un virus o una bacteria, y entonces nuestras células de defensa dan una señal de alerta. Producen unas sustancias llamadas prostaglandinas que se encargan de indicarle al hipotálamo que suba la temperatura”, explicó González.
Defensas trabajando
¿Es la fiebre un mecanismo de defensa? González indicó que en algunos estudios se ha visto que el aumento de temperatura hace que algunos procesos de defensas funcionen mejor, pero el mecanismo exacto de para qué se produce todavía es una gran incógnita en Medicina.
Morales indicó que hay bacterias y virus que son termosensibles, es decir, que son sensibles a la temperatura. Entonces, cuando el organismo eleva la temperatura, es una forma de defensa para acabar con esas bacterias y virus que son sensibles a esos cambios que realiza el cuerpo.
“No debemos tenerle miedo a que la temperatura suba, en la mayoría de los casos es benigno y autolimitado, el cuerpo los va regulando solitos”, destacó la pediatra.
Morales también recalcó que la fiebre es un mecanismo que el cuerpo regula, “uno nunca va a tener 50 °C de temperatura, el cuerpo tiene la forma de regularla hasta un tope y que las células ya no puedan trabajar. Es algo autorregulado”.
¿Qué hacer (y qué no)?
Bajar o calmar la fiebre sí es buena idea. El sistema inmunitario se vale de varias armas para seguir defendiéndose, por lo que no es necesario dejar que las altas temperaturas continúen.
“No siempre vamos a necesitar todo el ejército de defensas para combatir los virus o bacterias. La mayoría se eliminan fácilmente. La fiebre es solo un arma, pero no es la principal, el arma principal son las células de defensa, que buscan eliminar. La fiebre es un aliado, pero el sistema inmunitario puede luchar sin ella”, destacó Morales.
“Uno como médico no deja al paciente con fiebre, se la baja, porque buscamos que el paciente se sienta bien”, añadió.
Estos son los consejos de los especialistas.
- Mantener una buena hidratación.
- Mantenernos con ropa liviana.
- Colocar paños húmedos con agua fresca (no fría) sobre la frente o piel.
- Estar en un lugar ventilado.
- Baño con agua tibia (no caliente).
- Si vamos a usar medicamentos, que sea o después de la llamada con el médico o pediatra, o medicamentos de venta libre como antigripales (en el caso de tener influenza o gripe).
En cambio, hay otras cosas que no deberíamos hacer.
- Tratar de bajar la temperatura a la fuerza, los baños con agua helada y el hielo más bien resultan contraproducentes.
- Automedicarse, pueden tomarse algunos medicamentos de venta libre, pero evitar antibióticos.
- Tratar de seguir haciendo nuestra vida normal, como trabajar o estudiar, esto nos aleja de una mejoría más rápida.
- En el caso de niños, forzarlos a comer.
¿Cuándo buscar ayuda?
En la gran mayoría de los casos la fiebre es pasajera y responde puntualmente a las infecciones que tenemos. Sin embargo, sí hay algunas señales de alerta para buscar a un médico e incluso ir directamente a un servicio de emergencias.
Es importante también que usted lleve una lista de otros síntomas que acompañan la fiebre: diarrea, vómito, tos, estornudos, dificultad para respirar,
Estas son las recomendaciones para niños:
- Si dura más de tres días es bueno acudir a la consulta del pediatra. Si dura más de dos semanas ya es necesario indicar exámenes para buscar el origen.
- Si hay alteración en el estado de consciencia.
- Si es un bebé de menos de tres meses.
- Si el niño tiene somnolencia excesiva.
- Si hay crisis convulsivas.
“Hay enfermedades, como tuberculosis o malarias, que son más raras y dan fiebres que normalmente no se explican por otra cosa. Pero hay otras cosas, como artritis idiopática juvenil o algunos tipos de cáncer que es mejor descartar. También podría ser que un medicamento cause la fiebre”, expuso la pediatra.
En el caso de los adultos, Morales recomienda pedir consulta médica desde que se comienza con fiebre. Porque, por ejemplo, es normal que nuestro impulso sea pensar que tenemos un virus y que “se va a ir solo”, pero también existen infecciones con bacterias que requieren una receta de antibiótico.
“O también puede ser que sí tengamos un virus y nos pongamos a tomar un antibiótico, y ahí no haríamos absolutamente nada, al virus un antibiótico no le hace nada”, manifestó.
Estas son la recomendaciones para adultos:
- Cuando se lleva más de cinco días con fiebre.
- Si un adulto convulsiona debe ir a un servicio de Emergencias
- Deterioro cognitivo o manifestación de incoherencias
- Vómito que no está precedido de náuseas.
- Sudoración nocturna.
- Pérdida de peso en poco tiempo.
En la mayoría de los casos la fiebre se irá sola y quedará el recuerdo de unas horas o días incómodos, pero es bueno saber que podemos bajarla y estar pendientes de posibles señales de alerta. Siéntase Pura Vida y sepa cómo actuar ante la fiebre.
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