Nuestras acciones pueden prevenir enfermedades o aumentar el riesgo de desarrollarlas. Nuestra salud digestiva es una de las que más debemos cuidar, pues son varios los órganos que dependen de ella.
“No es nada más engullir comida que va a pasar por el esófago, estómago e intestinos para luego ser excretada, va más allá y tiene un impacto integral. Hay múltiples funciones hormonales que incluso tienen impacto en la salud mental”, precisó el gastroenterólogo Wagner Ramírez.
LEA MÁS: Muertes prematuras por enfermedades digestivas aumentaron en cinco años
La nutricionista Yorleny Chacón complementó: “cuando tenemos una buena digestión de los alimentos y el tránsito intestinal es óptimo, existe una microbiota equilibrada (llamada popularmente “flora intestinal”) y las defensas son las adecuadas”.
Los cuidados se agrupan en varios puntos y se dividen en dos ramas principales: la prevención y la detección temprana.
Prevención
Ramírez y Chacón coincidieron en que dentro de lo primordial está nuestra alimentación. Estos son los consejos de la nutricionista:
- Comer de tres a cinco porciones de frutas al día. Esto equivale a 400 gramos. Pueden intercalarse durante el día. Las frutas deben, en lo ideal, estar frescas, es decir, no procesadas.
- Tomar líquido. El agua es primordial, pero también puede venir en otras formas, por ejemplo, un caldo de pollo, que no solo aporta líquido, sino también nutrientes.
- Es fundamental reducir el consumo de productos que puedan causar irritación y desequilibrios en nuestro sistema digestivo. No abusar del café (más de tres tazas al día ya es abuso) ni del licor.
- Consumir proteínas todos los días.
- Evitar las frituras y el exceso de grasa.
- Evitar el exceso de sal.
Ramírez apuntó también a la importancia de la actividad física para ayudar en la regulación de la salud digestiva. Añadió que esta tiene beneficios en la salud mental. ¿Cuánto tiempo? Mínimo una media hora de actividad moderada a intensa.
“Usted tiene que sentir que se está moviendo, no es nada más caminar suavecito y pasar por pan para comer con natilla en la casa”, puntualizó el gastroenterólogo.
Detección temprana
Detectar enfermedades crónicas o graves puede hacerse con exámenes. Esto podría ayudarnos a saber cuándo hay, por ejemplo, una lesión precancerosa y eliminarla antes de que se desarrolle un cáncer.
En este sentido, los exámenes de sangre en heces realizados una vez al año pueden dejarnos ver si hay algo que pueda levantar sospechas de una enfermedad mayor.
A esto se le debe añadir otros exámenes, la gastroscopia, a partir de los 40 años y la colonoscopia, a partir de los 45. ¿Cada cuánto? Eso dependerá de cada paciente.
“El riesgo se evalúa de forma individual. Lastimosamente, el cáncer no es una enfermedad única, obedece a mis hábitos, a mi genética, a mi ambiente. No es lo mismo una persona que ya tiene lesiones, que una persona saludable”, manifestó el médico.
Si se ven lesiones y el tipo de lesiones son malignas podrían tratarse o eliminarse para evitar un cáncer unos años después.
“Es muy raro que se les exijan tamizajes cada año, se podrían recomendar cada año o incluso cada seis meses si hay enfermedades, pero no como métodos de detección”, expresó Ramírez.
Sin embargo, si un familiar en primer grado (papá, mamá, hermano) o varios familiares en segundo grado o tercer grado (abuelos, tíos, primos) sufrió un cáncer en el colon o en el estómago, las reglas podrían cambiar. Como norma general, la primera prueba debería realizarse cuando se tengan 10 años menos de los que tenía el familiar cuando le diagnosticaron la enfermedad.
“Si la persona más joven de la familia recibió el diagnóstico a los 38 años, yo debería hacerme la primera gastroscopia a los 28 años. Pero si lo desarrolló a los 60 años, no, porque ahí se mantiene la regla general de hacernos la primera gastroscopia a los 40 años y la primera colonoscopia a los 45″, aclaró el especialista.
Estas pruebas pueden ayudarlo a detectar a tiempo lesiones y evitar tumores, o en caso de que ya los haya desarrollado, se detectará más temprano y tendrá más posibilidades de tratamiento para tener una mejor calidad de vida.